Carlos de Blas
La selección española garantizó su presencia
en el Mundial de Brasil 2014, donde defenderá corona, tras derrotar a la
débil Georgia (2-0) con goles de Álvaro Negredo y Juan Mata, en un
duelo, celebrado en el Carlos Belmonte de Albacete, que mejoró la imagen
del pasado viernes ante Bielorrusia.
Se acabó la fase de clasificación, las premuras y las cuentas. Las
hipotéticas repescas que nunca llegaron pese al susto de Francia y el
resbalón de Finlandia. El Mundial es un hecho para la vigente campeona,
que no falta a la cita de mayor enjundia futbolística desde 1974.
España, con más brillo que en Palma, mejoró su versión apostando por las
bandas.
Negredo tomó ventaja en el casting del '9'. El vallecano, que se
mostró muy incisivo, estuvo apunto de marcar con una preciosa chilena en
el ecuador del primer acto. El ariete del City también lo intentó en un
mano a mano al cuarto de hora, o incluso con un cabezazo al comienzo.
Una primera mitad que añadió méritos en su credencial para estar en
Brasil.
De hecho, Negredo acumula más goles en este 2013 que muchos de los
grandes delanteros que juegan en el 'Viejo Continente' como
Ibrahimovic, Cavani o el mismísmo Falcao, incluso del propio Diego
Costa, que parece su principal rival para ser la punta de lanza en la
'Roja' en su país natal. En Albacete, de momento, volvió a afilar su
olfato.
Iniesta, el anfitrión de la fiesta, campó a sus anchas en el
reencuentro con sus paisanos y regaló el primero a Negredo. El de
Fuentealbilla, agasajado desde su llegada a Albacete, se asoció con
Pedro a la perfección y entregó en bandeja el 1-0 a los 25 minutos. Ahí
se acabó la escasa resistencia de los georgianos, que quisieron morir
matando.
Lo intentó Gelashvili en una galopada en la que sorprendió a
Sergio Ramos, pero Iker Casillas se ganó el calor de la afición
albaceteña. Un despeje de puños, nada más allá de lo normal, fue
suficiente para que la grada del Belmonte diese su cariño al portero del
Real Madrid, titular por cierto en otro vaivén indescifrable de Del
Bosque.
En la segunda mitad España continuó con el mando del partido,
acrecentado por el bajón físico del combinado dirigido por Temuri
Ketsbaia. Negredo, como nunca, estuvo cerca de lograr el segundo, pero
fue Juan Mata (recién entrado al campo) el que cerró la victoria y
despejó cualquier nervio final.
Una jugada en el costado izquierdo, donde Alberto Moreno demostró
hechuras y garantías para el futuro, terminó en los pies de Mata, cuyo
fusil supuso el 2-0. Iniesta dejó su sitio a Isco, que disfrutó de unos
minutos, y sintió el calor que recibe y recibirá desde aquella final
ante Holanda. España sueña con tener otro 11 de julio. De momento, el
primer paso ya lo ha dado.