Antonio Blanca
Finiquitada la cuarta jornada de la fase de grupos de
El martes jugaban Real Madrid y Valencia. Uno fuera de casa, el otro en su particular martirio local, con el debut de “Tintín” Koeman en el banquillo y de José Mari Bakero en la grada.
Los de Schuster hicieron un buen partido en Atenas. En el infierno griego del Olympiacos. El Georgios Karaisakis quería actuar como una olla a presión y hacer buena la estadística de que el Madrid nunca ha vencido al equipo griego en su estadio. Y lo consiguió a medias. Los blancos tuvieron oportunidades de todos los colores y formas, pero esta vez su pegada no fue tan temible como lo viene siendo en el comienzo de campaña. Ni Raúl, ni Robinho, ni Nistelrooy, ni Ramos, ni Sneijder fueron capaces de batir a un infranqueable Nikopolidis que realizó multitud de paradas y se alió con la madera, hasta dos palos dio el Madrid. También el colegiado Lubos Mitchell, una de las bestias del equipo merengue en Champions aportó su contribución y se sacó de la manga un fuera de juego inexistente de Robinho cuando ya había regateado al cancerbero griego y no quiso ver un clamoroso penalti sobre Diarra. Repitió lo de Munich el pasado marzo y por partida doble. Al final empate a cero, el Olympiacos muy contento ya que el empate le vale para seguir en el segundo puesto y optar claramente a la clasificación y el Madrid que suma 8 puntos tiene a tiro de piedra sellar matemáticamente su pase a octavos. Recuperó el conjunto de Bernd Schuster el tiempo y el buen fútbol aunque como dijo el mister alemán se echó de menos a un rubio de toque elegante y visión sobrenatural que de haber estado sobre el césped se hubiera hinchado a dar pases al hueco. El gol y ya van dos partidos (Sevilla y Olympiacos) faltó, lo más noticiable, que Iker Casillas no tuvo que realizar ninguna parada, que se lo descuenten del sueldo.
El Valencia fue una caricatura de equipo. Una risa, mera comparsa y si Quique, que seguramente estaba en su casa y disfrutando del fútbol realizado por el Rosenborg, que en Mestalla pareció el Milán de Sacchi. Pasó por encima a los pupilos de Koeman y sonrojó a toda la afición ché, llevándose los tres puntos del estadio valenciano y lo más grave de todo por 0-2. Sólo Villa se mostró operativo en ataque y la defensa, para darle la extremaunción. Floja, desubicada, lenta y sin toque de pelota. Albiol y Marchena no se enteraron “de la misa, la mitad” y Albelda está en un deplorable estado de forma. El viernes Luis da la lista para el trascendental encuentro en el Santiago Bernabéu, y sabido es que nuestro seleccionador lleva a los que más en forma están, por eso Raúl no va a la selección, por eso lleva a seis o siete jugadores del Valencia, un equipo que ahora mismo está arrasando. Arrasando la paciencia de Mestalla que no supo ni como ni a quién pitar. Algunos lo hicieron al palco, otros a los jugadores (principales culpables de la situación en la que se encuentra el Valencia) y los más exigentes silbaron a Koeman, artífice de la derrota pues lleva ya la friolera de ¡un partido como entrenador! Mucho tiempo y sin tener al equipo formado. La afición del Valencia se olvidó de pitar al actor más importante en toda esta historia, a ellos mismos. Ellos con sus quejas continuas fueron los que propiciaron que Bautista Soler cesara a Quique Sánchez y ahora con el cambio de mando se dan cuenta que tal vez no fuese la mejor opción. Cada uno tiene lo que se merece, y me da que no va a ser un milagro.
El Sevilla ganó en Bucarest por 0-
Otro que matemáticamente ya está en la siguiente ronda, en la de las eliminatorias, y que con mucha solvencia venció al Glasgow Rangers fue el Barcelona. 2-0 con goles de Henry (con la mano) y de Messi tras una pared magistral en la frontal del área con Ronaldinho. Hizo el equipo de Rijkaard los deberes y ahora tendrá la fortuna de estar en el bombo 1 como primero de grupo, de este modo se evitan a los “cocos” que el año pasado ya le abrieron la cabeza y agravaron la crisis del vestuario. El segundo puesto del grupo se lo disputarán los escoceses con los franceses del Lyon, eso a los culés les importa bien poco, eran los favoritos, los mejores, los superiores y lo han demostrado en el campo, así sí.
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