manos.
Éxitos en un principio impensables (¡recuerden 29 de junio!), y aunque este Fútbol Arena sea en principio y ojo, también en final un blog dedicado al fútbol, mi humilde pluma, bueno si soy sincero teclado del portátil no me han dejado resistirme a escribir sobre el deporte en global, habiendo sido este 2008 un año olímpico y todo.
Refiriéndome a las Olimpiadas de Pekín (de poco han servido para abrir la dictadura hacia la libertad como así lo pretendía el COI), han sido lo Juegos supersónicos, dadas las marcas registradas (también podrían apelarse “superhumanos”). "Superman" no existe, es personaje ficticio, pero en el planeta tierra si que hay cabida para dos héroes muy reales, que perdurarán al paso del tiempo, el jamaicano Usain Bolt, tricampeón olímpico en el eléctrico tartán de la capital china y el estadounidense Michael Phelps “tiburón de Baltimore”, ocho oros colgados después de levitar sobre la piscina del 'Cubo de Agua', convirtiéndose en el mejor deportista olímpico de la historia y para otros muchos en uno de los mejores de todos los tiempos; supusieron airear en parte el férreo mando chino comunista al mundo exterior (censura de prensa y recortes de derechos individuales al margen) y el estancamiento del deporte español: aprobado/bien raspado (18 medallas, cinco de oro), pero muy lejos del salto cualitativo que desde los estamentos deportivos españoles (Jaime Lissavetzky, secretario de estado para el deporte) se prometía en la víspera. En los corazones, eso sí, se recordará el mejor partido de baloncesto de la historia: España, los chicos de Aíto García Reneses, rozaron el título olímpico en una final memorable ante la engrasadísima maquinaria estadounidense, con casi todos sus geniales elementos en liza, Bryant, James, Wade… y los árbitros, pero con ese factor casi que ya se contaba. Una plata que moralmente fue oro. Sin pasar por alto tampoco, la medalla de oro que Nadal obtuvo en el tenis masculino, donde el manacorí se paseó literalmente por la pista rápida.
Hablando de Rafa Nadal, número uno del mundo, Roland Garros, Wimbledon, Premio Príncipe de Asturias y la mencionada medalla de Oro en Pekín. ¡Todo en un mismo año! Casi nada para un chaval que acaba de cumplir 22 primaveras. La final en Wimbledon, ante Roger Federer, el rey destronado, resuelta en cinco agónicos sets, quedará para siempre en el recuerdo: fue uno de los grandes momentos de 2008, sin lugar a dudas, el más deslumbrante si de deportes individuales hablamos, y posiblemente entre los tres mejores partidos de la historia del deporte de la raqueta. La gota que colmó el vaso fue la final de la Copa Davis, Argentina partía como favorita pero el pundonor de Feliciano, Verdasco y Ferrer fue más que suficiente para engordar nuestras arcas con la segunda ensaladera de la historia del tenis español allá en la Patagonia.
Un deporte que lleva varios años dando alegrías a la afición española y en las grandes plazas es el ciclismo (para servidor el deporte más duro y sacrificado de cuantos hay). Triple corona, Giro de Italia, Tour de Francia y Vuelta a España. Las tres grandes conquistadas dos de ellas por el mejor ciclista del panorama, el pinteño Alberto Contador, y el Tour, la ronda eterna, para un ciclista de los llamados gregarios, y que con una lección todopoderosa de cómo se debe subir l’Alpe D’Huez, Carlos Sastre se adjudicó el maillot oro, que ya no soltaría hasta los Campos Elíseos de París. Pero la gesta española en la bicicleta no queda ahí, porque casi sin tiempo para digerir el gran éxito de Sastre (tercer Tour de manera consecutiva para España), Samuel Sánchez se colgaba la medalla de Oro, en la Gran Muralla china en la final de fondo en carretera masculina.
No me puedo olvidar de los dos grandes iconos del deporte español fuera del 'Reino', Fernando Alonso y Pau Gasol, tuvieron un año cuanto menos peculiar. Al primero, su enemistad con el binomio Ron Dennis-Lewis Hamilton le sacó de la potente McLaren para volver a su amada Renault. Flavio Briatore le abrió los brazos, pero no le devolvió al camino del éxito (dos mundiales en 2005 y 2006) pasado, el asturiano subió en dos ocasiones a lo más alto del podio, fue en la recta final del campeonato ganado por Hamilton y después de una primera parte de mundial en la que el monoplaza del asturiano luchaba con los peores de la parrilla. Por su parte, Gasol (plata olímpica) dio la primera gran noticia del año al deporte español, en enero se anunciaba su traspaso a Los Ángeles Lakers. Su rendimiento, agotado físicamente y acribillado por las lesiones, fue decreciendo hasta llegar a la final de la NBA contra los Celtics de Boston sin apenas gasolina: él y su equipo lo notaron, y se quedaron sin el ansiado anillo.
Como es lógico y evidente no me podía olvidar del deporte rey, el fútbol. Marcado con letras de oro en la historia por un acontecimiento, la Eurocopa 2008. Por fin, allá por el mes de junio, España entraba en una locura patriótica. La gente salía a gritar a la calle que viva España, se hermanaba con sus conciudadanos, se fundían en abrazos, el orgullo de ser español era (y es) notorio y palpable. La culpa de esa situación, España, sí España la de la selección de fútbol, 44 años después, esta vez en Viena, lo había logrado, el 29 de junio, ¡éramos campeones de Europa! plasmó a la perfección, Una fabulosa generación de futbolistas entrenada por Luis Aragonés, plasmó a la perfección la idiosincrasia del fútbol español, el fútbol poesía, o lo que es lo mismo, jugadores de poco peso al servicio del balón. Así, se quedaron por el camino Suecia, Italia (en una tanda de penaltis agónica, en la que Casillas se hizo extraterrestre por los siglos de los siglos), Rusia (exhibición incluida de Xavi, Cesc, Iniesta, Silva y todos los demás magníficos solistas del equipo español) y, por su puesto, Alemania en la final: 1-0, gol de Torres y título 44 años más tarde para el fútbol español, que, con Xavi (merecidamente elegido mejor jugador del torneo) y Villa (pichichi con cuatro tantos) presidiendo los galardones individuales, se coronó como una potencia del fútbol mundial. Un sueño cumplido por todo un país. Gracias eternas.
Antes de aquello, la liga española cayó en las manos del Real Madrid por segunda temporada consecutiva. Menos industrial que en la versión del curso anterior (se notó, menos de lo esperado eso sí, el relevo en el banquillo: Bernd Schuster sustituyó a Fabio Capello), el equipo de Chamartín se comportó como un grupo solvente, solidario, rocoso y muy bien empezado y terminado, o lo que es lo mismo, con un gran Iker Casillas y un letal Ruud Van Nistelrooy. Por el camino, creció Higuaín, y mucho, Raúl (injustísimamente se quedó sin europeo) rejuveneció diez años y los defensas contratados (Pepe y Heinze) cumplieron con nota en comparación a centrales blancos anteriores. Fue una liga de récord la conquistada por los blancos (máximo de puntos obtenidos por el primero), que hicieron de nuevo de las remontadas su bandera, siendo épica la conseguida en Pamplona, bajo la lluvia, en cuatro minutos (del 41 al 45 de la segunda parte), para darle la vuelta a un 1-0, y vencer 1-2 proclamándose campeones de liga y haciendo histórica la instantánea del pasillo del Barcelona al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. La Champions fue a parar para el Manchester United de Cristiano Ronaldo (temporada prodigiosa del portugués) en una final totalmente británica y decidida injustamente por penaltis ante el Chelsea, que sin Mourinho en el banquillo mereció mucho más que la derrota. La UEFA la conquistó un desconocido equipo de San Petersburgo, el Zenit, capitaneado por un rubio llamado Arshavin que posteriormente en la Eurocopa enamoraría a medio continente. La Copa del Rey la obtuvo el Valencia en su año más convulso, quedándose el Getafe por segundo año con la miel en los labios. El Getafe de Laudrup que nos dejó en abril un partido para la historia, apunto de derrotar al Bayern de Munich en la UEFA, con toda una proeza de partido, jugando con un hombre menos casi toda la vuelta por la expulsión rigurosa de De la Red, y que en la prórroga a 10 segundos de finiquitarse el choque, se llevó otro palo enorme, los alemanes empataron el partido dejando en la cuneta a los “azulones”. Año de fútbol bueno, como el que ahora está desplegando el Barça de Guardiola, líder destacado de la liga BBVA. Pero sin duda, este 2008 será recordado por toda una nación, España, por haber logrado la Eurocopa de Austria y Suiza, un cálido 29 de junio, dando la mayor satisfacción al país en mucho tiempo.
Ahora, márquense una lista con sus objetivos y deseos para el 2009 y ojalá los puedan llevar a cabo. Sin más, disfruten de estos próximos 365 días, y ¡Feliz Año Nuevo!