Los chicos de oro se juegan esta noche el pase a las semifinales para continuar haciendo historia en el baloncesto mundial
Tras lo anoche visto sobre el césped del Carlos Tartiere en Oviedo sólo se puede sacar una conclusión positiva, dependemos de nosotros mismos para estar en
El equipo que sí que parece que no está abocado a ningún fracaso más bien todo lo contrario, es
A algunos evidentemente las comparaciones les resultarán odiosas, a mí no. Los jugadores de baloncesto, deben ser el espejo en el que los chicos de fútbol han de mirarse, amén que no tenemos ningún Pau Gasol o José Manuel Calderón futbolístico, y desde luego Luis Aragonés no es “Pepu” Hernández.
Hace tres o cuatro años, si alguien dice que este país iba a vivir con más pasión otro deporte que no fuera el fútbol, le hubiéramos tomado por loco, por demente. Pero aunque parezca mentira, España se ha olvidado del balón y la portería, para mirar hacia el techo y lanzar a canasta. Y, es que el baloncesto le ha ganado la partida al fútbol sin hacer ruido, con un grupo de jugadores irrepetibles, que disfrutan y hacen disfrutar, la frase que lo resume todo fue la cantada en el Telefónica Arena la pasada noche, ¡“esto sí que es una selección!”. Claro que es una selección, y… ¡campeona del mundo!, con muchas opciones de serlo de Europa, y con las vistas puestas en los Juegos Olímpicos de Pekín del próximo año, una triple corona, que evidentemente es impensable en el fútbol.
Pero para conseguir eso, lograr ese sueño, que este país se mueva a sones de rap, de charanga y aplaudidores, de triples y zapatillas en el parqué, esta noche hay que superar el primer escollo ante
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