La volea furiosa de Gonzalo Higuaín cerraba de forma definitiva una liga sentenciada desde Diciembre. El clásico de la primera vuelta retrataba el aura de dos equipos con trayectorias divergentes y se constituía como el mejor oráculo para el desenlace del campeonato. La secuela del torbellino esquizofrénico que supusieron los últimos diez partidos del pasado campeonato han dejado en sus dos protagonistas una resaca que ha durado toda una temporada.
El Madrid comenzó la liga agarrado al chute de adrenalina que le hacía creer que como Spiderman podría saltar por los rascacielos sin caerse. La millonada soltada por Calderón este verano ha dotado al equipo de un mayor fondo de armario, pero el año I de la era Schusterd no ha arrojado diferencias sustanciales. Hay entrenadores como Capello cuya mera presencia en un equipo conlleva todo un legado tanto para lo bueno como para lo malo. Las raíces del italiano se han reproducido y convertido en una enredadera inundando el vestuario blanco. Con ese espíritu transitó el Madrid durante una primera vuelta donde resolvía partido tras partido de la misma forma expeditiva que un verdugo.
Tras la eliminación de Champions llegaron las dudas que el estado de autodestrucción culé tardaría rápidamente en disipar. Los últimos partidos de liga arrojan síntomas de que tal vez por fin empiecen a notarse la rúbrica personal del técnico alemán. Sin embargo en general el Madrid ha resuelto esta liga de forma merecida pero agarrado a la santísima trinidad de las áreas, Raul, Van Nistelroy y Casillas. Junto a ellos apariciones puntuales de una plantilla que aunque huérfana de purasangres está repleta de buenos jugadores. Robinho, Robben, Gago, Higuaín , Baptista, Pepe… Todos absolutamente todos tuvieron su partido de gloria, demostrando que el principal valor de este Madrid es que lleva la palabra equipo tatuada en el pecho. Son conscientes de que esa idea les llevará a la décima espantando los malos sueños galácticos.
Mientras, en Barcelona el equipo comenzó la temporada como un boxeador noqueado. Aún envuelto en sudor un sudor frío tras ver a Tamudo y Sobis haciendo saltar por los aíres el Camp Nou, el equipo destinado a marcar una época ha vivido esta temporada como una continuación de la pesadilla. Un imperio desmoronándose en pedazos y fagocitando a mitos prematuros del club como Ronaldinho o Rikjaard. De nada ha servido Henry, la irrupción de Bojan o el fichar defensas blindados. Cuando en el fútbol se extiende el virus de la decadencia, la fatalidad no descansa hasta hacer a un equipo tocar fondo. El Barcelona no podrá volver hasta haber quemado los despojos de su enfermedad.
El próximo año se antoja apasionante, es de suponer que el Barcelona hará una limpia en el vestuario, sigue contando con una base sólida y prometedora, tal vez con un techo en cuanto a talento más alto que el del Madrid. Sin embargo los blancos parten con la ventaja de dos años de éxitos haciendo de la humildad su leitmotiv, no es previsible un relajamiento. Es improbable otra revolución en verano, pero el equipo está plagado de jugadores que son una promesa en el viento.
Tal vez el año que viene Robinho vuelva a ser la reencarnación de Pelé que llegó del Santos, Higuaín continúe espantando sus fantasmas a base de goles y Gago logra sacar al fín la espada clavada en la piedra dejada por Fernando Redondo. Sneijder, Robben, Pepe un potencial inmenso para un campeón que tras conquistar la liga se enfrentará a un nuevo reto. Reencontrase consigo mismo.
2 comentarios:
y Gago logra sacar al fín la espada clavada en la piedra dejada por Fernando Redondo.
gago se ha afianzado muchisimo ultimamente, no creo que llegue a tener la calidad de redondo aunque todavia es joven pero tiene mucha voluntad y clase no le falta
HEINZE EL MEJOR!!! Mañana golearemos al barça
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