Antonio Toca
Sangre, fraude, sudor y lágrimas. El Benabéu ha vivido en estos días una lucha de poder por controlar el Real Madrid, un equipo que es algo más que un club, un equipo que pasa por ser un centro de influencia que traspasa fronteras y mueve masas, donde se cierran negocios y se toman decisiones que después aparecen reflejadas en el BOE. Poder en estado puro. Esta semana pasará a la historia del Real Madrid como una de las más convulsas en sus casi 107 años de existencia, y que ha terminado con un naviero, Vicente Boluda, como nuevo capitoste de la casa blanca.
Ayer, Ramón Calderón, dejaba el cargo como consecuencia de un escándalo que algunos ya le han puesto el nombre de ‘Naníngate’. Según ha venido destapando el diario Marca, la Asamblea de Socios Compromisarios del Real Madrid celebrada el pasado 7 de diciembre estaba amañada por completo. Dando nombres y apellidos y publicando las fotos de sus caras, el rotativo madrileño demostró que a esa asamblea habían accedido como compromisarios varios amigos y conocidos de Mariano Rodríguez ‘Nanín’ –ex empleado del club y colaborador de Calderón desde el proceso electoral de 2006- y del resto del entorno del presidente. Estos infiltrados votaron, sin tener derecho a ello, a favor de todas las propuestas presentadas por la directiva blanca, entre ellas, la aprobación de unos presupuestos que estaban en entredicho.
Calderón convirtió el Bernabéu en un cortijo, haciendo y deshaciendo a su antojo, y dejando a numerosos muertos en el camino. Había demasiados intereses empresariales para que fueran monopolizados por un advenedizo de Palencia, así que los muertos comenzaron a salir de los armarios. Pedro J. Ramírez y su grupo de comunicación Unidad Editorial (Marca, El Mundo, Expansión, etc.) decidieron, persiguiendo esos intereses y después de un pequeño enfrentamiento entre el Calderón y Eduardo Inda (director de Marca), darle la puntilla al presidente. Y con este cerco mediático acorralándole, sumado al de José Antonio Abellán desde la Cadena Cope, Calderón fue reculando en los últimos meses hasta encontrar un único apoyo fiable: el del grupo PRISA (El País, SER, Cuatro, etc.). Al Grupo de los Polanco les interesaba que Calderón siguiera al frente. De hecho, el último nombramiento que hizo en su mandato fue el de Alejandro Elortegui como nuevo Dircom de la Casa Blanca, que hasta entonces era el máximo responsable del área de revistas de PRISA.
Pedro J. jugó fuerte y se salió con la suya. Pero el jueves por la noche, cuando Calderón ya había decidido su dimisión, PRISA presionó con fuerza para evitar su marcha, retrasándola hasta el viernes al mediodía. Y es que estaba en juego el nuevo acuerdo de los derechos televisivos del Madrid que, con la directiva actual, tenía prácticamente asegurados Audiovisual Sport (AVS), cuyo máximo accionista es PRISA. La disputa que mantienen AVS y Mediapro se avivará en este periodo de incertidumbre hasta la celebración de las próximas elecciones del Real Madrid, convocadas para final de la presente temporada.
Todos los grandes grupos quieren su parte del pastel y no van a renunciar a la tentación de influir en el ‘mejor club del siglo XX’. Pedro J. cuenta con un ‘infiltrado’ en este proceso de transición. Se trata de Melchor Miralles, responsable de El Mundo TV. El periodista fue directivo de Calderón y encargado de la sección de baloncesto hasta hace unos meses, cuando abandonó alegando motivos personales. Se sumó al proyecto ‘calderoniano’ tras el triunfo electoral, avalado económicamente por el actual presidente, el empresario naval Vicente Boluda. Tras un tiempo alejado de la realidad del club, el periodista reapareció como por arte de magia el pasado jueves en la reunión de crisis convocada por el todavía presidente en su casa. Allí estaban los directivos Boluda, Trapote y Suárez, y el director deportivo Pedja Mijatovic.
Miralles estuvo hasta las dos de la madrugada preparando la mejor salida para Ramón Calderón. Es más que probable que hiciera, a su vez, de intermediario de Pedro J. para llegar a un acuerdo y poner tope a la publicación de escándalos. Incluso se permitió el lujo, ‘traicionando’ temporalmente a su jefe, de salir en defensa de Calderón el viernes, sabiendo ya que se iba. Habrá que ver el lugar que ocupa durante el mandato de su mentor Vicente Boluda.
El nuevo presidente tiene ahora la misión de traer la paz al club. Pero el asalto a la Casa Blanca no ha hecho más que comenzar. La caída de Ramón Calderón es el primer paso para lograr la limpieza de la parte importante del organigrama del Real Madrid. Todos aquellos que desean controlar el club más laureado de nuestro país irán moviendo ficha y ocupando posiciones de cara a las próximas elecciones. Y mientras, por detrás, siguen asomando los fantasmas de antiguos inquilinos del sillón presidencial del Santiago Bernabéu.
Ayer, Ramón Calderón, dejaba el cargo como consecuencia de un escándalo que algunos ya le han puesto el nombre de ‘Naníngate’. Según ha venido destapando el diario Marca, la Asamblea de Socios Compromisarios del Real Madrid celebrada el pasado 7 de diciembre estaba amañada por completo. Dando nombres y apellidos y publicando las fotos de sus caras, el rotativo madrileño demostró que a esa asamblea habían accedido como compromisarios varios amigos y conocidos de Mariano Rodríguez ‘Nanín’ –ex empleado del club y colaborador de Calderón desde el proceso electoral de 2006- y del resto del entorno del presidente. Estos infiltrados votaron, sin tener derecho a ello, a favor de todas las propuestas presentadas por la directiva blanca, entre ellas, la aprobación de unos presupuestos que estaban en entredicho.
Calderón convirtió el Bernabéu en un cortijo, haciendo y deshaciendo a su antojo, y dejando a numerosos muertos en el camino. Había demasiados intereses empresariales para que fueran monopolizados por un advenedizo de Palencia, así que los muertos comenzaron a salir de los armarios. Pedro J. Ramírez y su grupo de comunicación Unidad Editorial (Marca, El Mundo, Expansión, etc.) decidieron, persiguiendo esos intereses y después de un pequeño enfrentamiento entre el Calderón y Eduardo Inda (director de Marca), darle la puntilla al presidente. Y con este cerco mediático acorralándole, sumado al de José Antonio Abellán desde la Cadena Cope, Calderón fue reculando en los últimos meses hasta encontrar un único apoyo fiable: el del grupo PRISA (El País, SER, Cuatro, etc.). Al Grupo de los Polanco les interesaba que Calderón siguiera al frente. De hecho, el último nombramiento que hizo en su mandato fue el de Alejandro Elortegui como nuevo Dircom de la Casa Blanca, que hasta entonces era el máximo responsable del área de revistas de PRISA.
Pedro J. jugó fuerte y se salió con la suya. Pero el jueves por la noche, cuando Calderón ya había decidido su dimisión, PRISA presionó con fuerza para evitar su marcha, retrasándola hasta el viernes al mediodía. Y es que estaba en juego el nuevo acuerdo de los derechos televisivos del Madrid que, con la directiva actual, tenía prácticamente asegurados Audiovisual Sport (AVS), cuyo máximo accionista es PRISA. La disputa que mantienen AVS y Mediapro se avivará en este periodo de incertidumbre hasta la celebración de las próximas elecciones del Real Madrid, convocadas para final de la presente temporada.
Todos los grandes grupos quieren su parte del pastel y no van a renunciar a la tentación de influir en el ‘mejor club del siglo XX’. Pedro J. cuenta con un ‘infiltrado’ en este proceso de transición. Se trata de Melchor Miralles, responsable de El Mundo TV. El periodista fue directivo de Calderón y encargado de la sección de baloncesto hasta hace unos meses, cuando abandonó alegando motivos personales. Se sumó al proyecto ‘calderoniano’ tras el triunfo electoral, avalado económicamente por el actual presidente, el empresario naval Vicente Boluda. Tras un tiempo alejado de la realidad del club, el periodista reapareció como por arte de magia el pasado jueves en la reunión de crisis convocada por el todavía presidente en su casa. Allí estaban los directivos Boluda, Trapote y Suárez, y el director deportivo Pedja Mijatovic.
Miralles estuvo hasta las dos de la madrugada preparando la mejor salida para Ramón Calderón. Es más que probable que hiciera, a su vez, de intermediario de Pedro J. para llegar a un acuerdo y poner tope a la publicación de escándalos. Incluso se permitió el lujo, ‘traicionando’ temporalmente a su jefe, de salir en defensa de Calderón el viernes, sabiendo ya que se iba. Habrá que ver el lugar que ocupa durante el mandato de su mentor Vicente Boluda.
El nuevo presidente tiene ahora la misión de traer la paz al club. Pero el asalto a la Casa Blanca no ha hecho más que comenzar. La caída de Ramón Calderón es el primer paso para lograr la limpieza de la parte importante del organigrama del Real Madrid. Todos aquellos que desean controlar el club más laureado de nuestro país irán moviendo ficha y ocupando posiciones de cara a las próximas elecciones. Y mientras, por detrás, siguen asomando los fantasmas de antiguos inquilinos del sillón presidencial del Santiago Bernabéu.