lunes, 25 de julio de 2016

EN EL MADRID SE CONFÍA EN MORATA

Aránzazu Gálvez

El fichaje de Álvaro Morata va camino de convertirse en el más importante del Real Madrid para esta temporada. El club no ve necesario gastarse una fortuna para comprar a Pogba y cubrir un puesto que ya tiene asegurado.

Morata fue repescado por el Real Madrid durante la Eurocopa. Desde el club piensan que Morata será el verdadero nueve del futuro. El español tiene 23, por los 28 de Benzema.

"Tienes la oportunidad de ganarte el sitio como el futuro nueve del Real Madrid. Si aprovecha esta oportunidad se convertirá en el relevo de Karim, por lógica cuestión de edad, dentro de unos años", señalan desde la directiva, según ABC.

Zidane sabe de las prestaciones que puede ofrecer Morata y será, a priori, el jugador que sustituya a Cristiano Ronaldo en el frente de ataque ante el Sevilla en la Supercopa de Europa.


En el club piensan que Morata puede jugar también en la banda, reemplanzando a Bale o Cristiano si fuera necesario, como ya hizo ante el Barça en el Bernabéu con Mourinho de entrenador. Además, el '9' de la 'Roja' partiría como favorito para la Copa del Rey y partidos 'post-Champions'.

jueves, 21 de julio de 2016

ISCO VOLVERÁ

El talentoso futbolista malagueño del Real Madrid tiene ante sí un importante reto en pos de lograr volver a ser pieza fundamental en el Madrid de Zidane

Antonio Blanca

Si el permanentemente mutante mercado de fichajes no dicta otra cosa a lo largo de las próximas semanas, Francisco Román Alarcón Suárez “Isco” seguirá una temporada más vestido de blanco. “Isco es jugador del Real Madrid y no se va a mover”, disparó Zidane en Italia hace varias semanas, poco después de alzar la Undécima en Milán. De esta manera quiso ahuyentar a los clubes interesados en reclutar al ‘22’ merengue. El protagonista sabe que cuenta con el respaldo deportivo del que manda y ahora será su trabajo diario el que marque cuál es su estatus durante el nuevo curso.

Con una BBC a la que por el momento nadie le puede toser y mediocampistas como Modric que tienen un rol similar, tiene claro que parte en desventaja, como también que ha llegado a la conclusión de que lo más aconsejable es permanecer en el Real Madrid. No es el mejor escenario para un futbolista de su categoría, sabedor de que vestido con otra camiseta tendría otra consideración. Antes de que finalizara la pasada temporada, su destino apuntaba a otra cosa; no se podía descartar su salida del club, sobre todo si el ejercicio hubiera acabado con el casillero de títulos a cero, lo que hubiera provocado con total seguridad una profunda revolución. Sucedió lo contrario y las aguas se calmaron.

Cuando Zidane se hizo cargo de la plantilla madridista, dos jugadores aparecieron es escena como elementos a reactivar con urgencia y recuperar para la causa. Uno de ellos James Rodríguez, el otro era Isco. Muy distanciados ambos de Rafa Benítez, el francés se propuso sacar a flote tanto talento desaparecido. El centrocampista andaluz le acabó ganando la partida al colombiano; escuchó algún que otro silbido por parte de la grada del Santiago Bernabéu, pero acabó la campaña ofreciendo lo que le pedía el nuevo estratega y volviendo a salir coreado del coliseo blanco. En esta nueva sabe que deberá dar un plus para seguir siendo bien valorado por el entrenador.

El entrenador del Real Madrid siempre ha mostrado una especial predilección por Isco, algo que valora el jugador. Entiende que le tocará remar de inicio, que a priori alcanzar la titularidad es casi imposible. Pero también que si responde a la confianza de Zidane, éste le dará su espacio en forma de partidos y minutos de calidad. Lo sucedido en la final de la Champions League es un buen ejemplo, cuando el genial futbolista ingresó en el terreno de juego de San Siro sustituyendo a Kroos a falta de veinte minutos para el final, disputando el tramo definitivo de un partido de primera categoría.

Con un perfil similar, Isco se impuso con claridad a James Rodríguez en esa batalla por tener protagonismo. El colombiano, enfrentado abiertamente a Rafa Benítez, no consiguió convencer a Zidane en ningún momento. Su rendimiento cayó a los infiernos, mientras su compañero, sin relucir en exceso, sí ofreció unas prestaciones muy superiores a ojos del entrenador francés. Zizou quiere tener a su lado a Isco, aunque éste tenga claro que parte desde la segunda línea y que alcanzar una posición de mayor relevancia no será sencillo.

El que deberá remar, y bastante, es James Rodríguez. Su pasado curso fue decepcionante de principio a fin. Si con Rafa Benítez no brilló nunca, con Zidane no resurgió como se esperaba. El futbolista provocó un profundo malestar en la zona ejecutiva del Santiago Bernabéu, desde donde en su momento se ordenó a los asesores del sudamericano que comenzaran a mover a su cliente en el mercado europeo. Ahora, por contra, toca esperar para tomar una decisión definitiva.

Nada que ver Isco con Jesé Rodríguez. “Si fuese su amigo le diría que buscase minutos”, dijo Zidane sobre el canario. A diferencia de Isco, el atacante tiene claro desde hace tiempo que es hora de jugar en otra parte. Ahora le toca decidir cuál es el mejor destino para impulsar su carrera deportiva, que sufrió un brusco parón durante las dos últimas temporadas, en parte por la grave lesión que padeció en una rodilla en marzo de 2014. Ahora le toca al jugador meditar para elegir el mejor lugar en el que recuperar el esplendor de antaño. Con unos cuantos clubes españoles a la espera, todo apunta a que emigrará más allá de nuestras fronteras. El Borussia Dortmund está al acecho, igual que algún club de la Premier League le ha echado el ojo.

miércoles, 20 de julio de 2016

LA "ESPANTÁ" DE ÁNGEL VILLAR

Jaime Trevijano

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar, ha hecho oficial su candidatura a la presidencia de la UEFA sin dejar resuelto ninguno de los asuntos importantes de la Federación.

Las elecciones de la UEFA se celebrarán el 14 de septiembre de 2016 durante un Congreso Extraordinario que tendrá lugar en Atenas, unos comicios en los que también concurrirán el esloveno Aleksander Ceferin y el holandés Michel Van Praag. El plazo para presentar candidaturas finaliza este miércoles día 20.

La UEFA se vio obligada a convocar elecciones tras la resolución del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), que mantuvo una sanción de cuatro años al expresidente Michel Platini, quién fue apartado por incumplir el código ético de la organización.

Desde diciembre de 2015, Villar ha ocupado la presidencia en funciones de la UEFA dado su cargo de vicepresidente primero del ente europeo. El dirigente español, que ejerció de máximo responsable en la pasada Eurocopa, tendrá ahora la oportunidad relevar definitivamente a Platini.

Villar, presidente de la RFEF desde 1988, no se ha visto salpicado por el 'caso FIFA', que apartó de sus responsabilidades a Joseph Blatter y a Michel Platini por un pago de 1,8 millones de euros del suizo al francés en el año 2011.

De esta forma, el vizcaíno podría centrarse en la presidencia europea y dejar de lado la carrera electoral en la Federación Española. Las elecciones están en suspenso después de que el Consejo Superior de Deportes desestimase este lunes el reglamento electoral aprobado por la RFEF.


La falta de acuerdo y el incumplimiento del ente federativo --que debió celebrar las elecciones antes de junio-- dejan a las otros dos candidatos muy pendientes de la decisión de Villar. Es el caso de Jorge Pérez, su todavía secretario general, y Miguel Galán, presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores.

lunes, 18 de julio de 2016

LA ESPERA DE POGBA

El jugador francés desea vestir la zamarra merengue y ha decidido ralentizar su fichaje por el Manchester United por si su fichaje con el club blanco llegara a concretarse

Antonio Blanca

Paul Pogba, futbolista de la Juventus de Turín, está a unas semanas de dejar la disciplina bianconera. Ya sólo falta saber cuál será su destino. Manchester United o Real Madrid serán sus equipos. El primero parece tenerle ganada la partida al segundo, pero los blancos aún no tiran la toalla.

El Real Madrid ha solicitado a Mino Raiola, agente del francés, algo más de tiempo para poder reunir la gran cantidad de dinero que exigiría la operación. Hay que recordar que la Juventus pide entre 100 y 120 millones para dejar salir al jugador y que el propio Raiola ha solicitado unos 25 millones de euros de comisión.

Si a ello se le añade el sueldo que debería percibir Pogba, la operación se eleva hasta los 160 millones de euros al menos en la primera temporada del jugador como potencial refuerzo blanco.

De ahí que el club no tenga, a día de hoy, la suma necesaria para cerrar la operación. Sería necesario que el Real Madrid vendiera alguna estrella para conseguirlo, como pasó, por ejemplo, en 2013, cuando Özil dejó el Bernabéu para financiar la llegada de Bale o en 2014, cuando fue Di María el que se marchó para atar a James. Así las cosas, es este último, el colombino, el que más opciones tiene de dejar el club para financiar una operación de esta dimensión.

Entre tanto, Pogba parece haber aceptado el mensaje del Real Madrid y ha ralentizado su llegada al United. Lo ha hecho a través de Raiola, quien la semana pasada dijo que el jugador estaría dispuesto a renovar (algo impensable desde el punto de vista de la Juve y del propio jugador).

Unas declaraciones que sólo buscan que la salida del jugador se ralentice un poco más mientras el Real Madrid contesta definitivamente si podrá financiar su fichaje o si, por el contrario, deberá dejarlo salir para que refuerce al United de Mourinho.

jueves, 14 de julio de 2016

UNA IGNOMINIA LLAMADA BARCELONA

El club catalán sigue sumergido en escándalos y cuestiones judiciales agravadas desde el propio seno del club con campañas desacertadas como “Todos somos Messi”

Antonio Blanca

El Barcelona está inmerso en uno de los momentos más complicados institucionalmente de su historia debido a varios problemas judiciales con Hacienda, el último, la condena a Messi de 21 meses de prisión. Con el paso de los meses, los problemas van cerrándose con mayor o menor daño y lo mejor para el club es que no se está resintiendo demasiado deportivamente. Olvidada ya la dimisión de Rosell en enero de 2014 y superada la sanción FIFA que le prohibía fichar jugadores, estos son los principales problemas entre el Barcelona y Hacienda.

'Caso Neymar': acuerdo para evitar la prisión de Bartomeu y Rosell

El futbolista brasileño llegó en la temporada 2013/14 y su fichaje se anunció por un montante total de 57 millones de euros (17,1 millones al Santos y 40 para la sociedad N&N) un precio sorprendentemente bajo en comparación al montante de otras operaciones. Florentino asegura que el Santos le pidió 150 millones de euros por el jugador después de fichar a Bale por 91 millones.

Jordi Cases decide en diciembre de 2013 denunciar a Sandro Rosell y su junta directiva por apropiación indebida en el fichaje de Neymar. El diario El Mundo publica siete documentos firmados por los implicados en los que se demuestra que el precio real fue de 95 millones. Gran parte de esa cantidad está encubierta en contratos publicitarios, fines benéficos y una cláusula incumplida por la que Neymar ingresó al menos 30 millones. El juez Ruz admitió la denuncia del socio por una simulación en el contrato.

Rosell pidió al juez que lo llamase para declarar, pero tres días después decide dimitir dejando paso a Bartomeu. El Barça presentó en febrero una autoliquidación complementaria de 13 millones de euros con el objetivo de dar cobertura a las eventuales interpretaciones que se puedan dar a todos los contratos firmados con motivo del fichaje de Neymar.

El juez concluyó que las cantidades por la adquisición del jugador Neymar ascendieron a 94.8 millones de euros. Una cifra que fue ocultada por el presidente y no se incluyeron en las cuentas anuales pese a que todo salía de la misma caja del club.

La fiscalía solicitó  dos años y tres meses de prisión y 3,83 millones de euros de multa para Josep Maria Bartomeu, y más de siete años de cárcel y 25,15 millones de sanción para Sandro Rosell, por delitos fiscales y societarios en la contratación del jugador Neymar. También una multa de 22,2 millones de euros para la entidad blaugrana, imputada como persona jurídica. Además, como responsabilidad civil, el ministerio público reclama 9,55 millones de euros para Rosell y el club solidariamente y 1,9 para Bartomeu.

De la Mata, sucesor de Pablo Ruz, admitió de forma paralela una querella contra Rosell y Bartomeu por estafa y corrupción entre particulares que interpuso la empresa que tenía el 40% de los derechos federativos del jugador antes de que el Santos lo traspasara a la entidad culé, Dis-Esportes. Si Neymar aceptó 40 millones por fichar por el Barcelona, el club azulgrana podría haber alterado de esta manera el libre mercado de fichaje de futbolistas. Se solicitaron las ofertas por el jugador a clubes como el Real Madrid, el Bayern o el City para conocer si eran superiores y la empresa Dis-Esportes debería haber ingresado más dinero.

Finalmente, el Barcelona llegó a un acuerdo con la Fiscalía y pactó una multa de cinco millones de euros. El pacto incluye exonerar tanto a Bartomeu (para quien el fiscal pedía dos años de cárcel) y a Rosell, que no cumplirá la condena de siete años y medio que se le impuso por delitos fiscales.

El juez impone 21 meses de cárcel para Messi y su padre

En octubre de 2015, el juez instructor decretó la apertura del juicio oral contra Lionel Messi y su padre, Jorge Horacio, por un presunto fraude de 4,16 millones de euros. A Messi y a su padre se les investigó por supuesto fraude desde 2013, por no pagar impuestos respecto a derechos de imagen del jugador entre 2007 y 2009 gracias a la creación de empresas pantalla en Belice y Uruguay, considerados paraísos fiscales en aquella época. El abogado del Estado, que defiende los intereses de la administración de Hacienda supuestamente defraudada, pidió siete meses y medio por cada uno de los tres delitos para los dos hombres, es decir 22 meses y medio de prisión, y una multa equivalente a la cuantía defraudada.

Finalmente, la Audiencia de Barcelona ha condenado a una pena de 21 meses de prisión por los citados delitos. En todo caso, el jugador estrella y su padre podrían salvarse de la cárcel aun siendo condenados, ya que en España las penas inferiores a dos años no suelen implicar necesariamente su entrada en prisión, quedando todo a la discrecionalidad del juez.

Este delito de Messi ve su último y más vergonzante capítulo en la campaña orquestada por el Barcelona en defensa de su estrella condenada por defraudadora. “Todos somos Messi” en apoyo del argentino es una oda al delito y a la ofensa de la ética y la moral. No todos somos Messi, afortunadamente la gente de a pie, sea seguidora del Barça o no paga religiosamente sus impuestos a los que están compelidos por mandato legal, no son multimillonarios y no han sido juzgados y condenados por robar a la Hacienda Pública, a todos.

Presunto blanqueo en partidos benéficos de la fundación de Leo

Un juzgado de Barcelona investiga otro presunto delito fiscal relacionado con la organización de varios partidos benéficos de su fundación en Latinoamérica, en 2012 y 2013.

La Guardia Civil denunció en los Juzgados de Plaza de Castilla de Madrid al futbolista del Barcelona, pero el fiscal considera, sin pronunciarse sobre el fondo del asunto, que el procedimiento debe ser remitido a Barcelona. La denuncia se centró en los hipotéticos beneficios obtenidos de varios partidos que se jugaron en diversos países latinoamericanos entre 2012 y 2013, unos hechos que podrían constituir, según los investigadores del instituto armado, delitos de blanqueo de capitales o contra la Hacienda Pública.

Messi y los papeles de Panamá

Hacienda está investigando si lo Messi blanqueó dinero a través de una sociedad panameña. El 13 de junio de 2013, un día después de conocerse que había evadido 4,1 millones de euros, Messi y su padre Jorge Horacio volvieron crear un sistema de fraude fiscal. Utilizaron un despacho uruguayo y construyeron una sociedad panameña. De este modo habrían seguido facturando sus derechos de imagen sin declararlos a Hacienda.

La empresa, conocida como 'Mega Star Enterprises Inc', está activa y no ha sido investigada todavía por las autoridades españolas. Su descubrimiento se llevó a cabo gracias a la investigación conjunto de El Confidencial y La Sexta con el nombre de 'Los Papeles de Panamá'.

El padre del jugador aseguró que "es todo mentira"" porque "Lionel Messi no ha llevado a cabo ninguno de los actos que se le imputan en ellas -las noticias-, siendo falsas e injuriosas las acusaciones de haber diseñado una nueva trama de evasión fiscal e, incluso, de crear una red de blanqueo de capitales", rezaba el comunicado de la familia.

Mascherano acepta un año de cárcel por ocultar ingresos

El día 1 de octubre de 2015, el Juzgado de Instrucción 9 de Gavà (Barcelona) citó a declarar como imputado a Mascherano por defraudar a Hacienda 1.556.729 euros al ocultar ingresos de sus derechos de imagen en los ejercicios de 2011 y 2012 del Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas (IRPF).

La querella de la Fiscalía atribuye al futbolista dos estrategias para este supuesto fraude: no declarar las rentas obtenidas de la marca deportiva Nike a través de una sociedad domiciliada en Estados Unidos y simular la cesión de sus derechos de imagen a una sociedad puramente instrumental radicada en la zona franca de Madeira (Portugal).

El 9 de septiembre, el jugador pagó a Hacienda los 587.822 euros defraudados en 2011 -más 91.152 de intereses- y los 968.907 supuestamente estafados en 2012, más 102.000 de intereses.

Finalmente, el jugador aceptó en un juicio de conformidad un año de cárcel por un fraude fiscal. En una vista que en la Audiencia de Barcelona, el futbolista ha reconocido los dos delitos contra la Hacienda Pública, por los que se le ha condenado a pagar también una multa de 816.000 euros después de haber devuelto ya el dinero defraudado.

Adriano, otro defraudador más

Los futbolistas que cedieron sus derechos de imagen a empresas fantasma en el paraíso fiscal de Madeira (Portugal) están siendo ahora señalados por la justicia. El defensa brasileño del Barça defraudó 700.000 euros en impuestos entre 2011 y 2012. Así lo indican las conclusiones de la Agencia Tributaria. Hacienda acusa a Adriano Correia de eludir el pago del IRPF en España mediante un entramado de empresas que le permitió ocultar sus ingresos por derechos de imagen. El montaje fiscal fue diseñado cuando el Barça fichó a Adriano procedente del Sevilla, en 2010.

lunes, 11 de julio de 2016

RONALDO LEYENDA DE LEYENDAS

Cual Cid Campeador que hasta después de muerto ganaba batallas, Ronaldo levanta la Eurocopa de Francia tras lesionarse en la primera parte

Antonio Blanca

Éder, un héroe anónimo que llegó a la Eurocopa casi como relleno en la plantilla lusa, dio este domingo a Portugal el primer título de su historia, una Eurocopa que mereció por su capacidad de supervivencia durante el torneo, tallada con un trabajo duro y conspicuo de su entrenador Fernando Santos, y en una final en la que ni la ausencia de Ronaldo la descompuso, frente a una decepcionante selección francesa, que pudo pero no supo ganar.

Fue Éder, curiosamente un delantero que ha revivido en Francia con el Lille, el que, con un disparo desde fuera del área en el minuto 109, sentenció una final sin juego, en la que Francia no fue capaz, siquiera de aprovechar la lesión de Cristiano Ronaldo.

No hubo duelo Cristiano-Griezmann porque Dimitri Payet lo evitó. El delantero del West Ham acabó en poco más de un cuarto de hora con la que se suponía la gran atracción, la que había ocupado portadas desde que se supo la composición de la final. Con dos duras entradas, enterró los sueños del capitán portugués, que se veía ante la gran ocasión de completar su palmarés.

Dos entradas a destiempo, dos golpes en la rodilla que necesitaron atención en la banda, una estrategia tan antigua como tan mezquina, la de salir a lesionar a la estrella rival, tan execrable como aquéllos que se alegraron de la lesión de la leyenda futbolística portuguesa, el mejor jugador del mundo. Dos golpes barriobajeros que dejaron KO a la estrella portuguesa. Volvió al campo, trató de correr a por un balón y, entre lágrimas, entendió que su final había acabado. Fue sustituido por Ricardo Quaresma cuando sólo había tocado ocho veces el balón. Ahí Cristiano cambió su rol, se embutió en el aura invencible de los más grandes, y desde la banda cual entrenador vivió como un portugués más, arengando a los suyos.

La lesión del madridista enfrió aún más una primera mitad que no tuvo ritmo. Francia trató de aplicar el mismo plan que ante Alemania e Islandia, presión alta y velocidad. De inicio robó el balón en campo contrario, pero no tuvo claridad ante la poblada defensa portuguesa y los lusos, que de salida ya no tuvieron prisa a la espera de su oportunidad, acusaron el golpe de la sustitución de Cristiano.

Un remate de cabeza de Griezmann, al que respondió Rui Patricio, una buena jugada de Moussa Sissoko, abortada de nuevo por el portero luso, y un par de arranques de fuerza de Blaise Matuidi. Eso fue todo lo que ofreció Francia en la primera parte. Muy poco para quien se consideraba favorita y se acababa de sacar de encima su principal temor.

No varió mucho el juego en el segundo tiempo. El conjunto francés, sin fútbol, siguió dependiendo del despliegue físico de Matuidi y Sissoko, mientras en Portugal aparecía Pepe para imponer desde atrás el liderazgo que le ha otorgado el técnico Fernando Santos.

Sin apenas noticias de Griezmann, que no volvió a disparar hasta el minuto 59, y mucho menos de Paul Pogba, probablemente el jugador que más se ha devaluado en esta Eurocopa, Didier Deschamps recurrió a Kingsley Coman en busca de algo que sacudiese la final.

Y fue Coman el que propició la mejor ocasión, un centro medido a la cabeza de Griezmann, que el delantero del Atlético, solo, peinó por encima del larguero. Sin una idea clara de cómo evitar la avalancha final francesa, Fernando Santos sacó al campo a Joao Moutinho, para tratar de tener más tiempo el balón.

No lo logró y la movilidad de Coman por ambas bandas comenzó a crearle problemas. Otra jugada del atacante del Bayern, rematada por Olivier Giroud y rechazada con otra buena intervención por Rui Patricio, fue un aviso.

Portugal entendió que no le bastaría con defender y buscó la sorpresa en los últimos diez minutos. Hugo Lloris tuvo que responder a un centro-chut de Nani y la consiguiente media volea de Quaresma, en el primer acercamiento de los de Santos en todo el segundo tiempo. Acto seguido, Rui Patricio, de nuevo salvador, repelió un duro remate de Sissoko, el mejor de su equipo.

El título había quedado expuesto a un único acierto; el que lo tuviese sería el campeón. En el último instante, lo pudo tener Pierre-André Guignac. El atacante de Tigres, el primer jugador de la Liga mexicana que disputa la final de una Eurocopa, recibió un balón en el área y tras revolverse bien disparó desde el borde del área pequeña ante la salida a la desesperada de Rui Patricio, pero el balón dio en el poste y la final se encaminó a la prórroga. El sino de la historia no estaba con Francia.

Treinta minutos en los que Portugal revivió y comenzó a meterle el miedo en el cuerpo a Francia. Primero con un remate de cabeza de Éder, luego con un golpe franco al larguero de Raphael Guerreiro y, finalmente, con el cañonazo del delantero del Lille, que mete a Portugal, al fin, en el palmarés de un gran torneo y al atacante originario de Guinea-Bissau en el santoral de su país.

Pero más allá del gol postrero del héroe de la noche, un nombre para la Historia deja la Eurocopa de 2016 disputada en Francia, le pese a su pléyade de odiadores que ahora deben nadar en ríos de bilis y envidia. Se siente, pero Cristiano Ronaldo ha sido ungido con la suerte de los más grandes, como capitán de Portugal poder al cielo un título con su país. Año para enmarcar. Copa de Europa de blanco, máximo goleador en la historia del Madrid y de Portugal, del mismo modo máximo artillero de las Eurocopas, y por fin su sueño, campeón con su país. Ronaldo, ganó anoche como El Cid, Ronaldo ahora es leyenda de leyendas. 

domingo, 10 de julio de 2016

PORTUGAL A POR LA SORPRESA

Aránzazu Gálvez

Portugal y Francia disputan este domingo la final de la decimoquinta edición de la Eurocopa, con Cristiano Ronaldo y Antoine Griezmann como grandes reclamos y el premio de un título que abre la puerta a un cambio de ciclo en el fútbol europeo. La final llega a ambos en el mejor momento, porque los dos alcanzan el último partido respaldados por dos convincentes semifinales. 

Portugal recuperó a Cristiano Ronaldo en el mejor momento. A falta de juego y goles, del delantero madridista se destacaba su condición de líder del grupo, la personalidad que había imprimido al brazalete que porta, pero contra Gales regresó el Ronaldo decisivo, con un magnífico gol de cabeza y una asistencia a Nani en el segundo gol. La mejor noticia, porque vuelve a intimidar. Y el capitán luso sabe que está ante su gran ocasión, la oportunidad de completar su palmarés con un título con su selección, que acarree además el Balón de Oro, meses después de que Leo Messi se haya despedido de la Albiceleste sin lograr la Copa América. 

Fernando Santos recupera en el centro del campo a Williams Carvalho, ausente de la semifinal por lesión, y, casi seguro, a Pepe, que regresó a los entrenamientos con el resto este sábado, tras no poder participar contra Gales por lesión. Ésa es la gran noticia para el técnico portugués, porque el madridista se ha convertido en un jugador indispensable, tanto por el carácter que aporta al equipo como por su estado de forma. Fue el mejor de su equipo en el partido de cuartos frente a Polonia. 

Francia jugó contra Alemania el que, quizá, haya sido el mejor encuentro del torneo. Supo sobrevivir cuando los campeones del mundo impusieron su ritmo y, favorecido por el inocente penalti de Bastian Schweinsteiger, aprovechó el gran momento de forma de Griezmann para sellar su presencia en su tercera final. El técnico Didier Deschamps parece haber encontrado el sistema y la alineación ideal. Junto al buen momento de forma de  Hugo Lloris en la meta, la entrada en el centro de la zaga del nuevo fichaje barcelonista Samuel Umtiti, como compañero de Laurent Koscielny, le ha dado consistencia a su defensa. También puede continuar confiando en el centro del campo en Moussa Sissoko, que parece haberle ganado terreno a N'Golo Kante. 

Pero sobre todo tiene a Griezmann que por el momento es el hombre del torneo. No sólo es el máximo goleador (6 tantos), sino que con su aportación a la hora de crear espacios, su apoyo al centro del campo y su juego de contragolpe se ha convertido en el referente francés. 

Para Portugal, la final es su gran oportunidad histórica de dar el paso que siempre le ha faltado. No lo logró con el magnífico equipo que lideró Eusebio, tercero en el Mundial de Inglaterra 66, ni con la generación de oro de Luis Figo y Rui Costa, que con un jovencísimo Ronaldo fue subcampeona en 2004, cuando lo tenía a mano como anfitriona y frente a Grecia. 

En Francia, ha encontrado su gran oportunidad cuando menos lo esperaba, porque ni el juego del equipo, ni el momento de Ronaldo aventuraban el éxito al comienzo del torneo. Pero ha sobrevivido, se ha hecho fuerte frente a las críticas y ahora llega con el viento de cara. 


Francia también es una superviviente. De sus propios líos -con el positivo de Sakho y el escándalo sexual que dejó fuera a Valbuena y Benzema-, de las lesiones -Varane, Mathieu- y de un comienzo poco ilusionante, en el que se puso en cuestión la aportación de Pogba y Griezmann. La selección francesa se juega, además, más que un título. No sólo aspira a conquistar una tercera Eurocopa, que le pondría al nivel de Alemania y España, sino también a certificar un cambio de ciclo, mientras las otras selecciones que han dominado el fútbol mundial y europeo buscan la forma de recomponer la figura. 

viernes, 8 de julio de 2016

EL PRINCIPITO SE HIZO REY

Jaime Trevijano

Dos goles de Antoine Griezmann, uno de penalti en la primera mitad, y otro tras el descanso dieron el pase a la final de la Eurocopa a una selección francesa que, asida al estado de gracia de su estrella, aprovechó sus oportunidades para asegurarse la lucha por el título, el domingo en París, donde le aguarda la selección portuguesa de Cristiano Ronaldo.

Griezmann, criticado en el arranque del torneo, se ha convertido en el ídolo de la afición. Máximo goleador del torneo (con 6 tantos) y el jugador decisivo. Él solo cambió una eliminatoria que se preveía cuesta arriba.

En un partido marcado por la emoción, en las gradas, y la tensión en el campo, Alemania se vio sorprendida por la vigorosa puesta en escena francesa. El equipo de Didier Deschamps quiso prolongar la euforia de las gradas y salió dispuesto a atropellar a su rival.

Con la misma alineación y un plan similar al del partido contra Islandia, Francia superó a los campeones del mundo en unos primeros minutos en los que Manuel Neuer sostuvo a su equipo, con una gran intervención a un disparo de Antoine Griezmann, que culminó de esa forma una buena jugada con Blaise Matuidi.

Fueron diez minutos de agobio, de presión desbocada, pero no acabaron en nada. Alemania recompuso la figura y, con la entereza del campeón del mundo, fue creando superioridades en todas las zonas del campo.

Tuvo el balón Toni Kroos, imperial, jugó entre líneas Mesut Özil y Francia se encontró defendiendo en su campo, con Griezmann diez metros detrás del círculo central y si posibilidad de contragolpe. En esos momentos, sólo Hugo Lloris, con un par de despejes de mérito y Samuel Umiti, providencial al cruce frente a un caótico Thomas Müller, evitaron que el juego alemán tuviese recompensa.

Y, sin embargo, los campeones del mundo llegaron al descanso por detrás en el marcador. Francia, que no se había vuelto a acercar con peligro a la meta de Neuer más que con un contragolpe de Olivier Giroud, que cortó tirándose con todo Benedikt Höwedes, se encontró con un ingenuo penalti de Bastian Schweinsteiger en el 45.

Una mano dentro del área, ante Patrice Evra, increíble para el jugador europeo que más partidos de fases finales ha disputado (38).

No falló Griezmann y cambió el curso de la semifinal y el ánimo de una selección alemana que no aturdida por el marcador, pese a su 64 por ciento de posesión.

Tras el descanso, mantuvo su plan Alemania -de nuevo golpeada por una lesión, ahora de Jerome Boateng-, pero con menos profundidad, por lo que Löw sacó a Mario Götze, el héroe del Mundial otra vez al rescate.

Pero no hubo forma. Griezmann aprovechó el primer balón que el cayó al área, tras un apurado despeje de Manuel Neuer y sentenció la clasificación ante un equipo alemán sin suerte -Julian Draxler estrelló un balón en el larguero- que tiró de orgullo y cayó con dignidad.


El domingo, en Saint Denis, Ronaldo y Griezmann, ovacionado por la grada cuando fue sustituido en el 92, lucharán por la corona. La propia y la de sus selecciones.

jueves, 7 de julio de 2016

RONALDO SIEMPRE APARECE

Gran partido de la estrella portuguesa que mete a su país contra pronóstico en la final de la Eurocopa tras deshacerse de Gales

Antonio Blanca

Portugal, a pesar de las críticas vertidas a lo largo del torneo con mayor o menos razón,  es finalista de la Eurocopa, merced a las ventajas de un cuadro benévolo (del que España no olvidemos pudo beneficiarse) y un jugador colosal. Es cierto que Cristiano no estaba haciendo un torneo de campanillas, sus detractores-odiadores, que colapsarían una ciudad media si se manifestaran, no dudaban en señalar que en los lusos todo era suerte y que Ronaldo parecía haberse quedado en Madrid viendo el fútbol desde casa. Pero no, contra Gales demostró que las pocas fuerzas que le deben quedar en este caluroso julio bien pueden transformarse en fútbol o, en su máxima especialidad, el gol, del que es maestro superlativo.

Anotó el primero, el que abrió la cuenta del partido y desanimó casi definitivamente a Gales. Típico golazo de Cristiano. Fue también uno de eso tantos que casi solo puede marcar él en el mundo del fútbol. El córner se puso en el centro del área y él no parecía en posición de rematarlo. Poco le conocen, dio un salto sensacional y utilizó la cabeza como una catapulta para formar un remate genial. Durísimo, fortísimo, lo que un ser humano normal solo podría hacer con la pierna. Es uno de esos privilegiados, capaces de hacer goles que el resto ni imaginan. Una estrella colosal.

Poco después del primero, llegó el segundo. Si Gales pensó en algún momento que había espacio para la recuperación, pronto se dio cuenta de que no, que su camino terminaba en unas muy meritorias semifinales, una ronda en la que estaban desafiando la lógica futbolística que dice que un equipo con dos jugadores y nueve chicos concienciados pero sin talento no tiene recorrido alguno. No jugaron bien, no inquietaron a Rui Patricio en ningún momento. Sin Ramsey, un muy buen jugador que estaba sancionado, era Bale contra el mundo. Jugó bien, lo intentó todo, pero no dio para más.

En el segundo gol de los lusos, cómo no, también tuvo una importancia capital Cristiano Ronaldo. Cogió un balón lejos del área, se inventó uno de esos tiros en los que solo él tiene fe, le dio mordida y Nani se la encontró para rematar y sentenciar. Con el partido de cara como estaba, se vio por fin al 'crack', más activo, rematando todo lo que le llegaba, haciendo un derroche de energía tan propio de él. Nunca le faltaron las ganas, la ambición infinita que le empuja más y más, siempre queriendo reinar. Es, en eso, el empleado perfecto, el que sabes que nunca te dejará en la estacada.

Todo este despliegue de Ronaldo llegó en la segunda parte. La primera es una nebulosa que nunca debió ocurrir. Muy en la línea de esta tediosa Eurocopa, fútbol lento, fútbol miedoso. Es algo habitual en las semifinales de los torneos, lo que no se entiende bien es que se haya extendido eso a todo el campeonato. Los equipos tienen pánico de perder, de que el sueño se desplome. Juegan como el niño nuevo en la escuela, que no conoce y no se atreve. Aburridísimo aquello hasta que despertó Cristiano. El de Madeira es la explicación del éxito de Portugal. O una de ellas, la otra es la suerte. 

Los lusos, que el domingo estarán en París disfrutando de una final de la Eurocopa, una de las cosas más emocionantes que existen, han tirado la moneda muchas veces y siempre para salirles cara. Hasta los cuartos de final no había pasado la selección vecina del empate en los noventa minutos, estuvo prácticamente eliminada contra Hungría, que en tres ocasiones se puso delante y otras tantas terminó igualada por la fe de Cristiano.

Por si eso fuera poco, un gol de Islandia en el último minuto les dejó terceros en el grupo o, lo que era lo mismo, en el lado manso del cuadro. Y con esas bases han creado el imperio. Primero Croacia, que jugó mejor -no mucho mejor, solo ligeramente mejor- pero terminó sucumbiendo cuando la prórroga ya expiraba. Luego Polonia, para la que necesitaron llegar a los penaltis para sobrevivir. Y lo hicieron, que era lo importante. Contra Gales, sin brillar en demasía, encontraron por primera vez un modo para ganar sin sufrir.

El equipo tiene una estrella y un ritmo pausado, melancólico, casi de fado. Sus jugadores no son malos, pero tampoco una maravilla. Algunos son físicamente bien dotados, como Renato Sanches, otros tienen trazas de talento, como Andre Gomes o Nani... pero en todo caso, sin el alma que lleva el siete, difícilmente hubiesen llegado tan alto.

Cristiano, Cristiano y más Cristiano, pero también un poco de Gareth Bale. El jugador galés ha demostrado en esta Eurocopa que sabe ser líder, y la mera presencia en semifinales de su país es un gran hito. En el Madrid, en ocasiones, se le ha achacado no dejarse todo en el campo, no bajar lo suficiente ni ser solidario. Sus compatriotas no pueden pensar lo mismo. En esta Eurocopa ha demostrado lo mucho que le importaba jugar y lo ha hecho, además, con criterio y fútbol. Porque Gareth Bale, por encima de todo, es un gran futbolista: rápido, potente, con un exquisito toque de balón. Todo un esteta. Le ha dado para más de lo que pensaba, para menos de lo que él hubiese soñado.
Bale y Cristiano se encontraron al final del partido. Se dieron un abrazo y estuvieron un rato hablando. Ambos pueden estar contentos, incluso el caído, que no en vano ha hecho de un país que nunca había estado en una Eurocopa otro que ahora sabe lo que son las semifinales. El luso, por su parte, tiene una ronda más para reivindicarse. Él, que pelea tanto por los títulos como por la historia, que se tiene en una consideración altísima, puede ganar un título europeo que le daría una de sus mejores líneas en el currículo. Portugal regresa a una final continental 12 años después, en la última ya estaba

Cristiano, aunque era más un niño con hambre que la inmensa estrella que es hoy. Si el domingo da la sorpresa -pongan el rival que quieran, sería sorprendente- incluso su manifestación de críticos tendrá que darle valor a lo logrado. No es equipo para estar en una final, menos aún para ganarla.

MESSI NO ES IGNORANTE, ES UN ESTAFADOR

Jaime Trevijano

La Audiencia de Barcelona ha castigado al futbolista y a su padre con cerca de dos años de prisión por defraudar a Hacienda 4,1 millones de euros. Según los jueces, "su conducta no puede quedar impune" para "no mandar a la ciudadanía un mensaje de que es preferible inhibirse que preocuparse". Messi ha sido juzgado por tres delitos fiscales, por los cuales además se le ha impuesto una multa de dos millones de euros tras el juicio celebrado en junio.

Su padre, Horacio Messi, ha sido castigado con la misma pena de prisión, pero la multa se rebaja a 1,6 millones de euros. Estas condenas, en principio, no implicarán el ingreso en prisión del astro argentino, aunque la última palabra la tiene el tribunal. A partir de ahora, el jugador tendrá antecedentes penales por lo que si fuera condenado de nuevo por otros delitos su ingreso en prisión sería casi inevitable.

El tribunal rechaza a lo largo de una sentencia de 58 folios los alegatos ofrecidos por el delantero del Barça, quien ha sostenido a lo largo de todo el proceso que él no leía los contratos y que firmaba lo que le decía su padre porque él solo se dedicaba a jugar al fútbol. Para los jueces esa actitud es "una indiferencia grave", ya que le ha llevado a "permanecer en la ignorancia a lo largo del tiempo". Y es que los jueces dan por bueno que el astro argentino "dejó de leer sistemáticamente todos y cada uno de los contratos", pero señalan que esta actuación no le puede resultar beneficiosa para "no mandar a la ciudadanía el mensaje de que que es preferible inhibirse que preocuparse" en asuntos fiscales.

Los jueces sostienen que el delantero blaugrana omitió declarar en los ejercicios del 2007, 2008 y 2009 los ingresos obtenidos "por la explotación de sus derechos de imagen incumpliendo así su obligación de contribuir" al erario público. Por ello, los jueces consideran que Messi "se ha beneficiado de unos importantísimos ingresos por la explotación de sus derechos de imagen que transitaban directamente a Belice y luego a Uruguay sin conocimiento de la Hacienda" española que era donde tenía que tributar por ser residente en este país desde el 2000 y tras haber adquirido la nacionalidad española en septiembre del 2005.

Los jueces explican que la cesión de los derechos de imagen del jugador a una sociedad que era controlada por sus padres por un importe de 38.000 euros tenía por objeto que estos se mantuvieran "en el seno de la familia" aunque el verdadero titular de los mismos era el delantero. Por ello, los jueces establecen que el jugador dejó de ingresar en las arcas de Hacienda 4,1 millones de euros tras haber percibido por este concepto 9,7 millones de euros. Los magistrados castigan a su padre por entender que "sin su intervención no se habría cometido el delito", ya que desde que el delantero era menor de edad "se ocupó y controló" la gestión "de los intereses económicos de su hijo".


El tribunal aplica a los Messi la atenuante de reparación del daño porque ya han ingresado en el fisco el dinero que defraudaron. A pesar de ello, les impone una multa a ambos cuya cuantía también rebaja por aplicarles este atenuante.

lunes, 4 de julio de 2016

GRIEZMANN MONARCA DE FRANCIA

El delantero centro del Atlético de Madrid lleva a su país en su Eurocopa a semifinales donde espera la selección germana el próximo jueves

Antonio Blanca

Antoine Griezmann y diez más. Así juega Francia esta Eurocopa de 2016, anoche en la goleada frente a Islandia también pare meterse en las semifinales. La anfitriona sigue sin convencer con su juego pero se aferra a la estrella inesperada en el guión del seleccionador, Didier Deschamps. Apodado el ‘Principito’, ha sabido recuperar la confianza de su seleccionador y pasar a convertirse en el Rey de su equipo. Ya es titular indiscutible gracias a sus cuatro goles que le colocan como ‘pichichi’ en solitario de la Eurocopa. Pero su estatus en el equipo ha crecido a lo largo del torneo.

Partido inaugural ante Rumanía, minuto 66 con 1-1 en el marcador: Deschamps movió el banquillo para buscar la victoria y Griezmann fue el primer sacrificado. Algunos franceses incluso veían un ‘caso Messi’: un mismo jugador pero bien diferente según juegue con su equipo o con la selección.

En el segundo partido, contra Albania, fue suplente. La confianza en el delantero colchonero decaía pero el ‘7’ galo, que entró en el 68′, supo recuperarla dando el gol de la victoria en el último minuto del partido (aunque aún quedó tiempo para el 2-0, obra de Payet). En octavos de final, ante Irlanda, Griezmann consolidó esa confianza con un doblete para remontar el encuentro (2-1) en la segunda parte. Fue el primer partido que jugó completo en el torneo.

De hecho, tras el encuentro Deschamps se deshizo en elogios al afirmar que demostró “su habilidad y eficacia habituales”. Mientras, el ex de la Real Sociedad admitió que al principio del torneo no estaba en su “mejor nivel” pero que ahora se siente “mejor” y que los goles le dan “confianza”.

El gran damnificado es sin duda Anthony Martial. El fichaje estrella del Manchester United el pasado verano, de los pocos destacados de los red devils esta temporada, no ha jugado ni un minuto desde la explosión de su compañero tanto contra Suiza, en el último partido de la fase de grupos, como en octavos. Un gran varapalo pero que siendo honestos, pocos franceses le echan de menos teniendo a este Griezmann. Toda Francia y su Rey el primero ya sueñan con la final del domingo 10 de julio. 

domingo, 3 de julio de 2016

ALEMANIA VENCE SUS VIEJOS FANTASMAS

Aránzazu Gálvez

Alemania nunca había ganado a Italia en una fase final de un Mundial o una Eurocopa (ocho combates: cuatro victorias transalpinas y cuatro tablas). Este dato, paradigmático de la relación de fuerzas entre estos clásicos del Viejo Continente y tetracampeones del mundo, envolvió el marco sobre el que se desarrollaría el cruce estrella de los cuartos de final de la sorprendente Euro`16 que está degustando la hinchada. La ancestral némesis teutona, esquiva a favoritismos por la ausencia de nombres estelares en su convocatoria -es decir, relamida en su salsa-, planteó el primer enfrentamiento de entidad en el torneo para los campeones de Brasil 2014. La empresa que bien pudiera afirmarse como el retazo legendario de este estío, final adelantada, exponía, además y en grado sumo, la contraposición estilística que está protagonizando el presente balompédico. Die Mannschaft (único reducto del fútbol de toque superviviente en territorio francés, con seis goles a favor y cero en contra) y la azzurra (cinco dianas asestadas y un solo tanto cedido) se escrutarían mutuamente como exponentes enfrentados del juego colorido y el rigor táctico. El plato fuerte de estas cuatro semanas de lucha transnacional estaba servido en el Stade Matmut Atlantique de Burdeos, con el ritual de los icónicos himnos como atrezzo que remarcaba lo elitista del evento.

Joachim Löw, que comprobó el estado del césped -como es costumbre- antes del calentamiento de ambas plantillas, corroboró la vigencia del peso de los antecedentes. El técnico decidió matizar su apuesta de inicio, considerando el raciocinio táctico por delante de la frugalidad creativa que le condujo a tocar techo hace un par de años. El respeto a las armas que arrodillaron a España el pasado lunes sacó de la titularidad a la mejor versión artística de Julian Draxler. La estratagema adoptada por el seleccionador, que colocó a Howedes en el perfil diestro de una novedosa defensa de tres, buscaba contrarrestar el vuelo exterior y en transición italiano plagiando disposición. Así, el dibujo teutón mutó hacia un 3-5-2 que incluyó a Kimmich y Héctor en la labor de carrileros largos, al doble pivote conformado por Kroos y Khedira y a la movilidad de Özil y Müller, con Mario Gomez ejerciendo de punta referencial. Hummels y Boateng se aplicarían en la salida de pelota y el cierre de la meta de Neuer, en un intento por monopolizar el control de la pelota por medio de la superpoblación de la medular. La querencia dominadora y el amarre de los riesgos tras pérdida completaron la perspectiva de un entrenador valiente como para cambiar sus presupuestos en el día grande. La potente zaga neutralizaría el tenebroso juego aéreo rival y la cohesión sin pelota y precisión con ella marcarían el resto de variables, en pos de un anestesiado tránsito hacia las semifinales. El talento de Götze, Podolski, Schürrle, Draxler y demás estiletes aguardarían turno como plan b.

Antonio Conte, que definió este duelo como un envite “mucho más duro” que el que hizo descarrilar al seleccionado dirigido por Vicente del Bosque, hubo de lidiar con la definitiva baja de Danielle de Rossi, cosa poco baladí, y las molestias condicionantes de Antonio Candreva, el punzón exterior insustituible. La ausencia de calidad medular (Verrati y Marchisio no viajaron, lesionados) y las circunstancias colocaron al bregador juventino Sturato como ancla de un sistema que sufriría para elaborar ante la ausencia del romanista. Parolo y Giaccherini -mejor dotado el primero para crear- actuarían como tapones y lanzadores y De Siglio y Florenzi repetirían su laborioso mandato de ida y vuelta perpetua. La importancia de la efectividad en el cuerpeo con sus pares de Chiellini, Barzagli y Bonucci estaba asimilada a la de la imprevista dupla Pellé-Éder. Buffon volvería a asumir la última línea de una retaguardia imponente, que todavía no había sido examinada por una ofensiva como la del púgil de este sábado. La paciencia y capacidad de sufrimiento contemplativo, basado en el sudor y rigor posicional colectivos recobraría su relevancia como el abono de situaciones ofensivas proporcionadas por la ganancia de peso en el duelo, con el paso de los minutos. Italia conjugaba la puntería, otra vez, como el axioma al que aferrarse en su correoso recorrido.

El comienzo de la eliminatoria proclamó el estándar disparatado de la pulsión competitiva de los comparecientes. Alemania aterrizó en el césped mejor que su antagonista, con voluntad decidida de imponer su concepción del balompié. Dominaba la pelota con circulaciones horizontales, pretendiendo, y consiguiendo, llevar el ritmo en el prólogo del cruce. Italia, por su parte, asumía la vertiente circundante al catenaccio ortodoxo para dispararse tras robo. Su intensidad posicional, que sembró nerviosismo en los locales, jugaba con la altura de su presión. Cedía terreno y lo recupera a su antojo, navegando con comodidad ante la prolongada y fútil posesión teutona, que había abierto a sus laterales como si fueran extremos y Khedira, Müller y Özil trataban de crear pasillos interiores, con Kroos como maestro de ceremonias. Los escaños intercalados de los interiores alemanes complicaron los primeros cierres transalpinos cuando la Mannschaft atisbaba la dirección de su avance con destino a Buffon, pero la presunción controladora decretada por Löw no alcanzó para dañar en ataque y digerir las revueltas planteadas por los azzurri. De hecho, aunque la pelota fue blanca en el primer pestañeo, las llegadas correspondieron a la squadra replegada. Una volea de Sturaro desviada, tras el rechace de un saque de esquina -minuto 4- dio paso al anuncio del aviso: cada pérdida significaría peligro automatizado. Una imprecisión generó el balón al espacio y hacia el desmarque de Giaccherini, que chutó para el desvío, atento, de Boateng -minuto 5-.

En torno al 10 se confirmó el encuadre de control y circulaciones fluidas alemanas. Özil fluctuaba por todo el frente ofensivo y reclamaba protagonismo entre líneas para buscar la ocupación de la mediapunta. El asedio se hacía tangible aunque Italia se estiraba y se negaba a encerrarse, con salidas posicionales coordinadas en fase defensiva. Hasta siete piezas alemanas (con el campo muy abierto por Kimmich y Hector) se contabilizaban en el último tercio de cancha azzurro, pero las superioridades por banda o en la parcela central no correspondían al anhelo asociativo de Löw. La estructura de Conte leyó con astucia el escenario que se desplegaba, tratando de contemporizar con la pelota para respirar y desestabilizar a una Alemania muy atenta, también, en la vigilancia. Asomaba el duelo de poder a poder presagiado. Los fallos se penalizarían como catastróficos, pues ambas selecciones ejecutaban su plan con una intensidad rutilante: unos amasan la pelota a la espera de detectar una fisura sobre la que filtrarse y los otros se guarecían en cancha propia, con el fin de arrancar una imprecisión y morder. El primer cuarto de hora de precaución concluyó con otro chispazo transalpino (cambio de banda de Pellé hacia el mano a mano de Florenzi con Hector, que acabó con el recorte y chut del romanista que atajó Neuer) y la lesión de Khedira. El motor juventino dejó su lugar para el veterano Schweinsteiger. Incluía una arista más creativa a su medular Löw con este imprevisto tempranero.

Italia susurró una enmienda al monopolio de la posesión alemana quemado el minuto 20. El bloqueo tejido por su red de ayudas -que desconectó a Müller y Gomez del resto de centrocampistas y forzó, en ocasiones repetidas, a un lanzamiento largo de los centrales hacia desmarques de ruptura- permitió a los italianos ganar algo de ambición con balón, con Éder intentando capitalizar el desahogo azurro. Sin embargo, una amalgama de errores en la salida del cuero transalpino (situación que salpicaría de inseguridad a los pupilos de Conte en su relación con la pelota) dio alas a la convicción de una Alemania tendente a la densidad por la ausencia de soluciones y movimientos en tres cuartos de campo. Sin celeridad combinativa, no conseguían deshacer la almendra conformada por Chiellini, Bonucci y Barzagli, siempre ganadora en los envíos aéreos hacia Gomez. En consecuencia, Müller descendió metros para entrar en calor y que las triangulaciones del juego propositivo superaran la horizontalidad, aunque la placidez italiana prosiguió. Las escaramuzas entraron en escena, entonces, para que la soga del sistema de Conte apretara el amarre de la fluidez alemana perdida. Con el ritmo más trompicado, el encuentro se definió como el choque constante de dos bloques que se cortocircuitaban. Alemania negó la transición italiana con coberturas afanosas y coordinadas, presionando con vehemencia y éxito ante la endeblez asociativa transalpina; y a Italia le bastaba con atrincherarse en la postura más integrista vista en el campeonato. Su falta de claridad en el lanzamiento de contras ahondaba en el sensible déficit dejado por el infortunio de De Rossi. Pero, en el envés de la filosofía del calcio, sólo concedió un tiro a puerta a su ilustre contrincante en la primera media hora, el que mandó a la red Schweinsteiger y que anuló por fuera de juego Kassai. Se creó a través del enésimo centro frontal, algo rudo, en el que el todocampista del United ganó la espalda al trío de zagueros visitante -minuto 27-.

Los últimos 15 minutos antes del intermedio sellaron el excepcional rendimiento táctico de ambos equipos, en un duelo doliente de producción ofensiva. En el 31 desbordó por primera vez con nitidez Italia, que escapó de su fango combinativo con un balón cruzado por Parolo y el fallo de Kimmich en el despeje. De Siglio estrenó aventura y arribó hasta línea de fondo para centrar, tenso, al movimiento de Giaccherini. Boateng se cruzó, certero, para conjugar el peligro inconexo. Parecía haberse esfumado el ardor ambicioso alemán y el debate entró en el congelador a medida que la pelota se fue tiñendo de azul. Ahora eran los de Conte los que manejaban el tempo, adelantando líneas, presionando cuando la salida oponente no resultaba clara y encontrando serenidad con la posesión. Alemania parecería haber decidido la economía energética, añorando paisajes de desarrollo al espacio, visto que en estático no encontraban cauces de aproximación. La asunción del gobierno de la trama por parte de Italia ralentizó, de modo definitivo, las pulsaciones sobre el verde y el partido se abandonó a un intervalo plomizo de centrocampismo sólo roto por la acelerada salida de Neuer que culminó Kimmich con un centro, al galope, que Gomez envió, con la testa, lejos de palos -minuto 41-.

Dicha acción, un tanto anacrónica, desencadenó un fogonazo postrero. Un impás exótico de espectáculo y anarquía iniciado por la batalla por un balón, en el pico del área italiano, ganada por un Hummels totalmente fuera de posición. El adelantado central cedió para el centro parabólico de Hector y el remate fallido de Gomez. Müller recogió el rechace pero su intento, en escorzo, no inquietó a Buffon. De inmediato reaccionó Italia con un robo en la frontal a Kroos que se tradujo en el desmarque y centro envenenado de Giaccherini, sin rematador, que encontró el chut cruzado de Sturaro. El guerrero de emergencia de la Juve llegaba, sólo, desde segunda línea y su lanzamiento se fue a saque de esquina por muy poco -minuto 44-. A continuación se bajó el telón de un primer acto tedioso que firmó la victoria anímica italiana, pues desenchufó la influencia de los mediapuntas alemanes. Se jugó como quiso Italia y el peligro teutón quedó constreñido a envíos en profundidad y hacia los extremos de Boateng y Hummels, que buscaban, sistemáticamente, los uno contra uno laterales (entre Kimmich y De Siglio, por derecha, y Hector y Florenzi por izquierda). El anexo del libreto ofensivo alemán se uniformó de tendencia por exigencias del envite. Özil y Kroos yacían sin trascendencia. Pero la falta de aplomo en la salida mutiló los colmillos de la propuesta especulativa del futuro técnico del Chelsea. Los guarismos contrastaron con estadística lo analizado: sólo 53% de posesión alemana, triunfo azzurro en la relación de llegadas al área (cuatro a cinco) y la reducción de tiros a portería (uno a uno). 

Sin sustituciones se decretó la reanudación. Y lo hizo sin modificaciones en el devenir: Alemania no sólo no reprodujo su dinámica arrasadora tras el pitido inicial, sino que salió del camarín a la expectativa. Italia gozó de la gestión de la pelota y subió metros, prolongando su control de las sensaciones y horadando la calma teutona con superioridades incipientes y continuadas que aislaban las incorporaciones de De Siglio. Tardó en salir de vestuarios el equipo entrenado por Löw, que reaccionó pasados cinco minutos engrasando las combinaciones que, por otra parte, seguían siendo dirigidas hacia la concatenación de centros laterales. Un tétrico error en el pase de Florenzi, encasillado en la fase de salida de pelota, entregó el balón a Kroos, refrescando la amenaza de la inseguridad. El inmediato pase vertical de seda de Schweinsteiger que ganó Gomez, avanzó en la inercia, y el espigado delantero cedió para la finta y disparo ajustado al palo largo de Müller. Florenzi apareció para suturar su desatención, desviando a córner el esférico con un golpeo de karate, pero, en la jugada consiguiente, un balón caído sobre la frontal fue cazado por el chut, que lamió el larguero, propulsado por Boateng. La acción evocó la ganancia inmediata de convicción alemana. Bajo el paraguas del cambio de aires, con un duelo más abierto, la posesión volvió al redil de la campeona del mundo.

De nuevo asentado el choque en el mando teutón, Italia recompuso su rol pasivo, cediendo metros para aprovechar el tempo cansino y horizontal pautado por su rival y lanzar contras peligrosas. Se estiraba la nazionale con Éder y Giaccherini destacados y de una contra nació el chut desviado de Parolo, tras la inteligente cesión del italo-brasileño -minuto 62-. Empero, sobrevino, en el 65 de partido, la devastadora trascendencia de lo imprevisto. Con los transalpinos paladeando el bienestar expectante, el enésimo fallo de Florenzi en el control y en campo propio, dejó a Gomez franco, en el pico del área italiana. El delantero lució sabiduría para aglutinar defensores, esperar a la incorporación de compañeros y descargar en el timming correcto. Hector amaneció en la diagonal, recogió el brillante envío y centró al punto de penalti. Özil, intrascendente hasta entonces, se adelantó a los colosos que lo sujetaban y batió a Buffon con un remate fulgurante. El veneno de la calidad asestó un aguijonazo de difícil digestión al gallardo púgil italiano.

Pareció desatarse Alemania en los instantes siguientes. Hummels subía la pelota con jerarquía, dividiendo y personificando el repunte de autoestima alemana, libre de tensiones. No en vano, una combinación en cambio de ritmo, con los azzurri tragando aún el gol encajado, condujo la pelota hacía la zurda de Mesut Özil, que imaginó un espacio a la espalda de los centrales que también leyó Gomez. El delantero remató en el área pequeña y Buffon recordó a propios y extraños su excelencia atemporal con una reacción soberbia -minuto 68- que sostuvo a su equipo en la competencia. Acusó el golpe una Italia que iba a la presión sin llegar y replegaba sin cerrar del todo. Le faltó calidad durante todo el partido y en este peldaño de necesidad de cordura con balón para recobrar el norte también resaltó dicha flaqueza. Por el camino aconteció la segunda lesión que afligió el margen de maniobra alemán: Mario Gómez se marchó y entró en escena el talento Julian Draxler -minuto 71-. Y en el reducido espacio temporal de parón, inherente a la mencionada circunstancia, Conte rearmó la fe de su escuadrón, en un punto de inflexión que convulsionaría el envite y que pasaría fuera del radar teutón.

De Siglio desbordó a su par y centró, raso, para que Pelle rozara la madera en su primer disparo y en la primera asociación italiana tras el gol alemán -minuto 73-. La primera evidencia de la metamorfosis épica italiana fue de la mano de la apertura de la participación del cansancio como actor secundario. El risorgimento, edificado sobre el pundonor y la actitud, ascendió vatios ante la frialdad alemana, incapacitada para empastar otra traca energética tras la cosecha de ventaja en el marcador. Se lanzó al espacio Italia con desmarques continuos de Éder y Pellé, confiando en que el balón parado podía suponer un salvavidas. Y así aconteció. Un córner botado por Florenzi volvió a las botas del romanista, que en esa ocasión rebotó el balón con la zurda para que Chiellini peinara y Boateng empañara su sensacional encuentro con unas manos claras. Penalti y momento de partido. Bonucci asumió la responsabilidad en un once sin expertos en aquella suerte y transformó ña punición con hielo en las venas, tras amagar y desafiar a Neuer. El meta adivinó la intención pero su estirada no dio. Llegar al disparo del central era una quimera. La mentalidad tenaz y la mística que la acompaña sacaron a flote a un equipo que no dejó de creer -minuto 75-. Los errores, de nuevo, marcaban muescas determinantes en un partido agónico, cerrado y en el que cada pulgada estaba en disputa.

La última recta del tiempo reglamentario la afrontó Conte sin sustituciones realizadas, a pesar del declive anatómico de todos los peones de su ajedrez. El desenlace empatado no admitiría ya estridencias ofensivas, y la ventana por la que circuló la espectacularidad llegadora previa se cerró, sin complejos. El miedo a arriesgar demasiado en busca de la victoria matizó el caótico tránsito hacia el final. Italia disponía del momentum, y casi hizo caja en un resbalón inoportuno de Hector que Florenzi vistió del contra. El carrilero romano aceleró para dirigir una transición volcánica que redobló Éder con un recorte y pase horizontal para que Pellé rematara. El cuero se marchó a córner. En este crepúsculo le tocaba a Alemania adaptarse. Özil figuraba como falso nueve y Draxler en un extremo, puesto que Löw decidió limitar el recorrido de sus laterales. Cada envío frontal cuestionaba el aplomo de la retaguardia alemana y la campeona del mundo estaba siendo erosionada tras ser llevada al límite. Conte sacó al omnipresente y vaciado Florenzi para insuflar oxígeno a su banda derecha con Darmian –minuto 85- y otro cambio de banda que encontró a De Silgio encarando a Kimich zanjó la producción antes de la prórroga. Desbordaría el milanista y explosionaría un derechazo que se topó con el lateral de la red -minuto 88-. Terminó mejor una Italia alimentada por el gol, que la sacaba, al fin, tocando e incidiendo en la endeblez a la espalda del mediocampo rival, con Pellé y Éder creciendo como soluciones en largo. Aún así, Chiellini salvó a los suyos desviando un centro espinoso de Özil cuando Müller cabeceaba en el minuto 92. Los cabos sueltos costaban un quintal. Había quedado bien argumentado. 

El tiempo extra se inició con seis kilómetros más en las piernas italianas, un registro que se haría notar. Sin embargo, el primer acto de este regalo añadido para el respetable se movió bajo los designios italianos: ritmo bajo, posesiones inocuas e interrupciones continuas. Sólo se localizó un pico de tensión con el error de Barzagli, que perdió la pelota en su frontal y ofreció a Müller un disparo que desvió, providencial, Bonucci -minuto 100-. El remate fuera y desde larga distancia de Boateng -que protagonizó una de las imágenes del torneo al descansar, meditabundo, sobre la hierba en el entretiempo- pasó de página y el segundo acto de la prórroga aligeró el paso con Alemania buscando encerrar a Italia, con más fuerza en el fuelle y en la circulación. Así, un centro de Kimmich y despeje, en semifallo, de Barzagli configuró una pelota que cayó llovida para la chilena desviada de Draxler, desde el área pequeña. El inesperado marasmo de la zaga italiana profundizó el susto. Conte reaccionó y quiso frenar la inercia con un cambio: Insigne entró por Éder. Pensaba ya en los penaltis el técnico transalpino, pero no aflojó el bloque de Löw. Una contra cristalina, en tres para dos e inferioridad azzurra, decoró el pase decisivo de Draxler hacia Müller que la perla del Wolfsburgo no precisó. El envío, demasiado largo, fue captado por el atacante del Bayern. Éste reconvirtió su voluntad y centró para la volea a las nubes de Schweinsteiger.

Alemania se decidió a proponer sin ambages, quizá muy tarde, e Italia radicalizó su achique. El físico no le llegaba para mantener la sensación de peligro a la contra, pero todavía conseguiría asustar a Neuer con una falta lateral que llegó a los dominios de Pellé. El delantero del Southampton pivotó y detectó el desmarque de Insigne, que dribló e inventó un zurdazo angulado que detuvo el meta alemán -minuto 113-. Antes de que Conte apurara su último cambio pensando en la tanda (Zaza por Chiellini en el 121), la favorita estrujada por la competitividad italiana gastaría su última bala: triangulación fina entre Boateng, Müller y Özil que concluyó con el chut del mediapunta del Arsenal que detuvo Buffon con tranquilidad -minuto 118-. El electrónico enseñaba un empate pero Italia supo ganar hasta donde pudo. Guerreó hasta alcanzar su objetivo: minimizar la superioridad multidisciplinar teutona y que la suerte decidiera.


Hubieron de lanzarse 18 penaltis hasta que Hector colara la pelota bajo el cuerpo de Buffon y desatara el grito alemán como colofón digno de la agonía previa. Anotaron Insigne, Kroos, Barzagli, Draxler, Giaccherini, Hummels, Parolo, Kimmich, De Siglio, Boateng y el lateral zurdo de la Mannschaft. El desglose de los errores, tan relevantes como en el intervalo de juego, es el siguiente: Zaza (carrerilla extremada hasta el ridículo y tiro al cielo), Müller (Buffon adivinó), Özil (engañó a Buffon pero su golpeo natural se estrelló en el poste), Pellé (lanzamiento horrible, raso y fuera, muy lejos de la portería), Bonucci (ajustó pero Neuer se lanzó y desvió el golpeo), Schweinsteiger (superado, a las nubes, en la primera bola de partido) y Darmian (Neuer sacó brillo a su pedigrí). Francia e Islandia se debatirán este domingo para enfrentar en semifinales a Alemania, la superviviente que pasa a ser, según aseguró Löw en la previa, la candidata privilegiada para alzar el entorchado en liza. La campeona del mundo respira tras superar un desafío mental soberano y logró, además, arrancar un pedazo de historia, pues eliminó a su bestia negra. Aunque fuera en los penaltis. Italia vuelve a casa con la cabeza muy alta, pues demostró que la cohesión colectiva sigue preponderando sobre la calidad individual. Sin virtuosos a los que aferrarse, Conte entretejió un rendimiento y competitividad legendarios a un grupo de futbolistas que pelearon por encima de sus posibilidades en el parangón con sus dos últimos rivales. La cima y listón de esta Eurocopa quedó muy elevado tras este sábado. A ver si los cuatro partidos restantes se acercan al nivel de estos dos aristócratas entregados.

viernes, 1 de julio de 2016

PORTUGAL AVANZA HASTA SEMIS

Julio Candela

Polonia y Portugal se enfrentaban en un choque muy igualado, y la igualdad se mantuvo hasta el final. Lewandowski anotó su primer gol en la Eurocopa en la primera jugada, y un joven de 18 años llamado  Renato Sanches tiró del carro para poner el 1-1 en un partido nefasto de Ronaldo. En los penaltis, el luso se redimió marcando el primero, pero la gloria se la llevó Quaresma anotando el quinto tras el fallo de Blaszczykowski. Portugal, en semifinales tras otro partido agónico. Todavía no ha ganado un duelo a 90 minutos en lo que va de torneo.

Lewandowski - Ronaldo, Ronaldo - Lewandowski. Todo el mundo apuntaba al duelo entre los dos cracks de Bayern y Real Madrid, como el factor que desnivelaría la balanza, pero apareció un jugador inesperado.

El partido no pudo comenzar peor para Portugal. Un minuto de juego, y tras un balón mal medido por Cédric, Grosicki sirvió el 1-0 en bandeja a Lewandowski.

El ariete todavía no había marcado en la Eurocopa, pero era el partido más importante hasta la fecha, los primeros cuartos de este torneo en la historia de Polonia, y el bueno de Robert no falló.

A partir de ahí, y como si estuviesen impulsados por su célebre himno 'Às armas, às armas', los lusos se hicieron con el control del cuero, pero eso sí, sufrieron sin cesar atrás. Primero fue un chut lejano de Milik que no encontró los tres palos, y después un control magistral de Lewandowski que dejó sentado a Pepe, para a continuación enviar un tiro que repelió Rui Patricio bajo el larguero.

Cristiano tardó en aparecer, y cuando lo hizo su disparo raso y flojo lo atrapó Fabianski. El de Madeira tenía en sus botas la posibilidad de igualar a Platini como máximo goleador de las Eurocopas con 9 goles, pero no se le veía fresco. Entre tanto, en el centro del campo crecía sin parar un tal Renato Sanches. Un joven de 18 años por el que el Bayern desembolsó este verano al Benfica 40 millones.

No fue con Cristiano, sino con Nani con quién se alió Renato. Una apertura al pico del área, una devolución de tacón de Nani y Renato se encontró solo en la frontal del área. Se perfiló para la izquierda, su pierna mala, pero eso no fue un impedimento para perforar la red rival y hacer rugir a los aficionados lusos del Vélodrome.

Un señor golazo que reavivó a una Portugal que se fue al descanso con mejores sensaciones que Polonia. El guión tras el descanso fue muy parecido al de la primera mitad. Polonia salió a morder, pero esta vez Portugal resistió las acometidas y evitó que encajaran un gol.
Portugal cedió el dominio de la pelota con el fin de crear peligro al contraataque, y el plan estuvo a punto de salir a la perfección.

Nani dejó a Cristiano Ronaldo solo dentro del área con un pase perfecto al hueco, pero el crack del Real Madrid no estaba fino.

Dio tres zancadas para acomodarse mal a la hora de contactar con la pelota, y su chut se fue al lateral de la red. A Cristiano le faltaba velocidad y confianza, y eso repercutía en el ataque luso. La sonrisa pudo llegar con un zambombazo de Cédric desde uno de los laterales, pero la trayectoria 
del balón se desvió justo cuando parecía que iba a encontrar la escuadra de Fabianski. Portugal perdonaba y la incertidumbre crecía.

Renato Sanches se fue apagando en la banda, y ni siquiera las entradas de Moutinho y Quaresma en Portugal dinamizaron el partido.
La prórroga ya se avistaba en el horizonte, pero Cristiano Ronaldo pudo cambiar la suerte de su selección.

Moutinho le envió un pase centrado que le dejó en un mano a mano ante Fabianski. La ocasión era de oro, y Ronaldo volvió a fallar.

Esta vez el error fue estrepitoso ya que el '7' le dio una patada al aire. Normal que se fuese maldiciendo del terreno de juego una vez finalizados los 90 minutos. Era la segunda prórroga consecutiva para Portugal.

Si hubo un equipo que demostró querer ganar en la prórroga, ese fue Portugal. La pelota y las oportunidades fueron suyas, pero cada vez que chutaban, la portería no paraba de empequeñecerse.

Ronaldo, una vez más, en un partido para olvidar, marró cuando lo tenía todo para empujar la pelota. Quizás por culpa de la ansiedad, no atinó a contactar con el cuero, y el 1-1 no se movió.

Nani de cabeza y Milik con un disparo lo intentaron al final de la primera mitad, pero todo parecía encaminado a los penaltis.

En los últimos 15 minutos, el miedo y el cansancio pesó en ambos equipos, y las penas máximas se hicieron realidad. Segunda tanda de penaltis para las dos selecciones en la Eurocopa.

La tanda de penaltis fue un ejemplo de cómo se deben tirar las penas máximas. Ronaldo tomó esta vez la responsabilidad de ser el primer lanzador, y no falló.

A partir de ahí el jovencísimo Renato Sanches, Lewandowski, Moutinho, Milik, Glyk y Nani superaron con facilidad a los porteros.

Era el cuarto lanzamiento para Polonia, y la responsabilidad recaía en Blaszczykowski, un gran lanzador. De hecho, tiró el penalti bien pero Rui Patricio hizo la parada de su vida.

Quaresma, el 'enfant terrible' del fútbol portugués tenía el peso de un país a sus espaldas, pero no dudó y su disparo superó a Fabianski.


Portugal se clasificó para semifinales sufriendo hasta el final, y sigue con paso agónico en un torneo que puede ser histórico.