jueves, 3 de noviembre de 2011

CON SEGURIDAD DOS, CON PROBABILIDAD TRES

Menos el Villarreal tanto Real Madrid como Barcelona como Valencia se impusieron en sus respectivos partidos de la Champions League

Antonio Blanca

Ya están en octavos de final el Barça y el Madrid, falta saber si accederán al bombo como segundos o como primeros, y a nuestros dos colosos se les puede unir otro representante del fútbol español, toda vez que el Villarreal ha certificado su defunción. El Valencia que se impuso en casa al Bayer Leverkusen para tornar las lanzas en cañas, convertir en héroe al guardameta Diego Alves y tener esperanzas de meterse en los octavos, que evidentemente aparte del apartado deportivo, tiene una vital importancia para sanear la deuda de los del Turia.

Sigo manteniendo que la Copa de Europa es un conglomerado de clubes del viejo continente bastante descafeinado, demasiada paja la que se le da al espectador con partidos insustanciales para la que se supone competición más esplendorosa del panorama futbolístico internacional. Hasta la Copa de Asia por ejemplo y con respeto la juegan los equipos campeones de sus ligas, las importantes.

Digo esto porque partidos como el del Barcelona en la República Checa el pasado martes, sobran, sin ningún paliativo. Vencieron los de Guardiola muy fácil, 0-4. Noche de récords, tres en concreto. Uno, el de Guardiola sentado por 200 veces en el banquillo blaugrana como entrenador, otro, el del gol 200 de Messi vistiendo la elástica culé (con su hat trick ya van 202), y el último el de Víctor Valdés, con más de 834 minutos con su portería imbatida, superando el del cordobés Miguel Reina. A tal cúmulo de efemérides el barcelonismo tiene que añadir la del debut en Champions de otra perla de la Masía, Cuenca. Un partido fácil, en la que los de Pep Guardiola tuvieron fases bastante brillantes de fútbol ante un rival demasiado débil para estar en estas lides, y menos para plantarle cara al mejor equipo del último lustro.

Noche de brujas (aunque ya en 1 de noviembre) la vivida en Mestalla. Jonás estuvo apunto de pasar a la historia de la competición europea anotando el gol más rápido en la Liga de Campeones, pero tardó diez segundos y alguna décima más en anotar que Roy Makaay ante el Madrid. El gol llegó para abrir una supuesta fiesta ante el Bayer Leverkusen que apunto estuvo de convertirse en pesadilla para los ches y Emery (ya se oyó el ¡Emery vete ya!), cuando los alemanes empataron. Alves volvió a sobresalir con ese escudo antimisiles que tiene por manos y Soldado con una genialidad para poner por delante a los valencianos. Mestalla que enfurecía se calmó, y con el definitivo 3-1 respiró y pudo disfrutar plácidamente del resto del partido, poco tiempo pero el suficiente. La veda está abierta, y lo más importante de todo, seis puntos en disputa y todas las posibilidades para meterse en la siguiente ronda.

El Real Madrid puso fin a la maldición del estadio Gerland de Lyon, donde nunca había ganado. Lo hizo en una noche de fútbol en estado puro, numerosas ocasiones y un aciago acierto cara a puerta (Lloris hizo el partido de su vida). El resultado muy corto para lo desplegado por los de Mourinho en otro gran partido. 0-2 y el paso matemático a octavos. Por cierto Ronaldo ya suma 101 tantos con la zamarra merengue en dos años y tres meses. Números de vértigo si se vislumbra todo el camino que le queda por correr al portugués. El alemán Ozil intentó reencontrarse con la genialidad que atesora y por momentos evocó al mediapunta desequilibrante que es. Ahora solo les queda obtener un punto para saberse primeros a ciencia cierta y no tener un rival a priori complicado en los octavos. A esperar.

Por último el Villarreal de Garrido y de la enfermería (no se puede tener tanta mala suerte y tantos jugadores importantes lesionados) cayó 0-3 contra el Manchester City. Los ingleses que huelen a campeón de Premier League esta campaña no dieron opción al submarino amarillo, que en Europa ya está hundido, no va ni a la Liga Europa y cuya eliminación le puede suponer una válvula de oxígeno para no pasarlo mal en la BBVA. Garrido se juega los turrones, si es por la participación europea está clara que no engordaba ni un gramo, pero por suerte para él la dependencia se certifica en la liga.