EL VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACIO

De los cuatro representantes españoles en octavos de final entran a la siguiente ronda de cuartos el Villarreal y el Barcelona

Antonio Blanca

No está mal pero evidentemente podría haber sido mejor. Cumplieron el Barça y el Villarreal (sus rivales eran de menos calidad), el Atlético no superó las expectativas, para mí el equipo madrileño era mejor que el Oporto aunque en la eliminatoria los rojiblancos no lo han demostrado, y sobre el papel, el Real Madrid era el que más papeletas tenía de poder caer eliminado, se enfrentaba al Liverpool del maestro en eliminatorias Rafa Benítez, y actualmente, los ingleses cuentan con mejor plantilla para afrontar esta competición que el equipo líder indiscutible por antonomasia de la Copa de Europa. Lo que yo no esperaba, era que cayera el Madrid con tal estrépito, abriendo una herida que tardará en cicatrizar en el viejo continente y dejando a las claras que el conjunto blanco necesita de una reforma profunda a nivel institucional y deportivo. De hecho tal es la grandeza del Real Madrid, que pese a caer haciendo el ridículo en Anfield con unos jugadores que no saben o no entienden el escudo que portan en el pecho (contadas excepciones sí lo sienten y lloran de rabia e impotencia como Iker Casillas), que soportando a personajes como Boluda, el hombre del “chorreo” y anteriormente al imputado letrado Ramón Calderón, ha conseguido sobrevivir y volverá a resurgir cual ave fénix de sus cenizas, sobreponiéndose a esta situación adversa y bananera.

Al Barcelona, Villarreal, Oporto y Liverpool, les acompañarán en el sorteo del próximo 20 de marzo el Manchester United (el más firme candidato a revalidar el título), el Bayern de Munich, el Chelsea y Arsenal. Queda de manifiesto, la supremacía del fútbol inglés sobre el resto del europeo (la Premier ha metido a sus cuatro representantes). Por primera vez en muchísimo tiempo Italia se queda sin representación entre los ocho mejores equipos de Europa.

El Madrid fue una caricatura. Desperdició el partido del Bernabéu y encima la jugada de ajedrez le salió rana a Juande Ramos no pudiendo mantener a 0 su portería. Había que ir a Anfield a dejarse la piel, a partirse la cara y si se caía hacerlo de pie, con las botas puestas. Se debía morir matando. Nada de nada. El Real realizó uno de sus peores partidos en la historia de la Champions. Entre el árbitro (los dos primeros goles del Liverpool no debieron subir al marcador) que no debe servir de excusa, pero que desequilibró la eliminatoria claramente para los británicos, entre el atenazamiento, nerviosismo y falta de profesionalidad y calidad (al Real le hacen falta mínimo dos jugadores de talla mundial para poder afrontar con garantías el complejo reto de conquistar la Liga de Campeones, y evitar chuscos en campos de tantísima tradición) de los miembros de la plantilla salvo honrosas excepciones, Casillas fue el mejor de su equipo en el vergonzante 4-0, y evitó una goleada que hubiera supuesto uno de las efemérides más recordadas en el fútbol. Benítez dio un soberano repaso táctico a Ramos en el banquillo, y en el terreno de juego los jugadores del Liverpool se lo dieron a los merengues, dejándolos apisonados y rotos. La actitud fue como la noche y el día. Unos duros y veloces, artistas, otros febles, melifluos y miedosos. Fue un partido de adultos contra niños. Una situación catastrófica que no merece una institución como el Real Madrid. Partido horrible, derrota merecida, quinta eliminatoria consecutiva en octavos, y a pensar en las elecciones, el plan “renove” de la institución, y terminar la temporada de la mejor manera posible.

Jugó un gran partido el Villarreal de Pellegrini en el infierno griego. Superó a un oponente de categoría inferior como el Pananthinaikos. Ibagaza capitaneó al submarino amarillo, y con 1-2 a favor, los castellonenses ponen por segunda vez en su historia los dos pies en cuartos y obtienen licencia para soñar. La divina justicia futbolística tal vez quiera recompensar esa final que le debe en la Copa de Europa al Villarreal.

Chorreo, lo que se dice chorreo fue lo que el Barcelona le dio anoche al Olympique de Lyon. 5-2 con un gran Henry. Los dos goles del equipo francés fueron por los síntomas de debilidad de la defensa blaugrana, que en los últimos tiempos son cada vez más resaltables. Se esfuma la supuesta crisis del Barça de récord 2009. Finalista de Copa del Rey, en cuartos de la Champions, y con 6 puntos de ventaja 6 sobre el Madrid en la liga BBVA. Ha sido volver Iniesta y el Barcelona ha vuelto a presentarse como una máquina de jugar fútbol-arte perfectamente engrasada, un reloj estilo suizo. Guardiola ahora vuelve a aflojarse la corbata, de Messi a Iniesta, vaya camino bonito de banda a banda.

Lo tuvo el Atlético de Madrid en la mano, pero la historia de siempre se repitió. Al final se vio superado por el Oporto en los compases agonizantes de la eliminatoria. Tenía la posibilidad de meterse en cuartos al alcance de la mano, tangible y no complicada, que tampoco fácil. Pero a Abel Resino le dio el ataque entrenador en el peor momento posible, y sin saber porqué, sufrió ataque de conservadurismo, dejando a su goleador titular Forlán en el banco, el día que se juega la vida. Increíble, incomprensible pero cierto. Empataron los colchoneros a 0, y ahora todo queda encomendado a meterse entre los cuatro primeros de la liga para poder repetir experiencia. Ha quedado un sabor amargo, un saber que si quizá se hubiera sido valiente, el viernes 20 el Atlético estaría en Ginebra. Ya nunca lo sabremos, Abel con su error birló ese posible.