El año que ahora echa el telón quedará marcado para siempre en la memoria del fútbol español. El éxito de la selección española en Sudáfrica, donde alcanzó la cima mundial por primera vez, contagió de optimismo a una población golpeada por la crisis. Simplemente, siempre que se recuerde el gol de Iniesta, cualquiera que lo vivió en directo sentirá cómo se le sube el ánimo por unos segundos mientras se le eriza todo el vello del cuerpo. Al frente de la nave que conquistó aquel objetivo, hasta ese momento tan ansiado y desconocido como en su día fue para Colón el continente americano, se encontraba Vicente del Bosque, paradigma del líder tranquilo y capaz de alcanzar la excelencia desde la sencillez más absoluta.
España se ha convertido en el espejo futbolístico donde todos se quieren mirar. Y Del Bosque no ha dudado en hacer partícipe del éxito a su antecesor, Luis Aragonés, quien tiene el gran mérito de haber convencido al futbolista español para que busque su estilo, lo encuentre y después gane siempre fiel a él. La foto de los dos entrenadores en la recogida del Premio Príncipe de Asturias de los Deportes es fruto del buen talante del salmantino. La situación entre ambos se tensó durante el Mundial y cualquier otro podría haber encendido la mecha que había colocado Luis, siempre tan controvertido como genial.
La base de la campeona del mundo es la del Barcelona de Pep Guardiola, que durante 2010 siguió renovando un estilo que siempre parece perfecto. Ganó la Liga por segunda vez consecutiva, tras un duelo espectacular contra el Real Madrid y perdiendo un solo partido. Y en el inicio de la siguiente le endosó otro 5-0 a su eterno rival. Aunque el Inter de Milán de José Mourinho sí que pudo con los culés.
El técnico portugués es la otra cara de la misma moneda ganadora que representan Del Bosque y Guardiola. Sólo un año después, gracias al Scudetto, la Copa de Italia y la Liga de Campeones, igualó el histórico triplete de los catalanes de 2009, pero con un fútbol de control que parece creado exclusivamente para contrarrestar la creatividad de equipos como el Barça o España.
La figura de Mourinho alcanza mayor importancia tras el éxito de su Inter en 'Champions', momento en que decide aceptar el reto que le propone Florentino Pérez: conseguir que el Real Madrid acabe con la amenazante hegemonía en España de los azulgranas. La imagen del portugués dejando el Bernabéu junto al chófer de Florentino en lugar de celebrar con su equipo la 'orejona' lograda minutos antes ilustra a la perfección cómo es el actual entrenador del Real Madrid.
Aparte de su forma de ver el fútbol, Mourinho ha traído a España su dominio del espacio mediático. A través de una seguridad en sí mismo que roza la arrogancia constantemente, ha logrado ocupar gran espacio en los periódicos e informativos. Es uno de los hombre del momento, y cada uno de sus movimientos son motivo de comentario o polémica.
Pero en una Liga cada vez más duopolizada, el Barça parece no amedrentarse con las artes que el Madrid de Mou utiliza tanto dentro como fuera del campo para desestabilizarle. El desenlace de esta lucha de estilos, donde Del Bosque descansa en la sombra que le otorga el cargo de seleccionador, será una de las noticias de 2011 en el mundo del deporte.