martes, 9 de diciembre de 2008

NUEVO PRINCIPIO

Carlos de Blas

Bernd Schuster ya es historia. En la retina nos queda la certeza de sus palabras desmedidas, de su cara de perro ante la prensa, de un viento que él mismo se encargaba de soplar en su contra. El madridismo no olvidará, lógicamente, el título de liga de hace unos meses. Una temporada, la pasada, en la que el alemán llegaba para sustituir el fútbol "rácano y aburrido" de Fabio Capello, quien había cosechado el anterior campeonato. Bernardo, sin embargo, recogió el testigo del italiano no sólo en el banquillo, sino también en la manera de entender un fútbol, ávido de brillantez y exquisitez que, pese a todo, supo recabar otro título doméstico para las vitrinas madridistas.

La decisión de prescindir de Schuster en pleno mes de diciembre obliga al Real Madrid a realizar más movimientos. Salvada por los pelos una asamblea que, duela a quien duela, mantiene en la poltrona a Ramón Calderón y compañía, el máximo dirigente blanco ha atinado a la hora de buscar un sustituto de garantías. Juande Ramos, cuyo último éxito ha sido ser fulminantemente despedido de un Tottenham colista, pero que en su palmarés dispone de un sinfín de éxitos con el Sevilla, ha firmado hasta final de temporada. El entrenador no ha dudado ni un segundo a la hora de aceptar la propuesta de Pedja Mijatovic. La situación es crítica aunque no más que cuando llegó a un Tottenham asfixiado y con el que conquistó un título.

Calderón, tras los malos resultados, la dimisión de Michel, el visto bueno en la asamblea a sus cuentas y las salidas de tono de Schuster en unos acontecimientos que han seguido una extraña inercia, se garantiza, con el fichaje de Juande, estabilidad dialéctica, una calma entre el portavoz de la plantilla y los medios de comunicación imprescindible para que, si los éxitos no se acaban consumando, reine, al menos un cierto aire de estabilidad en una institución que no hace mucho recibía el pasillo del Barcelona en el Bernabéu y al que goleaba sin compasión pero que se ha visto engullido por una pésima planificación deportiva, jugada toda a una carta, y que como era de esperar, ha terminado con su entrenador y los ánimos del aficionado.

El presidente ya tiene, pues, entrenador y tendrá, desde enero si todo va bien, ariete. Huntelaar fue el primero pero no debe ser el último. Se sabe de las dificultades de reconstruir un equipo a mitad de temporada, pero es que no queda más remedio. La baja de Van Nistelrooy hasta final de campaña sólo es la punta de iceberg. Diarrà le acompañará, también hasta la conclusión del curso, a visitar las enfermerías blancas. Dos jugadores fundamentales con los que Juande no podrá contar y a los que hay que seguir buscando sustitutos para que la profundidad de la herida no aumente. Al menos, por la boca de Juande, no será.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Calderon tendria q dimitir y q el Madrid tuviera elecciones limpias!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Ramos viene a pegarsela. La plantilla no va a mejorar por el cambio de entrenador, cuando se hacen las cosas mal, pasa factura