Cual
Cid Campeador que hasta después de muerto ganaba batallas, Ronaldo levanta la
Eurocopa de Francia tras lesionarse en la primera parte
Antonio Blanca
Éder,
un héroe anónimo que llegó a la Eurocopa casi como relleno en la plantilla
lusa, dio este domingo a Portugal el primer título de su historia, una Eurocopa
que mereció por su capacidad de supervivencia durante el torneo, tallada con un
trabajo duro y conspicuo de su entrenador Fernando Santos, y en una final en la
que ni la ausencia de Ronaldo la descompuso, frente a una decepcionante
selección francesa, que pudo pero no supo ganar.
Fue
Éder, curiosamente un delantero que ha revivido en Francia con el Lille, el
que, con un disparo desde fuera del área en el minuto 109, sentenció una final
sin juego, en la que Francia no fue capaz, siquiera de aprovechar la lesión de
Cristiano Ronaldo.
No
hubo duelo Cristiano-Griezmann porque Dimitri Payet lo evitó. El delantero del
West Ham acabó en poco más de un cuarto de hora con la que se suponía la gran
atracción, la que había ocupado portadas desde que se supo la composición de la
final. Con dos duras entradas, enterró los sueños del capitán portugués, que se
veía ante la gran ocasión de completar su palmarés.
Dos
entradas a destiempo, dos golpes en la rodilla que necesitaron atención en la
banda, una estrategia tan antigua como tan mezquina, la de salir a lesionar a
la estrella rival, tan execrable como aquéllos que se alegraron de la lesión de
la leyenda futbolística portuguesa, el mejor jugador del mundo. Dos golpes
barriobajeros que dejaron KO a la estrella portuguesa. Volvió al campo, trató
de correr a por un balón y, entre lágrimas, entendió que su final había
acabado. Fue sustituido por Ricardo Quaresma cuando sólo había tocado ocho
veces el balón. Ahí Cristiano cambió su rol, se embutió en el aura invencible
de los más grandes, y desde la banda cual entrenador vivió como un portugués
más, arengando a los suyos.
La
lesión del madridista enfrió aún más una primera mitad que no tuvo ritmo. Francia
trató de aplicar el mismo plan que ante Alemania e Islandia, presión alta y
velocidad. De inicio robó el balón en campo contrario, pero no tuvo claridad
ante la poblada defensa portuguesa y los lusos, que de salida ya no tuvieron
prisa a la espera de su oportunidad, acusaron el golpe de la sustitución de
Cristiano.
Un
remate de cabeza de Griezmann, al que respondió Rui Patricio, una buena jugada
de Moussa Sissoko, abortada de nuevo por el portero luso, y un par de arranques
de fuerza de Blaise Matuidi. Eso fue todo lo que ofreció Francia en la primera
parte. Muy poco para quien se consideraba favorita y se acababa de sacar de
encima su principal temor.
No
varió mucho el juego en el segundo tiempo. El conjunto francés, sin fútbol,
siguió dependiendo del despliegue físico de Matuidi y Sissoko, mientras en
Portugal aparecía Pepe para imponer desde atrás el liderazgo que le ha otorgado
el técnico Fernando Santos.
Sin
apenas noticias de Griezmann, que no volvió a disparar hasta el minuto 59, y
mucho menos de Paul Pogba, probablemente el jugador que más se ha devaluado en
esta Eurocopa, Didier Deschamps recurrió a Kingsley Coman en busca de algo que
sacudiese la final.
Y
fue Coman el que propició la mejor ocasión, un centro medido a la cabeza de
Griezmann, que el delantero del Atlético, solo, peinó por encima del larguero. Sin
una idea clara de cómo evitar la avalancha final francesa, Fernando Santos sacó
al campo a Joao Moutinho, para tratar de tener más tiempo el balón.
No
lo logró y la movilidad de Coman por ambas bandas comenzó a crearle problemas.
Otra jugada del atacante del Bayern, rematada por Olivier Giroud y rechazada
con otra buena intervención por Rui Patricio, fue un aviso.
Portugal
entendió que no le bastaría con defender y buscó la sorpresa en los últimos
diez minutos. Hugo Lloris tuvo que responder a un centro-chut de Nani y la
consiguiente media volea de Quaresma, en el primer acercamiento de los de
Santos en todo el segundo tiempo. Acto seguido, Rui Patricio, de nuevo
salvador, repelió un duro remate de Sissoko, el mejor de su equipo.
El
título había quedado expuesto a un único acierto; el que lo tuviese sería el
campeón. En el último instante, lo pudo tener Pierre-André Guignac. El atacante
de Tigres, el primer jugador de la Liga mexicana que disputa la final de una
Eurocopa, recibió un balón en el área y tras revolverse bien disparó desde el
borde del área pequeña ante la salida a la desesperada de Rui Patricio, pero el
balón dio en el poste y la final se encaminó a la prórroga. El sino de la
historia no estaba con Francia.
Treinta
minutos en los que Portugal revivió y comenzó a meterle el miedo en el cuerpo a
Francia. Primero con un remate de cabeza de Éder, luego con un golpe franco al
larguero de Raphael Guerreiro y, finalmente, con el cañonazo del delantero del
Lille, que mete a Portugal, al fin, en el palmarés de un gran torneo y al
atacante originario de Guinea-Bissau en el santoral de su país.
Pero
más allá del gol postrero del héroe de la noche, un nombre para la Historia
deja la Eurocopa de 2016 disputada en Francia, le pese a su pléyade de
odiadores que ahora deben nadar en ríos de bilis y envidia. Se siente, pero
Cristiano Ronaldo ha sido ungido con la suerte de los más grandes, como capitán
de Portugal poder al cielo un título con su país. Año para enmarcar. Copa de
Europa de blanco, máximo goleador en la historia del Madrid y de Portugal, del
mismo modo máximo artillero de las Eurocopas, y por fin su sueño, campeón con
su país. Ronaldo, ganó anoche como El Cid, Ronaldo ahora es leyenda de
leyendas.