Carlos de Blas
Ganó el Real Madrid al Tottenham sin Cristiano Ronaldo y Benzema,
lo que es un buen síntoma para un equipo que tiene que evitar la
dependencia de sus estrellas. Sobre todo la que genera el portugués.
Esto es, precisamente, lo que busca Luis Enrique en esta pretemporada en la que el Barcelona tiene un empaque menor sin Messi y Neymar. Hoy veremos al Barça al completo en el Gamper contra la Roma y al Real Madrid, en una nuevo test de altura para Benítez, en la final de la ‘Audi Cup’ contra el Bayern de Guardiola.
La victoria del Real Madrid nos deja como positivo que hay una
segunda línea de jugadores que son capaces de echarse el equipo a sus
espaldas. Isco y James demostraron que tienen personalidad, actitud y talento para ganar partidos.
Entre los dos hicieron el primer gol. Pase del malagueño y remate de
cabeza del colombiano. En esta segunda línea también brilló Jesé
como delantero con un disparo al larguero, lanzamientos intencionados y
la misma personalidad arrolladora que Isco y James. Son tres jugadores
que no se esconden, quieren la pelota y tienen protagonismo. Luego llegó
el misil de Bale para enfriar los cañones de sus críticos.
La competencia sube de medio campo para delante en el equipo de Rafa Benítez. Para Ancelotti
el tridente era innegociable y me extraña que le oigamos decir esto a
Rafa. Le cuesta más regalar los elogios. Quien le conoce sabe que no
mira el nombre, pese al peso de su fichaje, y sí el rendimiento y la
fiabilidad. La cuestión está en ver cómo hace justicia Benítez con los de la primera línea y los de la segunda.
Isco y Jesé alimentarán debates durante la temporada. Son menos
titulares y cuando salgan desde el banquillo darán que hablar porque no
se achantan. James tiene otro caché. Cada vez está más al nivel de Cristiano Ronaldo y Bale.