Julio Candela
Bale ha disputado sólo dos partidos de Liga. La diferencia
de rendimiento dada en uno y otro es evidente. Mientras que contra el
Sporting de Gijón al galés le costó hilar jugadas de ataque y brillo
sólo cuando se volcó al costado izquierdo, frente al Betis cuajó un gran
partido que certificó con dos goles desde la posición de mediapunta.
¿Qué cambió entre un partido y otro? Además del rival (el Sporting se
supo encerrar mejor que el Betis), el estilo de juego del propio Bale.
En este segundo encuentro, supo soltar mucho más rápido el esférico, lo
que le dio más dinamismo al ataque y, consecuentemente, más
oportunidades de brillar al propio Bale.
Hoy
el diario As se hace eco de esta estadística. Así, contra los
asturianos Bale tocó 84 balones y dio 54 pases con una efectividad del
83%. Contra el Betis, sin embargo, tocó apenas 45 balones, dio 31 pases y
tuvo una efectividad del 87%.
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Eso, traducido a la realidad del juego significa que Bale no
condujo tanto el esférico frente a los andaluces como lo hizo contra el
Sporting. De hecho, los mapas de calor de un partido y otro demuestran
este tipo de juego.
Mientras
que en el del Sporting (izquierda) se ve claramente como Bale se
concentró en la zona del mediapunta y atesoró la bola en esa zona de
forma intensa, frente al Betis se comprueba como sus intervenciones
están más repartidas por todo el campo y son, sobre todo, más cortas.
Conduciendo la pelota, el galés atascó la elaboración y no
ayudó a cerrar espacios. Es más, cayó en la trampa de un Sporting que
supo cerrarle bien.
Sin embargo, contra el Betis, abrió más huecos y, además,
supo aprovechar una de sus virtudes: el remate. En un duelo fue, en
resumen, un intento de generador de juego que salió mal.
En el otro, sin embargo, se combinó para que fueran otros
los que le sirvieran a él balones con los que llegar al área que
defendía Adán y al que le hizo dos de los cinco goles que encajó.