Jaime Trevijano
La
Audiencia de Barcelona ha castigado al futbolista y a su padre con cerca de dos
años de prisión por defraudar a Hacienda 4,1 millones de euros. Según los
jueces, "su conducta no puede quedar impune" para "no mandar a
la ciudadanía un mensaje de que es preferible inhibirse que preocuparse".
Messi ha sido juzgado por tres delitos fiscales, por los cuales además se le ha
impuesto una multa de dos millones de euros tras el juicio celebrado en junio.
Su
padre, Horacio Messi, ha sido castigado con la misma pena de prisión, pero la
multa se rebaja a 1,6 millones de euros. Estas condenas, en principio, no
implicarán el ingreso en prisión del astro argentino, aunque la última palabra
la tiene el tribunal. A partir de ahora, el jugador tendrá antecedentes penales
por lo que si fuera condenado de nuevo por otros delitos su ingreso en prisión
sería casi inevitable.
El tribunal rechaza a lo largo de una
sentencia de 58 folios los alegatos ofrecidos por el delantero del Barça, quien
ha sostenido a lo largo de todo el proceso que él no leía los contratos y que
firmaba lo que le decía su padre porque él solo se dedicaba a jugar al fútbol.
Para los jueces esa actitud es "una indiferencia grave", ya que le ha
llevado a "permanecer en la ignorancia a lo largo del tiempo". Y es
que los jueces dan por bueno que el astro argentino "dejó de leer
sistemáticamente todos y cada uno de los contratos", pero señalan que esta
actuación no le puede resultar beneficiosa para "no mandar a la ciudadanía
el mensaje de que que es preferible inhibirse que preocuparse" en asuntos
fiscales.
Los jueces sostienen que el delantero
blaugrana omitió declarar en los ejercicios del 2007, 2008 y 2009 los ingresos
obtenidos "por la explotación de sus derechos de imagen incumpliendo así
su obligación de contribuir" al erario público. Por ello, los jueces
consideran que Messi "se ha beneficiado de unos importantísimos ingresos
por la explotación de sus derechos de imagen que transitaban directamente a
Belice y luego a Uruguay sin conocimiento de la Hacienda" española que era
donde tenía que tributar por ser residente en este país desde el 2000 y tras
haber adquirido la nacionalidad española en septiembre del 2005.
Los jueces explican que la cesión de los
derechos de imagen del jugador a una sociedad que era controlada por sus padres
por un importe de 38.000 euros tenía por objeto que estos se mantuvieran
"en el seno de la familia" aunque el verdadero titular de los mismos
era el delantero. Por ello, los jueces establecen que el jugador dejó de ingresar
en las arcas de Hacienda 4,1 millones de euros tras haber percibido por este
concepto 9,7 millones de euros. Los magistrados castigan a su padre por
entender que "sin su intervención no se habría cometido el delito",
ya que desde que el delantero era menor de edad "se ocupó y controló"
la gestión "de los intereses económicos de su hijo".
El tribunal aplica a los Messi la atenuante
de reparación del daño porque ya han ingresado en el fisco el dinero que
defraudaron. A pesar de ello, les impone una multa a ambos cuya cuantía también
rebaja por aplicarles este atenuante.