Partido
cumbre del lateral internacional del Real Madrid autor de un tanto y asistente
de otro
Antonio Blanca
El
Real Madrid logró ayer miércoles su cuarta victoria en la fase de grupos de la
Liga de Campeones al derrotar goleando 4-1 al Galatasaray en la quinta jornada,
en un partido que el conjunto de Carlo Ancelotti supo resolver con suficiencia
pese a disputar más de una hora de encuentro con un hombre menos, por la
expulsión de Sergio Ramos en la primera parte.
La
noche europea sin Cristiano Ronaldo, baja por lesión, sirvió al Real Madrid
para exhibir su dominio en el grupo y confirmar su pegada, en un partido con
poca brillantez local pero sin embargo suficiente ante la candidez del
Galatasaray, al que la derrota en el Bernabéu no le alteraba demasiado el guión.
Ganando en la última jornada a la Juventus, los turcos serán equipo de octavos
de final.
Apenas
tres minutos tardó Gareth Bale en asumir tratar de ocupar el hueco de Cristiano
Ronaldo. Un desmarque al espacio del galés le dejó solo ante el meta turco,
Eray Iscan, pero el '11' madridista no se percibió de la presencia de Jesé, a
su lado para empujar el gol, y su remate con la zurda acabó marchándose fuera.
Fue, no obstante, su primer aviso.
Pese
a la intimidación inicial, el Real Madrid vivió atascado, plano. Sin chispa en
la medular, con Isco lejos de su zona de influencia y ambas bandas
intermitentes, el Galatasaray no sufrió en exceso desde su invitación al
dominio local. Los de Ancelotti preferían el espacio pero se encontraban
siempre con el balón.
El
escenario del choque lo alteró bruscamente Sergio Ramos, que cometió un error
flagrante a los 25 minutos de juego. Su forcejeo con Umut Bulut, siendo el
sevillano el último defensor, acabó con una roja directa que obligó a su
técnico a poner fin de inmediato la probatura de Jesé para volver a formar la
zaga de cuatro, con el cambio de Nacho.
La
expulsión acentuó la comodidad del cuadro de Mancini, consciente en todo
momento de que su 'final' será el duelo ante la Juventus en Turquía. Sin embargo
el 'fantasma' de Cristiano sobrevoló el Bernabéu y a los 36 minutos un libre
directo de Bale, con forma de mísil teledirigido y el sello de portugués,
sorprendió a Iscan para adelantar al Madrid.
Tan
solo un minuto después el marfileño Drogba regaló una cátedra de 'nueve',
primero zafándose de espaldas de Nacho y después metiendo un balón en
profundidad para la carrera del omnipresente Bulut. El turco resolvió con
sangre fría y devolvió el empate, sirviendo como preludio además a los mejores
minutos del 'Galata', que se creyó entonces ser capaz de dar la campanada.
La
fe, expuesta también tras la reanudación, duró muy poco. El Madrid golpeó como
acostumbra, sin avisar, a los cinco minutos de segunda parte, cuando Arbeloa
irrumpió en el área para rematar, cual ariete, un centro de Di María. Doce
minutos más tarde se invirtieron los protagonistas y el español, pletórico,
asistió al argentino para asestar un golpe ya mortal al encuentro.
El
'Galata' bajó los brazos y solo exigió una acción de mérito de Iker Casillas,
que el capitán blanco salvó de forma espectacular. El Madrid, que con la
entrada de Alonso halló el poso definitivo en su línea medular, caminó sin
sobresaltos hacia una nueva victoria, antes de cerrar el partido con otro nuevo
golpe sobre la mesa.
El
malagueño Isco sacó a relucir su 'capote' y recortó a dos defensas turcos, uno
en la frontal y el otro al borde del área pequeña, antes de batir a Iscan,
marcando el cuarto tanto a nueve minutos del final y consumando el hundimiento
de los de Mancini en la segunda mitad. Los turcos tendrán una última bala en la
última jornada, en el Ali Sami Yen ante la Juventus. Sólo les valdrá ganar en
una jornada ya de puro trámite para el Real Madrid, que viajará en primera
clase hacia los octavos de final.