Lo tuvo el Sevilla que realizó un partido fácil para terminar con el sueño de la tercera final copera del Getafe
Antonio Blanca
El Sevilla venció al Getafe (2-0, en el partido de ida de la semifinales de la Copa del Rey disputado en el Ramón Sánchez Pizjuán, en parte, por la mayor pegada de sus jugadores, que estuvieron más acertados de cara al gol que los madrileños, los cuales fueron superiores durante una brillantísima primera parte, donde los azulones tuvieron fases de fútbol excelso que Palop y el palo se encargaron de dejar sin premio.
Tanto Jiménez como Michel, conscientes de la importancia del choque, sacaron a sus mejores jugadores disponibles en sus respectivos onces de inicio. Si bien es cierto que ambos contaban con varias bajas por lesión, los nervionenses, principalmente, para la zona defensiva (sin Squillaci y Konko), mientras que en los madrileños del sur no fueron de la partida Celestini, Adrián y Gavilán.
Así las cosas, el envite comenzó y el Sevilla fue el primero en pisar área rival, y es que apenas habían pasado unos segundos desde el saque inicial cuando un centro de Navas fue rematado alto por Luis Fabiano. Pero el Getafe no se descompuso y comenzó a madurar la posesión de la pelota, quizás, en parte, con la intención de evitar una salida en tromba de los locales, toque, mucho toque, pases precisos, combinaciones que empezaban a poner en jaque el medio y la defensa de los de Jiménez.
No obstante, fueron los hispalenses los que dispusieron de otra ocasión para inaugurar el marcador, ahora con una pared que trazaron entre Adriano y Perotti, que culminó el brasileño en las manos de Ustari. Con todo, en el contragolpe de esta misma jugada se produjo la primera aproximación del Getafe, con un centro de Cortés rematado por Del Moral que paró Andrés Palop. A renglón seguido se produjo otro acercamiento de los azulones, Parejo, tras una buen movimiento en el borde del área, asistió nuevamente “Manu” Del Moral, que no pudo batir en el mano a mano al meta local.
El conjunto presidido por Ángel Torres parecía encontrarse más cómodo entonces sobre el terreno de juego, en parte porque su centro del campo se imponía al de los sevillistas. De hecho, Pedro León y Parejo (otra perla de la cantera del Madrid que brilla fuera), muy activos, eran los ingenieros atacantes de un Getafe que, a la media hora de la primera parte, contó con la ocasión más clara del choque hasta ese momento. Precisamente, un centro-chut de Parejo se envenenó y, cuando “Manu” lo tenía todo para empujarla a las mallas, milagrosamente Adriano metió la pierna para enviar el esférico a córner.
No lo debía ver demasiado claro Manolo Jiménez que, en el minuto 36, introdujo en el campo a Romaric por Negredo, con la intención de reforzar una parcela, la del medio campo nervionense, que estaba siendo superada desde el inicio por la planteada por Michel. Broncazo de la parroquia sevillista a su eternamente cuestionado buen entrenador. Lo cierto es que, de ahí al final de la primera parte, el Sevilla tuvo algo de más presencia sobre el tapete y, a su vez, más profundidad.
Fruto de ese dominio emergió la figura de Luis Fabiano, el cual, a la postre, fue autor del gol. Y es que, a punto de concluir el primer periodo, el brasileño culminó un buen centro de Adriano al segundo palo. De hecho, Luis Fabiano ya lo había intentado previamente, pero su remate fue atajado, in extremis, por el cancerbero argentino del Getafe cuando ya se cantaba el gol en las gradas de Nervión.
En la reanudación no cambió el dibujo táctico de ninguna de las dos escuadras, y, por tanto, el guión siguió como concluyó la primera mitad, con un Sevilla mejor plantado y un Getafe que, a la contra, atacaba con peligro de la mano de su tridente ofensivo, a saber Soldado, Pedro León y Del Moral. Pero, nuevamente, la primera oportunidad fue para los locales, a través de un disparo de Romaric desde fuera del área que se marchó alto.
A medida que pasaban los minutos, los pupilos de Jiménez fueron encontrándose mejor, pero los azulones no retrocedían en su intención de anotar el empate y buscaban, una y otra vez, a su referencia en ataque, un batallador Soldado que, en cada jugada, era vigilado muy de cerca por la zaga sevillista. Con todo, el partido entró en una excesiva disputa en el mediocampo que imposibilitó el juego de ataque de uno y otro equipo y, por ende, tantas oportunidades como habían acaecido en la primera parte.
Es por ello por lo que, quizás, Michel introdujo al veloz Albín de enganche por Parejo. Pero apareció Jesús Navas, que en una jugada de las suyas por banda derecha se introdujo en el área, encaró a Mané y, con un centro-chut que rebotó en Mario, puso el 2-0 en el marcador, muy injusto, pero efectivo.
El Getafe estiró líneas y buscó entonces el gol, pero eso no hizo sino favorecer el contragolpe del Sevilla. Con todo, el luminoso no se movió más y el conjunto sevillano consiguió una renta que le acerca más, a expensas del partido de vuelta, a la final de la Copa del Rey.
Antonio Blanca
El Sevilla venció al Getafe (2-0, en el partido de ida de la semifinales de la Copa del Rey disputado en el Ramón Sánchez Pizjuán, en parte, por la mayor pegada de sus jugadores, que estuvieron más acertados de cara al gol que los madrileños, los cuales fueron superiores durante una brillantísima primera parte, donde los azulones tuvieron fases de fútbol excelso que Palop y el palo se encargaron de dejar sin premio.
Tanto Jiménez como Michel, conscientes de la importancia del choque, sacaron a sus mejores jugadores disponibles en sus respectivos onces de inicio. Si bien es cierto que ambos contaban con varias bajas por lesión, los nervionenses, principalmente, para la zona defensiva (sin Squillaci y Konko), mientras que en los madrileños del sur no fueron de la partida Celestini, Adrián y Gavilán.
Así las cosas, el envite comenzó y el Sevilla fue el primero en pisar área rival, y es que apenas habían pasado unos segundos desde el saque inicial cuando un centro de Navas fue rematado alto por Luis Fabiano. Pero el Getafe no se descompuso y comenzó a madurar la posesión de la pelota, quizás, en parte, con la intención de evitar una salida en tromba de los locales, toque, mucho toque, pases precisos, combinaciones que empezaban a poner en jaque el medio y la defensa de los de Jiménez.
No obstante, fueron los hispalenses los que dispusieron de otra ocasión para inaugurar el marcador, ahora con una pared que trazaron entre Adriano y Perotti, que culminó el brasileño en las manos de Ustari. Con todo, en el contragolpe de esta misma jugada se produjo la primera aproximación del Getafe, con un centro de Cortés rematado por Del Moral que paró Andrés Palop. A renglón seguido se produjo otro acercamiento de los azulones, Parejo, tras una buen movimiento en el borde del área, asistió nuevamente “Manu” Del Moral, que no pudo batir en el mano a mano al meta local.
El conjunto presidido por Ángel Torres parecía encontrarse más cómodo entonces sobre el terreno de juego, en parte porque su centro del campo se imponía al de los sevillistas. De hecho, Pedro León y Parejo (otra perla de la cantera del Madrid que brilla fuera), muy activos, eran los ingenieros atacantes de un Getafe que, a la media hora de la primera parte, contó con la ocasión más clara del choque hasta ese momento. Precisamente, un centro-chut de Parejo se envenenó y, cuando “Manu” lo tenía todo para empujarla a las mallas, milagrosamente Adriano metió la pierna para enviar el esférico a córner.
No lo debía ver demasiado claro Manolo Jiménez que, en el minuto 36, introdujo en el campo a Romaric por Negredo, con la intención de reforzar una parcela, la del medio campo nervionense, que estaba siendo superada desde el inicio por la planteada por Michel. Broncazo de la parroquia sevillista a su eternamente cuestionado buen entrenador. Lo cierto es que, de ahí al final de la primera parte, el Sevilla tuvo algo de más presencia sobre el tapete y, a su vez, más profundidad.
Fruto de ese dominio emergió la figura de Luis Fabiano, el cual, a la postre, fue autor del gol. Y es que, a punto de concluir el primer periodo, el brasileño culminó un buen centro de Adriano al segundo palo. De hecho, Luis Fabiano ya lo había intentado previamente, pero su remate fue atajado, in extremis, por el cancerbero argentino del Getafe cuando ya se cantaba el gol en las gradas de Nervión.
En la reanudación no cambió el dibujo táctico de ninguna de las dos escuadras, y, por tanto, el guión siguió como concluyó la primera mitad, con un Sevilla mejor plantado y un Getafe que, a la contra, atacaba con peligro de la mano de su tridente ofensivo, a saber Soldado, Pedro León y Del Moral. Pero, nuevamente, la primera oportunidad fue para los locales, a través de un disparo de Romaric desde fuera del área que se marchó alto.
A medida que pasaban los minutos, los pupilos de Jiménez fueron encontrándose mejor, pero los azulones no retrocedían en su intención de anotar el empate y buscaban, una y otra vez, a su referencia en ataque, un batallador Soldado que, en cada jugada, era vigilado muy de cerca por la zaga sevillista. Con todo, el partido entró en una excesiva disputa en el mediocampo que imposibilitó el juego de ataque de uno y otro equipo y, por ende, tantas oportunidades como habían acaecido en la primera parte.
Es por ello por lo que, quizás, Michel introdujo al veloz Albín de enganche por Parejo. Pero apareció Jesús Navas, que en una jugada de las suyas por banda derecha se introdujo en el área, encaró a Mané y, con un centro-chut que rebotó en Mario, puso el 2-0 en el marcador, muy injusto, pero efectivo.
El Getafe estiró líneas y buscó entonces el gol, pero eso no hizo sino favorecer el contragolpe del Sevilla. Con todo, el luminoso no se movió más y el conjunto sevillano consiguió una renta que le acerca más, a expensas del partido de vuelta, a la final de la Copa del Rey.