jueves, 19 de febrero de 2015

EL NUEVO PRÍNCIPE


Aún con el mal mes y pico que lleva el conjunto blanco, Isco sigue demostrando ser el jugador más valioso de la plantilla con un talento desmesurado

Antonio Blanca

Ahora que la máxima estrella del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, está sufriendo un bajón en su estratosférico rendimiento, físico y anímico, la maltrecha rodilla izquierda junto a la ruptura con la exuberante modelo rusa Irina Shayk, le están martilleando y parece no dejarle concentrarse cien por cien en su labor. Este momento gris del portugués coincide con el mal juego del equipo blanco, que en 2015 está empeorando sus números.  

Con esto, de entre el plantel de jugadores de la plantilla del Real Madrid surge una figura, se eleva entre todas un futbolista descomunal. Francisco Román Alarcón Suárez, Isco, abran paso y cojan sus plumas los escribas. Por su excelsa calidad, el andaluz estaba llamado desde un principio a hacer algo grande en Chamartín, y ya se ha iniciado lo que parece un idilio del malagueño con el Madrid que va para años. Las diferentes bajas que viene adoleciendo el equipo entrenado por Ancelotti en el medio del campo (ayudadas posiblemente por una mala planificación en la parcela físico deportiva, así como en la gestión de los minutos de juego, responsabilidad del entrenador), convirtieron a Isco en titular indiscutible. Y el ‘23’ del Madrid ha respondido al órdago sin achicarse, al contrario, desplegando una dimensión de futbolista total que hasta él mismo posiblemente desconociera. Ya no solo se suma al ataque, sino que defiende cuál mosquetero de la corte francesa del siglo XVI.  

Un cambio de rol completo acontecido en apenas año y medio. Isco ha pasado de prácticamente no tener tiempo más que para dejar detalles, pinceladas de arte, partiendo desde el banquillo, a adquirir un peso en el juego del equipo que lo ha convertido en una pieza absolutamente indispensable dentro de los esquemas del mismo. Quizá esta modificación de su estatus no se produjo con anterioridad a causa del recelo con que contempla el técnico la idea de prescindir en su once de gala de algún jugador cuya contratación supuso al club la realización de una fuerte inversión económica. ¿Cómo explicar la suplencia de un futbolista de ochenta o noventa millones de euros? Difícil.

Cuando el de Benalmádena ha tenido la continuidad precisa para un futbolista de élite, Isco ha respondido salvando la sensible baja de Modric, haciendo de éste y también de volante tapón, de organizador, de interior zurdo, de mediapunta, ha hecho de todas las labores dentro de un campo de fútbol. Un futbolista capaz de pintar la Capilla Sixtina, de componer una sinfonía y dirigirla y de esculpir un David como si fuera fácil. Isco por si fuera poco, ha asimilado las exigencias del técnico en lo que respecta a trabajo, sacrificio y ayuda en labores defensivas por este talentoso centrocampista ofensivo, produciendo resultados excelentes, a pesar de que nunca antes, jamás, había participado tan activamente en el desempeño de este tipo de tareas. A estas alturas de la película, se halla entre los máximos recuperadores del conjunto de la capital de España en la presente campaña. Es un todo en uno, cual base de baloncesto en su rol capaz de ponerse el mono de trabajo y bajar al tatami a batirse el cobre.

El bajón de Cristiano Ronaldo no debería preocupar por el momento. A principios de 2014, el crack luso se vio inmerso en una situación similar, y terminó cuajando una segunda mitad de curso más que destacable. Mientras el CR7 regresa, Isco ha tirado de personalidad para erigirse en protagonista. Su explosión de blanco ha servido además para paliar los efectos del descenso de rendimiento sufrido por un Toni Kroos que no ha tenido un respiro. El medio alemán está sintiendo en sus carnes los efectos negativos que derivan de ocupar la posición propia de un cinco, a modo de iniciador y canalizador en posesión del esférico y como comandante y ancla en fase de repliegue. En el Bayern Munich él siempre había desempeñado funciones principalmente de corte ofensivo, gozaba de más libertad, por lo que está notando especialmente el desgaste que implica asumir la mayor porción de responsabilidad en el mantenimiento del equilibrio del equipo. Y más en el único en toda Europa en el que en múltiples ocasiones se descarta la presencia de un especialista defensivo en línea medular.

La primera gran diferencia entre el Isco Alarcón de la pasada temporada y el de esta, aparte de la cantidad de minutos que está disputando, radica en que ha retrasado su posición unos metros, ampliando su radio de actuación más allá de los tres cuartos de campo, hacia atrás, haciendo las veces de interior en una línea medular integrada por tres componentes o hasta desempeñándose como mediocentro en una formada por cuatro.

El andaluz ataca desde el lado izquierdo, pero al ser diestro tiende a desplazarse en diagonal hacia el centro, parcela en la que puede exprimir con mayor facilidad su desarrollada visión del espacio. No en vano, alcanza ya la nada desdeñable cifra de nueve asistencias en lo que va de campaña. Escorado al flanco que ocupan Marcelo y Cristiano Ronaldo, y añadiendo su conexión con un Benzema que acostumbra a caer a bandas, se le presentan muy buenas opciones de combinación. Eso sí, el hecho de quedar situado próximo al carril defensivamente más débil en el Real Madrid le obliga a realizar un esfuerzo extra en un sentido menos agradecido y vistoso.

Aunque cada día progresa en todos los aspectos, el regate sigue siendo la principal virtud de Isco. Un regate tremendamente técnico con el que supera a jugadores e incluso líneas enteras. Rara vez estéril, le permite adquirir ventaja para continuar con la asociación, intentar un último pase o probar suerte con su habitual golpeo colocado. El peligro, que ahora una pérdida suya tiene mayor trascendencia.

Isco, batuta magistral de director de orquesta, midiendo tiempos y entradas, capaz de guiar un vals, roto en rock y aderezado con pasodoble. Un regalo para los amantes del fútbol, el genio de la lámpara maravillosa prosigue con su labor artística, jugar al fútbol.