Con los resultados en el curso de 2015 el técnico
italiano Carlo Ancelotti se aleja del banquillo del Real Madrid para la
temporada venidera
Antonio Blanca
Con la derrota en el clásico del pasado domingo ante
el Barcelona, el Real Madrid se ha situado a cuatro puntos de distancia del
cuadro de Luis Enrique, en una Liga que
hace bien poco, justo tres semanas, los blancos tenían más que encarrilada siendo
la ventaja que tenían sobre el Barça de cuatro puntos. Es decir que el
Barcelona le ha hecho un parcial de ocho puntos a cero, dilapidando la ventaja
que los de Carletto tenían y como
sucediera la temporada anterior, tirando la competición doméstica por la borda.
Esta derrota en el Camp Nou viene a certificar el
declive en 2015 del Real Madrid, y de un mes horrendo para los merengues. Desde el 22 de febrero al 22 de marzo, el
equipo de Carlo Ancelotti ha perdido varios encuentros, ha hecho un notable
ridículo en Champions League, al
borde de la eliminación en octavos de final y en Liga las sensaciones no son
nada halagüeñas. Golpe tras golpe, desde el vestuario blanco se ha
venido defendiendo a su máximo dirigente, se ha hablado de una reacción que por el momento no llega. La imagen
y el juego en Barcelona mejoraron notablemente, solo por sesenta minutos,
porque el físico sigue siendo un lastre derivado de la torpe planificación del
cuerpo técnico y de la desacertada gestión de minutos de Ancelotti.
El italiano ha logrado otorgar roles bien
diferenciados en la plantilla sin tener en cuenta el estado de forma ni el
sacrificio y trabajo en los entrenamientos. Así, hay jugadores que se saben “titularísimos”
y que no serán suplidos del once titular, mientras que hay futbolistas de
contrastada calidad, que saben que les corresponde un año en la sombra, hagan
lo que hagan. No sé que le ha ocurrido a Ancelotti para tal determinación,
aunque viendo el trato recibido por Jesé el año pasado (hasta su lesión en
febrero) y el más flagrante, Isco, se puede observar que el entrenador transalpino
es de la antigua escuela y quiere un once titular fijo, algo que para el fútbol
de hoy, basado en el físico y en la enorme carga de partidos jugados, no es
viable, ni siquiera teniendo once Cristianos
Ronaldos.
Aún es pronto para enterrar no al italiano, sino al
Real Madrid, que siempre resurge de sus cenizas, aferrado a ese clavo ardiendo
de la fe inquebrantable en la que ha pergeñado su inconmensurable historia.
Ahora bien, las perspectivas de futuro en las dos competiciones que le quedan a
los blancos no son las más deseables. En Liga, ha de remontar cuatro puntos en
treinta por disputar a un Barcelona que parece no aflojar. En la Copa de Europa
el azar ha querido que la Undécima parezca
complicarse en demasía, pues le ha emparejado con el Atlético de Madrid, al que
no ha ganado el seis partidos esta temporada.
Esta es la dura realidad que espera al Real Madrid
tras un trimestre para olvidar. ¿Volverá el equipo de finales de 2014? O, ¿se
cerrará un curso catastróficamente malo?