jueves, 31 de enero de 2013

LAS ESPADA EN ALTO



El clásico de ida de semis de la Copa del Rey finalizó en empate a uno pudiendo haber caído la victoria para cualquier lado así que todo queda a expensas del choque de vuelta

Antonio Blanca

Este curso llevamos vistos dos partidos entre el Barcelona y el Madrid y ambos han concluido en tablas. El de liga fue 2-2, el de anoche de Copa del Rey terminó 1-1. Los dos conjuntos se respetan y se conocen. Coincidencia o no, desde la llegada de Mourinho al Real Madrid, es rara la temporada que los dos equipos no se ven en más de una ocasión fuera del campeonato nacional de liga. Con el portugués en el banquillo merengue los complejos del Madrid ante el Barça superlativo de Guardiola se acabaron, tanto que los blancos les ganaron la final de Copa el primer año de “Mou” y la igualdad y competitividad entre los dos equipos a día de hoy son máximas.

Fue trepidante, por momentos eléctrico el partido del Santiago Bernabéu. Tanta igualdad hubo que el empate final puede considerarse como lo más justo, si bien, tanto el seguidor culé como el madridista puede pensar que su equipo pudo vencer. El Barça se dio de bruces en dos ocasiones contra la madera, Pedro y Messi gozaron de dos claros  mano a mano ante Diego López y Alba hizo estirarse al canterano blanco para evitar un gol cantado. Varane, la estrella doctorada en la noche de ayer evitó un gol a puerta vacía de Xavi tras un clamoroso error de Carvalho que estuvo regular tirando a mal.
Por cierto que el ‘6’ del Barça opinó sobre la actuación del mismo pidiendo tarjeta para Ronaldo y clamando contra el gol blanco por un córner para él inexistente, cumpliendo así la máxima de su club: “el Barça no habla de árbitros”.

Aquí el ataque del equipo blaugrana, que en defensa y en medio campo sufrió de lo lindo, porque en físico los de Mourinho cada vez van a más, y este equipo cuando funciona en el apartado de fuerza, velocidad y potencia es difícil de derrumbar, máxime si nos atenemos a la morfología de sus jugadores, todos verdaderos atletas, solo hay que mirar a tres hombres Varane, Ronaldo y Arbeloa por ejemplo.

El Madrid también gozó de sus claras oportunidades. Las dos de Benzema que remató fuera, la de Ronaldo en un pase medido de Essien, algunas contras no culminadas, un esfuerzo que los merengues realizan siempre ante el Barcelona, sobre todo en las primeras partes pero que casi nunca ve rédito en el marcador.

No fue el partido de las estrellas, ni de Messi ni de Ronaldo. El portugués ayudó en defensa, la “pulga” bajó al medio campo para sumar efectivos. Sí brillaron Iniesta y Ozil, los dos finos estilistas de ambos cuadros. Deambularon como quisieron por el césped y amargaron a sus marcadores, Busquets y Essien respectivamente. Los goles llegaron en la segunda parte. Se adelantó el Barcelona con tanto de Fábregas que aprovechó un rechace malo de Callejón, que le dejó mano a mano con Diego López para tirar por tierra el esfuerzo blanco.

El Bernabéu cayó en el desánimo. El Madrid estuvo noqueado algunos minutos, hasta que Ozil sacó la varita y puso el gol en la cabeza de Varane, que remató a lo Carlos Santillana y que espoleó al Madrid en busca de una remontada no culminada. El francés ayer demostró velocidad y potencia y una intuición de gran central para estar siempre en el momento adecuado. Con Varane el Real tiene junto a Ramos a la pareja de centrales del futuro. 

Ahora solo queda esperar a la vuelta, dentro de menos de un mes, el 27 de febrero el Camp Nou será escenario del choque que determinará al primer finalista de la Copa del Rey. Por cierto que la Liga de Fútbol Profesional no ha atendido la petición del Real Madrid de jugar el viernes 1 de marzo demostrando el mismo rasero que tuvo cuando sí atendió la del Barça de jugar aquel famoso lunes 29 de noviembre. Como vemos igualdad de trato.