Con el gol de Villa, España mete directamente la cabeza en las semifinales de la Confederaciones y espera teóricamente a Italia o Brasil como rival
Antonio Blanca
La selección española se impuso por la mínima (1-0) a Iraq en el Free State de Bloemfontein (que nombre tan rimbombante) en su segundo partido de la Copa Confederaciones de Sudáfrica, dejando ya sellado su pase a semifinales antes de cerrar la primera fase el sábado ante la anfitriona. Cómo hace un año ocurrió cuando apeamos a Italia de los cuartos de la Eurocopa, en esta ocasión y vía directa estaremos otro mes de Junio (casi 365 días después del mágico choque ante Rusia) pegados ante el televisor para ver a España y gozar de unas “semis”, ronda a la que tan bien nos estamos acostumbrando.
El corto resultado no reflejó la manifiesta superioridad de España, que acosó la meta rival hasta que consiguió el tanto del triunfo y luego pudo tomárselo con placidez y alcanzar las 14 victorias consecutivas y la duodécima desde la llegada de Vicente del Bosque. El segundo tiempo fue mucho mejor por parte de los nuestros que el primero, donde los iraquíes se atrincheraron en su área, y los pupilos españoles no supieron romper el cerrojo planteado por Milutinovic.
Fue Villa, que remató de cabeza el gol y la clasificación, suma ya 30 tantos con la selección nacional, superando la marca de Fernando Hierro y colocándose a 14 de Raúl González, máximo artillero de la historia de la “Roja”.
Después de su brillante estreno (5-0) ante Nueva Zelanda, España afrontó el partido sabiendo que el campeón de Asia no iba a ser un rival tan inocente y estaría sobre aviso, además de parapetado en su campo, como se vio desde el principio.
El experimentado Bora Milutinovic propuso una telaraña de jugadores para evitar el juego de España y renunció por completo al fútbol propio, consciente de que una propuesta más arriesgada hubiera sido un suicidio.
Iraq apenas creó problemas a Casillas, convencido de que, como en el partido ante Sudáfrica, el empate sería un buen resultado, aunque, pese a todo, España gozó de oportunidades, algunas claras como las de Torres, Villa o Cazorla en la primera media hora.
Del Bosque modificó un tanto el esquema para reforzar el centro del campo y tratar de que Torres y Villa pudieran recibir con mayor comodidad, aunque la mejor ocasión en medio del asedio llegó a balón parado la falta botada por Xavi no encontró rematador claro y el partido llegó al descanso con el resultado inicial pese a la neta superioridad de la “Roja”.
En la reanudación, España saltó con ánimos renovados y con un Villa hambriento. El 'guaje' cabeceó a las manos de Mohamed Kassid en el minuto 53 una falta botada por Cazorla, que fue la antesala del gol.
Y es que apenas dos minutos después, Villa alcanzó la treintena de goles con la selección al cabecear el balón al fondo de la red, esta vez ante la impotencia del portero iraquí, y tras un buen centro de Capdevila, elevando un poco más si cabe su ya altísimo 'caché'.
Con el gol España se relajó y, aunque siguió gozando de un gran número oportunidades, no estaba ya necesitada y podía darle mayor tranquilidad, enlazando jugadas de mérito ante un rival que apenas inquietaba y al que la derrota mínima.
Mata, con un disparo a bocajarro en el 78, tuvo una de las más claras, mientras Milutinovic echó mano de todo su arsenal para los últimos minutos, pero el partido ya no tuvo historia y mantuvo la incertidumbre sólo por el corto marcador, suficiente para superar el primer examen y alcanzar las semifinales.
El corto resultado no reflejó la manifiesta superioridad de España, que acosó la meta rival hasta que consiguió el tanto del triunfo y luego pudo tomárselo con placidez y alcanzar las 14 victorias consecutivas y la duodécima desde la llegada de Vicente del Bosque. El segundo tiempo fue mucho mejor por parte de los nuestros que el primero, donde los iraquíes se atrincheraron en su área, y los pupilos españoles no supieron romper el cerrojo planteado por Milutinovic.
Fue Villa, que remató de cabeza el gol y la clasificación, suma ya 30 tantos con la selección nacional, superando la marca de Fernando Hierro y colocándose a 14 de Raúl González, máximo artillero de la historia de la “Roja”.
Después de su brillante estreno (5-0) ante Nueva Zelanda, España afrontó el partido sabiendo que el campeón de Asia no iba a ser un rival tan inocente y estaría sobre aviso, además de parapetado en su campo, como se vio desde el principio.
El experimentado Bora Milutinovic propuso una telaraña de jugadores para evitar el juego de España y renunció por completo al fútbol propio, consciente de que una propuesta más arriesgada hubiera sido un suicidio.
Iraq apenas creó problemas a Casillas, convencido de que, como en el partido ante Sudáfrica, el empate sería un buen resultado, aunque, pese a todo, España gozó de oportunidades, algunas claras como las de Torres, Villa o Cazorla en la primera media hora.
Del Bosque modificó un tanto el esquema para reforzar el centro del campo y tratar de que Torres y Villa pudieran recibir con mayor comodidad, aunque la mejor ocasión en medio del asedio llegó a balón parado la falta botada por Xavi no encontró rematador claro y el partido llegó al descanso con el resultado inicial pese a la neta superioridad de la “Roja”.
En la reanudación, España saltó con ánimos renovados y con un Villa hambriento. El 'guaje' cabeceó a las manos de Mohamed Kassid en el minuto 53 una falta botada por Cazorla, que fue la antesala del gol.
Y es que apenas dos minutos después, Villa alcanzó la treintena de goles con la selección al cabecear el balón al fondo de la red, esta vez ante la impotencia del portero iraquí, y tras un buen centro de Capdevila, elevando un poco más si cabe su ya altísimo 'caché'.
Con el gol España se relajó y, aunque siguió gozando de un gran número oportunidades, no estaba ya necesitada y podía darle mayor tranquilidad, enlazando jugadas de mérito ante un rival que apenas inquietaba y al que la derrota mínima.
Mata, con un disparo a bocajarro en el 78, tuvo una de las más claras, mientras Milutinovic echó mano de todo su arsenal para los últimos minutos, pero el partido ya no tuvo historia y mantuvo la incertidumbre sólo por el corto marcador, suficiente para superar el primer examen y alcanzar las semifinales.