jueves, 6 de enero de 2011

TANTO MONTA, MONTA TANTO

Tributo a dos jugadores excepcionales que en el Barça han brillado con luz propia y con España han sido pieza clave para la victoria en el Mundial de Sudáfrica

Antonio Blanca

Artistas del balompié preciosista y sublimes ejecutantes de la filosofía más delicada del fútbol, estos creadores de fantasía se han confirmado como la mejor dupla del año y una de las mejores de la historia. Con el Mundial y una nueva exhibición liguera en su currículum, Xavi e Iniesta se postulan como favoritos para alzarse con el FIFA Balón de Oro de 2010. La fluidez de su juego, técnica, solidaridad y visión les han elevado a la categoría de estrellas que han marcado una época en este deporte. Protagonistas en la selección española y el Barcelona, la leyenda abre sus puertas a los dos mejores jugadores nacionales de la década. El próximo 10 de enero en Zúrich, el fútbol deberá reconocer la trascendencia de estos astros.

En la actualidad, el fútbol disfruta de uno de los equipos más brillantes de la historia. La máquina blaugrana está conformada por una plantilla que ya ha adquirido el adjetivo de mítica, un entrenador que ha alcanzado la gloria con un par de años de experiencia y unos mecanismos de bloque que sitúan a este Barça en una posición incomparable con ninguna otra ilustre formación futbolística. Conceptos como solidaridad, juego en equipo y dominio del rival construyen el carácter y la funcionalidad de sus componentes que, asimilados en el sistema, destacan en su aportación a lo colectivo y diluyen su aportación individualista por el éxito del bloque. Sin embargo, y con el merecidísimo reconocimiento particular que recibe Leo Messi, una reflexión ha sobrevolado los análisis de este fenómeno arrollador barcelonés: si Xavi e Iniesta no jugaran, el Barça no ganaría.

El dominio abrumador que el Barcelona ha ejercido sobre el resto de gigantes del balompié en los últimos años se fundamenta en el colectivo pero, en gran medida, también se cimenta en la evolución de Xavi e Iniesta. Jugadores de cantera y humildad absoluta en el terreno de juego, la pareja española ha mostrado al mundo futbolístico lo sencillo que resulta tratar bien al balón y a los espectadores, lo asequible de convertir a los compañeros en superestrellas si el conocimiento de juego se pone al servicio del equipo. Bajo este enfoque, el catalán y el manchego han disfrutado de un protagonismo creciente en los triunfos del Barça, desarrollando nuevas facetas de su juego y catapultando sus figuras hasta convertirse en iconos del deporte, en símbolos eternos de una filosofía.

El hecho de que un español gane el Balón de Oro adquiere un valor relativo dentro de la revolución que están imponiendo estos futbolistas. Este sería el cuarto trofeo dorado que recibe un jugador nacional tras los dos conseguidos por Alfredo Di Stéfano y el de Luis Suárez. Sin embargo, y considerando el paso histórico del galardón, Xavi e Iniesta ya han inscrito su nombre en el libro glorioso del balompié. La pugna por el mayor trofeo individual que puede recibir un profesional de este deporte no es un objetivo para estas dos superestrellas. Los dos cerebros del mejor club y de la mejor selección del mundo ya han conseguido sus objetivos: son campeones de todo jugando bien al fútbol, divirtiendo y divirtiéndose. Por ello, alejados de otras pugnas individuales —Messi vs Ronaldo-, ambos homenajearan a sus compañeros de equipo si reciben el galardón, ya que son conscientes de que su éxito es siempre del colectivo que lideran.

Si bien con anterioridad el balompié español ha gozado de éxitos internacionales más o menos sistemáticos y cercanos en el tiempo, nunca antes había vivido una época tan gloriosa como los dos últimos años. El fútbol patrio disfruta del mejor momento de su historia, sin lugar a duda. Con la Eurocopa de 2008, el Mundial de 2010, los históricos seis títulos del Barcelona en 2009 y el resurgir de la Liga BBVA, nunca existieron tantos motivos de orgullo en la Federación Española de Fútbol. Disfrutando de los éxitos y analizando con la perspectiva que otorga el tiempo, dos nombres sobresalen del resto: Xavi e Iniesta. España puede presumir de una de las mejores parejas de la historia del fútbol sin complejos de ningún tipo, con o sin distinciones individuales que avalen la tesis.

El mediocentro nacido en Tarrasa se crió en la Masía blaugrana con un objetivo en la mente, superar a su ídolo
Pep Guardiola. Tras debutar en 1998 con Van Gaal y verse obligado a pelear por un sitio en el once —en el que no se encontraba a gusto-, Xavi hizo suyo el liderazgo del equipo. En un proceso de desarrollo incesante, el heredero de Guardiola se convirtió en el faro que iluminaba —y permitía brillar- a jugadores como Ronaldinho, Eto´o, Messi o Henry. Obligado a ejercer de peón defensivo en más ocasiones de lo debido, Xavi no explotó hasta la llegada de Rijkaard. El holandés, amante del esquema marcado por Cruyff y la escuela holandesa, le otorgo el mando absoluto al catalán y éste creció hasta convertirse en la piedra angular de uno de los mejores equipos de la historia.

Conductor de juego sublime, Xavi goza de virtudes muy valiosas: no pierde demasiados balones a pesar de arriesgar muchos pases, conoce a la perfección su situación táctica dentro del equipo —por lo que mantiene el orden también en defensa-, y goza de uno de los mejores toques de balón del fútbol actual. Jugador de pase corto, pared, envió largo, a la espalda de la defensa, entre líneas, regateador y llegador, Xavi ha desarrollado su fútbol hasta elevarlo a un nivel inalcanzable por ningún otro creador de juego de las últimas décadas. Maestro en el conocimiento del ritmo de juego idóneo, el catalán es considerado como uno de los mejores creadores de fútbol que este deporte haya visto en un estadio. Habiendo superado ya a su ídolo, el organizador ha liderado con la fina batuta la revolución del toque blaugrana que tocó techo en 2009 y convirtió a la selección española en dominadora del mundo en 2010.

El nombre del albaceteño ha quedado en la historia del deporte español y mundial como autor del gol de la final del Mundial de Sudáfrica 2010. Sin embargo, la repercusión de su fútbol le posiciona en la pieza clave de los éxitos españoles y blaugranas de los últimos años. Constituido como el mejor jugador de su puesto, interior izquierdo, Andrés flota por el césped sin impedimento alguno, obviando las entradas de los rivales con la sutileza de un pintor al colorear su cuadro con un pincel. Iniesta está escribiendo una de las poesías más brillantes que jamás haya albergado este deporte.

Solidario, jugador de equipo capaz de convertirse en el mejor solitario del mundo, atraviesa líneas defensivas gracias a su visión de juego y hace temblar tácticas rivales con un solo amago de cintura. La categoría definitiva de Iniesta sólo se podrá comprobar con el tiempo pero, en la actualidad, es sin duda uno de los jugadores más decisivos de este deporte. Su destreza para desenmascarar huecos, abrir partidos y llegar desde segunda línea, ha sido aliñada con un buen golpeo de balón, convirtiéndole en incapturable.

Jugador de movimientos exquisitos, lucha constante, dominio sublime de la asociación con los compañeros y con un control del balón y de la situación excelsos, Iniesta ha pasado ya a la historia de este deporte marcando un estilo de juego. Balón pegado a la bota y vista arriba, cambio de pierna constante y definidor implacable en los minutos de oro de un partido. España le debe un Mundial y el balompié le debe el Balón de Oro.