Antonio Blanca
La incertidumbre vuelve a planear sobre el futuro económico del Valencia. La sociedad Inversiones Dalport S.A, máxima accionista del club desde el pasado 4 de julio, sólo tiene un día de plazo para pagar a los accionistas, pero a falta de pocas horas para que expire el límite, la duda sobre si la “misteriosa” sociedad dispone del dinero para cerrar la compra de acciones crece a pasos agigantados. Hay un leve tufo a “timo” que tiene en vilo a multitud de accionistas y seguidores chés.
Sin ir más lejos, el apoderado y portavoz de la empresa, el ex presidente Vicente Soriano, se desmarcó el miércoles de la sociedad contestando un rotundo “pregúntele usted a Dalport” cuando fue interrogado sobre si la sociedad disponía del dinero para cerrar la operación. Me dirán y me contarán que fiabilidad produce en el seno de la familia del Valencia que el supuesto representante de la empresa adquiriente (un grupo de norteamericanos) remita a la propia empresa para responder sobre si hay liquidez o no para acometer la compra.
La sociedad, conformada por un grupo empresarial estadounidense aunque con significativa ascendencia valenciana, adquirió el 4 de julio ante notario un paquete accionarial superior al 50% de las acciones del Valencia Club de Fútbol con la intención de paralizar la ampliación de capital propuesta por el Consejo de Administración.
Ese día, Soriano anunciaba enigmáticamente su regreso a Mestalla un mes después de su dimisión como presidente del Valencia, después de haber comprado a través de Inversiones Dalport las acciones de los otros grandes accionistas, entre ellos el también ex presidente Juan Bautista Soler.
En esa rueda de prensa, Vicente Soriano dijo ser el representante y portavoz del nuevo accionista mayoritario, aunque el miércoles no fuera capaz de resolver las dudas planteadas, un nuevo misterio para añadir a las incógnitas despertadas por la empresa.
Aunque el Consejo Superior de Deportes autorizó el 21 de julio la compraventa de acciones, quién está detrás de Inversiones Dalport es un “expediente X”. Soriano se negó a desvelar la identidad de los propietarios de la empresa, que no está inscrita en el registro mercantil por tener domicilio fiscal en Montevideo (Uruguay).
Sin referencias en Internet, su filial española tiene domicilio social en un chalé en Boadilla del Monte (Madrid), aunque el Ayuntamiento de la localidad madrileña no tiene constancia de las actividades de la empresa. Último interrogante, el águila utilizada como logotipo está sacada de una página web con dibujos para niños.
Todo un mar de dudas por aclarar que, a falta de un día para la finalización del plazo para cerrar la compra, apuntan a un desenlace de infarto para el pobre corazón de los aficionados, máximas víctimas en esta truculenta trama. Todo un “thriller deportivo”, nuevo género de literatura o fílmico.
4 comentarios:
Pobre Vlaencia en las manos en las q ha caído
Toda la razón en el post Antonio
Sainete es poco. Ridiculo total, siendo al final el aficionado valencianista el q peor parado esta quedando. Verguenza les tenia q dar a esta gentuza q pretende hacerse con el control de 1 gran club como el Valencia
La verdad q es muy raro y si q da tufo. Eso de estar inscrito en el registro de MOntevideo.... no inspira muxa confianza desde luego
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