jueves, 13 de mayo de 2010

FORLÁN CAMBIA LA HISTORIA

Gol del uruguayo a tres minutos del final de la prórroga que supuso el 2-1 final y la consecuente consecución de la Liga Europa para los colchoneros


Antonio Blanca


Cambia la historia, cambia la letra del himno del centenario de Sabina “maneras de perder”. Se acabó. Maneras de ganar, lo que ahora toca. El Atlético de Madrid ganó anoche bajo la fría lluvia alemana la primera Liga Europa, antigua UEFA, Copa de Ferias, nomenclatura variada a lo largo de la historia para la misma competición, la segunda a nivel continental.

Al principal escenario europeo ha retornado el Atlético de Quique Sánchez Flores y Forlán. El primero que cogió a un equipo moralmente roto, le ha devuelto la alegría, lo ha sacado del descenso en España, cuarenta y ocho años después ha hecho que se levante una copa europea y aún queda otra final, la del 19 de mayo en el Camp Nou ante el Sevilla por la Copa del Rey. Forlán, “cachabacha”, pichichi eterno, bota de oro, un futbolista con todas las letras, de oro, como sus cabellos, como sus goles, dos ayer, no olvidamos el de Liverpool también en la prórroga. Forlán no ha hecho historia en el Atlético, él desde anoche, con su actuación magistral en el Hamburgo Arena es historia del Atleti.

Papá, ¿por qué somos del Atleti? Respuesta metafísica. Por noches como la de ayer, que resumen en noventa minutos más la media hora de prórroga la esencia del equipo de la ribera del Manzanares. 2-1 al Fulham, los londinenses del multimillonario Al Fayed, que plantaron cara, física sobre todo. Tuvieron los británicos sus opciones, De Gea estuvo a la altura de un porterazo, y con 19 años que le contemplan desbarató una pesadilla para que Forlán convirtiera en realidad un plácido sueño.

Su Alteza Felipe de Borbón vibró en el palco de autoridades. Anoche no era Príncipe, era un “colchonero” más sufriendo con su equipo. Que se adelantaba pasada la media hora con gol de Forlán tras una buena jugada del “Kun” Agüero, no paso por alto la actuación del argentino, partícipe en los dos goles, pieza clave para esta página mágica de la historia rojiblanca y del fútbol.

Cinco minutos después del gol de “cachabacha” llegó el empate de Davies tras una gran jugada de Zamora que puso en evidencia a la defensa atlética, fallo concatenado que puso el interrogante en la grada (también ganó y por goleada la parroquia colchonera). ¿Se iría la copa ante un rival futbolísticamente menor?

La segunda parte fue un quiero y no puedo, el Atlético de Madrid roto físicamente, tuvo dos claras no materializadas, el Fulham también pudo hacer mucho daño, pero fue marcharse su torre zamorana, “Bobby” y dejar de atemorizar al área de De Gea. La final se marchaba a la prórroga, media hora más que encendía las alarmas, salvo Assunçao y Jurado, el resto de jugadores daban síntomas de agotamiento, otros de estar absolutamente fundidos.

Pasaban los minutos, se sufría, el sentimiento de “pupas” era cada vez más palpable, hasta que en el 115, Agüero se vació el alma en una carrera de treinta metros, ganó la pelota, se dio media vuelta internándose en el área por la izquierda, alzó la mirada, indicó con su brazo el pase a Forlán, que se adelantó al central, tocó con el exterior de la bota diestra y suavemente la pelota pasaba la línea, besaba la red, rompía el empate, 2-1, fiesta, campeones, historia, “We are the Champions”, a Neptuno, como quieran, la locura ya estaba implantada. Pitido final, Forlán dos orejas y rabo, el Atlético por la puerta grande. Noche mágica, con victoria épica. No podía ser de otra manera, si el Atleti ganaba la Liga Europa tenía que ser así, en los compases finales, tras fallar goles cantados, tras sufrir ante un rival menor, haciendo que la victoria fuera aún mas placentera, a los cielos del gozo.

El 12 de mayo queda para la historia, palabra repetida en este artículo pero es que el Atlético de Madrid gana títulos por generaciones. Hoy fiesta por todo lo alto con visita a Neptuno tras mucho tiempo. El “dios” ni se acordará de cómo se bailaba, pero bastarán cinco minutos para que recuerde tiempos maravillosos, doblete por ejemplo, como el que se puede repetir tres lustros después.

¡España entera se siente colchonera! Grito de guerra, más verdad que nunca, para todos los que han creído siempre en el Atlético, su afición incansable y de fe inquebrantable, mis felicitaciones. ¡Atléti! ¡Atléti! ¡Atlético de Madrid!