jueves, 23 de abril de 2009

SOLO 24 HORAS DE SUEÑO

Ganó el Madrid al Getafe en un partido épico y durmió una noche a tres puntos del Barça, que goleó ayer al Sevilla y toca la liga

Antonio Blanca

Jornada atípica la número 32 del campeonato nacional de liga, partida en tres días, con dos partidos el pasado martes, cuatros ayer miércoles y otros cuatro para finiquitar hoy y dejar a la BBVA a falta de seis partidos casi vista para la sentencia final. Digo esto porque, faltan a disputar seis jornadas (de aquí al 31 de mayo), y la diferencia entre el primero y segundo se mantienen. Barcelona y Real Madrid siguen en su igualadísimo combate, si uno gana, el otro llega después y no cede, y en esas, los seis puntos de ventaja con los que cuentan los de Guardiola se mantienen, y quedando dieciocho en juego, el Barcelona será campeón si vence cuatro partidos. Y no tengo la menor duda que el conjunto catalán levantará la liga BBVA 2009/2010, porque ha sido el mejor sin duda alguna, y el Madrid, gracias a esa casta, a ese espíritu heroico que impregna a quienes visten esa camiseta, sin más que la fe y la lucha, está con un mérito terrible desde que Juande Ramos se hizo cargo de las riendas del equipo merengue, logrando unos números envidiables, resultados cuasi inmejorables, y poniendo en jaque el cetro del Barcelona. Desde que el manchego entrena a los blancos, el Madrid le ha conseguido recortar seis puntos al Barça, porque sino, la liga ya estaría con campeón, coronado y loado con todos sus laureles.

El martes, el Bernabéu asistió a un choque histórico. Un duelo que por sus histriónicos diez minutos finales será recordado. Venció el Real Madrid 3-2 al Getafe, gracias a Higuaín, a Iker Casillas, a Casquero y ese penalti que le perseguirá de por vida, a las circunstancias, y los milagros, que está visto que en el fútbol se obran. Sólo el Real Madrid podía ganar un partido así, rayano en lo esperpéntico, y que gracias a la fe de ‘once’ almas inquebrantables, siguen vivos en la liga, disputándosela al Barça, con fe ciega en que su rival fallará, y que gracias al empuje y a su pelea lograrán llevarse una liga, en la que el corazón puede más que la cabeza. Tuvo el equipo de Muñoz al Madrid a su merced, los blancos no jugaron a nada (como es últimamente habitual), y echaran en falta no haber rematado a los de Juande cuando pudieron, pues los “azulones” terminaron contagiándose de la apatía futbolística de la que hace gala el Real Madrid. Al minuto 83 de partido, el “Geta” vencía por 1-2, y la temporada del Madrid, en abril tocaba a su fin. Un bochornoso fracaso. En estas que apareció el genio “Guti”, que no había tocado balón (salvo un pase magistral a Huntelaar), y de la chistera se sacó un lanzamiento por toda la escuadra en un libre directo y a cinco minutos del final firmó las tablas. Aún quedaba el último arreón. El coliseo blanco volvía a creer. Pero, una contra muy similar a la del gol de Albín, terminó con Casquero en el suelo empujado por Pepe, y fue cuando la locura se expandió en el verde. El portugués en una actitud indigna, barriobajera, criminal, se ceba con su víctima y lanza dos torpes patadas a Casquero, que por fortuna tan sólo le rozaron y no llegaron a su cabeza. Parecía un asesino, un pandillero dándole una paliza a un pobre hombre sin defensa, tumbado en el suelo. Expulsión justa, sanción que debe ser modélica (por parte del Madrid también), y una explicación lógica de una acción que yo jamás había observado en un terreno de juego. Pepe, era el verdugo de las ilusiones y el esfuerzo de sus propios compañeros. Si el penalti entraba, adiós a cualquier posibilidad de victoria final liguera. Pero, “Panenka” Casquero cometió un error. Quiso lucirse en la despedida de la lucha blanca por la liga, y su ridículo lanzamiento a lo “panenka” fue detenido sin problemas por Casillas. Respiro y de nuevo creencia en lo imposible. Y eso llegó. Cogió la pelota Higuaín a diez segundos del final del encuentro, enfiló puerta, miró, chutó con el alma y el esférico se coló por la escuadra izquierda de Stojkovic (hizo un gran partido el serbio). El argentino volvió a reencontrarse con esa suerte que domina a la perfección, el gol de la esperanza. Éxtasis colectivo en el Santiago Bernabéu. Jugadores, afición, todos en unidos en una misma celebración. Se había vivido un torbellino de emociones que desembocó de la manera mejor e impensable para la inmensa mayoría. Así es este Real Madrid, que no juega bien, sólo los resultados lo avalan, y como no, esa enorme fe en sus posibilidades, en nunca bajar los brazos por negro que se presente el panorama. Posiblemente no ganen la liga, pero no se podrá reprobar que por ganas no ha sido. Otra cosa es por fútbol.

En Soria, el Numancia dejó escapar la posibilidad de asirse al bote salvavidas, y con su derrota 1-2 ante el Athletic que pone pie y medio en la permanencia, se complica la vida y ve como sobre su mesa se coloca el acta de defunción, a la que sólo parece esperar una fecha definitiva.

Miércoles abrileño, primaveral y de fútbol. También de toros en la Real Maestranza. El arte debió quedar allí, o traspasarse a las botas de Villa que marcó dos goles, uno de ellos de una clase exorbitada, taconazo “delicatesen”. Perdió el Betis. Cayó Nogués desde que entrena a los verdiblancos. 1-2 en el Ruiz de Lopera entre el Betis y el Valencia, que fue muy superior y debió llevarse mayor renta. Cinco victorias consecutivas para los de Emery que los reafirman en la cuarta plaza, y les abren veda para ir a por la tercera.

Ganó 2-3 el Málaga a Osasuna en un choque marcado por la actuación arbitral. Hasta cinco expulsiones, tres en Osasuna, una para los andaluces y la de Camacho no se sabe porqué. Mal arbitraje de Clos Gómez, que perjudicó a los navarros. El Málaga logró darle la vuelta al choque de 2-1 al reseñado 2-3 en veinte minutos, para llevarse tres puntos a la costa del sol, y para seguir teniendo en mente Europa la temporada que viene.

Con solvencia sacó adelante el partido ante el Almería el Deportivo de Lotina. El míster vasco ha renovado un año más como premio a su gran labor al frente del cuadro gallego. 2-0 se impusieron con goles de Verdú y Lassad. Victoria válida para seguir manteniendo vivas ilusiones europeas, y derrota en el caso almeriense que no da la tranquilidad necesaria a los de Hugo Sánchez.

Cerraba la jornada del miércoles el Barcelona-Sevilla. Los culés con la imperiosa necesidad de obtener la victoria y bajar los ánimos del Real Madrid, devolviendo la diferencia a dos partidos. Por su parte los de Jiménez, para certificar su tercera plaza, y dar emoción a la BBVA. Viendo el once inicial del Sevilla, uno se hacía a la idea que el Barça iba a poner de nuevo seis puntos de margen. Y así ocurrió. Partidazo con mayúsculas del Barcelona. Iniesta sobresaliente, que jugador, maravilloso. Un auténtico “crack”. No jugó Messi, ni falta que hizo. Con el albaceteño no hace falta nada más. Un golazo, ajustado y de vaselina. Dos asistencias, una a Eto’o, otra a Xavi. Henry contribuyó a la goleada de los de Guardiola, que no dieron posibilidad a emoción ni cábalas. Hicieron su trabajo de forma eficiente, elegante y buena. Su fútbol-arte se impuso por enésima vez en la temporada. Da igual el rival que haya enfrente, el ciclón sale, pone las fichas en el tablero, y las mueve a velocidad de relámpago, con un gusto clásico inigualable, digno de obras de arte barrocas. Seis partidos solamente. Me da que antes los blaugranas ya serán campeones, en una liga que por méritos propios se merecen.

Esta noche se pone punto y final hasta el fin de semana a la liga. Cuatro partidos, Racing de Santander-Atlético, Villarreal-Recreativo, Mallorca-Valladolid y Sporting de Gijón-Espanyol se ponen en liza. Champions y descenso en juego. Drama y felicidad, en definitiva fútbol.