Antonio Blanca
Dos
puntos en tres jornadas es un balance inexplicable para un equipo que tiene a
Messi. Y peor aún si se atiende a cuáles fueron los rivales: Girona, Leganés y
Athletic. El juego mostrado por los azulgranas está siendo deficiente y su
defensa, con Piqué a la cabeza, es un agujero. Si la pasada temporada los de
Ernesto Valverde ofrecieron ante todo fiabilidad antes que juego, ahora tampoco
llegan los resultados.
Valverde
debe encontrar soluciones inmediatas porque ahora afronta un calendario de
verdad exigente: Tottenham, Valencia, Sevilla, Inter y Real Madrid. Un mes de
octubre tremendo en el que debe exponer si todo lo visto es coyuntural o si hay
enfermo.
Completó
una semana deficiente que comenzó con la derrota 3-0 ante el Sevilla y continuó
el sábado con su empate en casa 0-0 ante el Atlético. El mal principal del
equipo de Julen Lopetegui es obvio con una estadística inapelable: un gol en
los últimos tres partidos. Y su mejor goleador, Gareth Bale, se lesionó en el
clásico madrileño. También permanecen en la enfermería otros dos recursos
ofensivos relevantes, como son Isco y Marcelo.
"No hemos marcado y así no podemos ganar",
fue el diáfano análisis que hizo el entrenador blanco del derbi. Ante el equipo
rojiblanco, el Real Madrid ofreció dos caras diferentes: sin soluciones en la
primera parte y mucho más dinámico en la segunda, cuando Bale se marchó y entró
un centrocampista como Dani Ceballos.
Lopetegui
tiene ante sí dos retos: encontrar caminos para el gol y mejorar la
competitividad y regularidad de un equipo que no supo ganar cada partido
exigente que tuvo esta temporada, salvo el 3-0 ante la Roma. Cayó 4-2 ante el
Atlético en la Supercopa de Europa, tampoco pudo con él en la Liga, sufrió una
goleada en Sevilla y no pasó del empate 1-1 en su visita al Athletic.
El
equipo colchonero llegó a estar a siete puntos de la cabeza de la Liga, pero ha
ido de menos a más después de abrir la temporada con un calendario difícil. Sin
embargo, la duda es permanente: ¿Es posible algo más de ambición?
Ante
el Real Madrid, el técnico argentino Diego Simeone quitó a un delantero como
Diego Costa para situar a un centrocampista defensivo como Thomas en la segunda
parte. El Atlético renunció a la victoria después de ofrecer una buena primera
parte y tener oportunidades.
Con
su defensa cada vez más ajustada, el conjunto rojiblanco sigue esperando a
Antoine Griezmann. Dos goles en ocho partidos es un pobre balance para un
delantero que pretende comer en la misma mesa que Messi y Cristiano Ronaldo.