lunes, 15 de octubre de 2007

¿ESPEJISMO O REALIDAD?

Dos caras las que ofreció la selección española el pasado sábado en su victoria por 1-3 en tierras danesas

Antonio Blanca

Venía precedido el vital encuentro ante Dinamarca de mucha polémica, de crispación en el entorno de la selección, los futbolistas no querían que se les grabara o molestase, y Aragonés con la enésima torpeza, mostrando ante toda España su acritud hacia Raúl González, más bajo no se puede caer que lo hizo Luis culpando al capitán del Real Madrid de no haber conquistado un Mundial o una Eurocopa en sus cinco participaciones (también a sus compañeros seleccionadores y a los jugadores que conformaban aquellas convocatorias), y reabriendo un debate absurdo a cuarenta y ocho horas del trascendental choque ante los vikingos de Dinamarca.

Las cosas como son, Luis debe irse cuando deje clasificada a España, su puesto está ya desgastado al igual que sus palabras, sus actos, sus listas, pero como refiero, mi deber es cantar las cosas como han sucedido, y Aragonés estuvo valiente el sábado, alineando a los “jugones”, Iniesta, Xavi y Fábregas. Junto con un Ramos soberbio (Tomasson es un gran analista de fútbol) y con un salvador Casillas en la segunda parte, la selección jugó francamente bien, con fases de lucimiento en el primer tiempo, y supo sufrir, quizás más de lo necesario en el segundo.

También la diosa fortuna quiso premiar a Raúl, de apellido Tamudo, con el gol que abría la lata y el camino de la clasificación a Austria y Suiza. Tamudo, un gran futbolista que estuvo al nivel de la exigencia del partido, al igual que su compañero de equipo y debutante Albert Riera, que anotó un golazo con la zurda cuando el partido daba sus últimos alientos, y cuando más acechaba Dinamarca la portería de Iker, tras haber acortado el 0-2 que llevábamos de ventaja.

Y en el primer tiempo, se bordó en una jugada de un minuto y unos cuantos segundos, en las que salvo Albelda y Casillas, todos los demás jugadores intervinieron, 28 toques y gol de Ramos, con definición sutil picándosela al portero, como si se tratara de un delantero nato. Esa jugada fue el culmen de la etapa de Aragonés, una jugada brillante, llena de rapidez, primeros pases y paredes, desmarques y clase en la definición.

En la segunda parte, Dinamarca salió a morir y si no llega a ser por los palos, y por la inspiración sempiterna de Casillas, la selección lo hubiera pagado caro, quién sabe cuanto. Aragonés respiró al final del partido, parece que el tifón ha pasado, en noviembre y en el Bernabéu, la marejada de nuevo puede hacer zozobrar al seleccionador, pero los culpables ya están escogidos de antemano, la prensa, siempre la prensa, para todo lo demás Luis Aragonés, y es que no hay más ciego que el que no quiere ver.

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