jueves, 13 de septiembre de 2007

LA ESPAÑA BUENA

Los chicos de oro se juegan esta noche el pase a las semifinales para continuar haciendo historia en el baloncesto mundial

Antonio Blanca

Tras lo anoche visto sobre el césped del Carlos Tartiere en Oviedo sólo se puede sacar una conclusión positiva, dependemos de nosotros mismos para estar en la Eurocopa de Suiza y Austria, porque por el juego derrochado, los nuestros fueron un verdadero tostón, un suplicio, cada vez que se miraba el crono para ver cuánto le quedaba al partido a uno se le hacía un mundo. El reloj anoche fue más lento, más tortuoso, como el fútbol de la “roja” de Aragonés, a excepción de Iniesta (este chico cada vez es más bueno) y Joaquín que sí desbordó por la banda y puso el pase de gol en el primero. Los demás grises e idos, perdidos, sin rumbo, con pocas ganas, contagiados por el blando espíritu de un Luis Aragonés que ya no sabe que hacer, que no encuentra la fórmula mágica, y tal vez no la encuentra porque no la tenga. Al final del partido, pitos para la selección y voces de dimisión para el “sabio”. Esta España parece abocada al fracaso.

El equipo que sí que parece que no está abocado a ningún fracaso más bien todo lo contrario, es la España buena, la que emociona, la que ilusiona, la que juega como los ángeles, los “Harlem Glovers Trotters” de Sant Boi, Madrid, Córdoba, Málaga, Villanueva de la Serena, Las Palmas, Badalona, etc. Son nuestros chicos de oro, nuestra selección de baloncesto, nuestros campeones del mundo.

A algunos evidentemente las comparaciones les resultarán odiosas, a mí no. Los jugadores de baloncesto, deben ser el espejo en el que los chicos de fútbol han de mirarse, amén que no tenemos ningún Pau Gasol o José Manuel Calderón futbolístico, y desde luego Luis Aragonés no es “Pepu” Hernández.

Hace tres o cuatro años, si alguien dice que este país iba a vivir con más pasión otro deporte que no fuera el fútbol, le hubiéramos tomado por loco, por demente. Pero aunque parezca mentira, España se ha olvidado del balón y la portería, para mirar hacia el techo y lanzar a canasta. Y, es que el baloncesto le ha ganado la partida al fútbol sin hacer ruido, con un grupo de jugadores irrepetibles, que disfrutan y hacen disfrutar, la frase que lo resume todo fue la cantada en el Telefónica Arena la pasada noche, ¡“esto sí que es una selección!”. Claro que es una selección, y… ¡campeona del mundo!, con muchas opciones de serlo de Europa, y con las vistas puestas en los Juegos Olímpicos de Pekín del próximo año, una triple corona, que evidentemente es impensable en el fútbol.

Pero para conseguir eso, lograr ese sueño, que este país se mueva a sones de rap, de charanga y aplaudidores, de triples y zapatillas en el parqué, esta noche hay que superar el primer escollo ante la Alemania de Dirk Nowitzki, la estrella de los Mavericks de Dallas. Respeto sí, miedo no. Nuestra selección de baloncesto ha conseguido darle la vuelta a la historia, y que ahora seamos los temidos, y es que como el Cid campeador, este equipo hasta después de muerto vencerá. La primera cita para continuar haciendo historia, esta noche, en el Palacio de los Deportes, en los cuartos de final. El oro está más cerca.

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