La moción de censura contra la gestión de Joan Laporta no prosperó, pero sí ha dejado de manifiesto la clara división que existe en el barcelonismo. Más de la mitad de los socios azulgrana no desean que este presidente y su junta continúen dirigiendo los destinos de un club que va a verse abocado a dos años muy complicados hasta que llegue la próxima cita electoral.
Los que vivimos de cerca la actualidad azulgrana y, sobre todo, palpamos la sensación de los socios y aficionados del Barça teníamos muy claro que esta junta, que en su día fue la más votada de la historia del club, actualmente ya no cuenta con el apoyo de la masa social. Pero tras la jornada de ayer, eso ya no son sensaciones, sino una realidad. Seis de cada diez socios del Barça han reprobado la gestión de Laporta y le han invitado a marcharse.
Pero en un nuevo ejercicio de soberbia, de desconsideración con los socios que le votaron y de egocentrismo, Laporta no sólo no presentó su dimisión ayer, algo que creo que debería haber hecho nada más conocer los resultados, sino que se presentó ante los medios de comunicación con una sonrisa que sigo sin entender.
Laporta parecía el ganador de la noche. Y creo que está muy equivocado. La moción no prosperó porque los estatutos del club que se renovaron durante el mandato de Joan Gaspart hacían casi imposible que pudiera prosperar, pero el gran derrotado de la jornada de ayer fue el presidente. Y lo más triste, vista su actitud y su intención de continuar, el gran perdedor de la noche fue el club.
Un club que ahora se ve condenado a dos años de gestión de una junta que no cuenta con el apoyo de los socios, algo que a buen seguro le recordarán a su presidente en cuanto tengan la más mínima oportunidad. El primer resultado negativo en el Camp Nou convertirá el estadio azulgrana en un plebiscito. Desde ahora mismo apuesto a que los pañuelos no tardarán en volver a poblar las gradas del Camp Nou. Y cuando suceda, Laporta ya no podrá esgrimir que son una minoría, ya que sólo tendrá que consultar los resultados de la votación de ayer.
Joan Laporta se está aferrando a su cargo de una forma lamentable. El aire fresco, la juventud y el empuje que aportó al club cuando ganó sus primeras elecciones, se ha convertido ahora en todo lo contrario. Cada vez me recuerda más a un Gaspart que curiosamente ayer reconocía haber votado a favor de la continuidad de la junta. Curioso, ¿no? Bueno, que le pregunten al Sr. Núñez que ayer soltó una carga de profundidad que en los próximos días a buen seguro que salpicará al propio Laporta y al bueno del "amic Joan Gaspart".