FUTBOL ARTE O VER A ESPAÑA

Vigésimo noveno partido consecutivo sin perder de la “Furia Roja” que anoche derrotó con manifiesta superioridad a la Inglaterra de Capello

Antonio Blanca

No jugaba en su “casa” España desde hacía la friolera de ocho años, pero anoche Sevilla y la selección se volvieron a reencontrar, la llama de la pasión, la afición arengando a los nuestros, ejerciendo de auténtico jugador número 12 regresó. Fue el Ramón Sánchez Pizjuán (conmemoraba los 50 años de su construcción) testigo del partido ante los ingleses, y Sevilla sigue siendo talismán para España, jamás el combinado nacional ha caída en la preciosa capital de Andalucía.

Han pasado ya más de dos años, rivales de mucha entidad, otros mediocres y alguna banda. Todos han pasado su cuello por la espada afilada de España, ninguna selección ha sido capaz de derrotar a la “roja”, y claro, se concatenan 26 victorias, 3 empates y ninguna derrota, más el sueño que ahora parece eterno de todo un país, la Eurocopa de Austria y Suiza.

Anoche le tocó tras dos años de la transformación de Manchester, volver a hincar las rodillas en el suelo a los “pross”. Con Capello en el banquillo, con Beckham haciéndole compañía en el mismo, y con una selección muy ordenada atrás y con rapidez arriba se presentó Inglaterra en el verde del Sánchez Pizjuán, les faltaban Rooney y Gerrard, bajas sensibles que quizás hubieran igualado un poquito la balanza.

¿Para que les valió? Para disfrutar del fútbol arte de nuestra selección. El resultadismo “capelliano”, tan de moda desgraciadamente, sucumbió ante el gusto por el fútbol de naturales profundos y garbosas jugadas. ¡Olé! Que manera de jugar de este equipo, que en esencia forja lo que debe ser el fútbol, toque, detalles, orden, inspiración, exquisitez, internadas y rapidez en los extremos, y dos futbolistas que son los que portan el talento más profundo e innato de esta selección que parece haber estado concebida por la brocha de Velázquez o la pluma de Aleixandre. Iniesta y Xavi, por eso el Barcelona también juega de modo tan magnífico. A España hoy por hoy le falta enfrentarse a la Argentina de Maradona y Messi, pero calma, ¿nos imaginamos donde debiera verse choque de tamaño calibre? Johannesburgo, julio de 2010, último partido de la Copa del Mundo, sólo de pensarlo se erizan todos los vellos del cuerpo.

Del Bosque ha dado continuidad a la buena fórmula encontrada por Luis Aragonés, aderezándola con su clásico toque, buscando más calidad en medio campo y actuando con las bandas como extensión de Xavi e Iniesta (no me cansaré de repetir que tenemos dos motores de lujo con los que ninguna otra selección cuenta). Atrás Casillas y si no está el madridista le suple de mil maravillas Reina. Una defensa sólida con Puyol y Ramos como estandartes, unos escuderos para Xavi e Iniesta que para sí hubiera querido nuestra Armada en el siglo XVI, y arriba Villa en continuo estado de gracia con España. No puedo obviar el gran debut de Piqué (mérito atribuible al chaval y a Guardiola) y el primer tanto de Fernando Llorente, el ‘9’ navarro se ha erigido en el delantero alto que siempre hemos tenido, Salinas, Urzáiz, Pizzi… con la diferencia que el jugador del Bilbao tiene una clase que antes ningún delantero de esas características tuvo.

Con estos ingredientes, junto con el ansia de ganar hasta a las canicas, España tiene por delante un panorama inmejorable para seguir batiendo todo tipo de registros, y permitir el enamoramiento de un país con un equipo. Dicen que los deseos si se realmente son anhelados en lo más profundo del alma, se ven cumplidos, pues 45 millones de almas tenemos uno en común, que en año y medio, ojalá y veamos realizado, mientras disfrutemos de cada encuentro, los jugadores y nosotros nos lo merecemos.