El Villarreal demuestra con el paso del tiempo que su permanencia en la elite no es casual. El sueño de Fernando Roig es una bonita realidad que amenaza con dar guerra a los tradicionales grandes clubes españoles. Y la amenaza no es pasajera. La forma de trabajo del conjunto castellonense denota claramente que cada movimiento está estudiado al milímetro: no hay lugar a equívocos y detrás de cada decisión se esconde el cristalino objetivo de permanecer en la cima durante muchísimo tiempo.
La política de contrataciones que el club amarillo está desarrollando en Sudamérica va en ese sentido. Ejemplifica, sin duda, la habilidad de un club que no cesa de pensar en el futuro. Fichajes como el de Cáceres o Gonzalo Rodríguez, contratados a bajo costo y luego vendidos a precio de oro o aprovechados satisfactoriamente en términos deportivos son cada vez más frecuentes. Para colmo, hace unas semanas la entidad amarilla dio un paso más, extrayendo talento directamente de los fecundos viveros de River Plate.
La operación cerrada a finales de junio con el conjunto millonario es de sombrerazo. Por nueve millones de euros el equipo de Pellegrini se ha hecho con el 50% de hasta siete jugadores: dos plenamente consolidados en el primer plantel y cinco canteranos que pisan fuerte y que en esta campaña que entra van a contar en Núñez. Los consolidados son Cabral, 22 años y un excelente central que River fichó las pasadas navidades de Racing, y el Pitu Abelairas, que ha explotado en este Clausura de la mano de Simeone, convirtiéndose en uno de los pilares fundamentales del campeón. El resto de nombres son Andrés Ríos, Gustavo Bou, Gastón Maximiliano Gauna, Maxi Oliva y Damián Lizio, todos ellos potenciales estrellas del futuro que Roig ya tiene en el bolsillo.
La venta ha sido muy polémica en River y ni siquiera la cesión por un año de la sensación del momento en Uruguay, el mediapunta Robert Flores, otra adquisición a precio de ganga, 2,1 millones de euros, del Villarreal, ha podido calmar las aguas. La votación en la directiva de River fue ajustada y las palabras de Aguilar, el presidente, para explicar el por qué de la venta no han sido entendidas por todos. El máximo mandatario de Núñez asegura que esa venta masiva era vital para evitar un éxodo total de las principales estrellas. Por lo pronto se ha logrado retener a Ahumada y a Ortega, que tras sus enfrentamientos con Simeone firmó la pipa de la paz por mediación de Aguilar, aunque sea una paz ficticia… Sin embargo, evitar la marcha de Falcao o Augusto Fernández se antoja improbable.
El caso es que River ha hipotecado parte de su presente y una gran porción de su futuro por una cantidad relativamente discreta, menos de lo que pagó el Madrid por Higuaín. El Villarreal, por su parte, continúa fortaleciendo su relación con River, que comenzó a establecerse cuando en invierno se cerró la venta de Marco Rubén por cinco millones de euros. Ruben ya ha demostrado en el Recre su valía y seguirá en Huelva un añito más para continuar con su progresión. La colaboración entre ambas entidades promete ser larga… El Villarreal está extendiendo sus tentáculos de forma elogiable, hasta el punto de convertirse en un sabueso rastreador de futuras figuras en toda Suamérica, cosa que ya es en España con una compleja y efectiva organización de sus escalafones inferiores que dan frutos como Cazorla, Bruno Soriano, Héctor Font o Marcos… Su estrategia es brillante y da resultados: los grandes clubes sudamericanos no están boyantes en lo económico y venden lo mejorcito de sus categorías inferiores por cantidades muy asumibles para un conjunto de nivel medio en Europa. Sólo hay que estar ahí para aprovechar esas oportunidades. Y el Villarreal en Sudamérica está presente en todos sitios.
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