Jornada a la vieja usanza, con sabor a las Ligas de Tenerife y aroma a Tamudazo. La 37 fecha del calendario futbolístico de la Liga BBVA traerá consigo la bendita locura del transistor, celebraciones de goles a los que no alcanza la vista, nervios y taquicardias, altibajos emocionales, y quizá incluso un ganador y un derrotado en este pulso incansable entre los dos grandes abusones del campeonato.
Cuando a mitad de verano se hace público el calendario de la Liga venidera, emergen multitud de quinielas y se atiende, por este orden, a lo siguiente: fechas del Clásico, debut de Madrid y Barcelona y final de la competición. Esta última lupa tiene una salvedad en forma de argumento forofo, una elocución que sería más o menos así: “Para entonces seremos campeones”. El partido de Sevilla de esta noche hace buenas las pretensiones veraniegas madridistas, que veían en ésta la batalla perfecta para, a la desesperada, alcanzar el título. Y así es. La única baza que le queda al Madrid, 252 millones después, es un pinchazo del Barcelona en Sevilla para maquillar la temporada.
El paisaje está aceptado. Todos coinciden en una victoria madridista ante el Athletic y quién más quien menos duda del triunfo del Barça en el Pizjuán. La exigencia es máxima y ahora le toca al Barça demostrar quien manda, por qué es líder. No hay tiempo para más. Es su hora, la hora del campeón.
No hay por qué desconfiar del equipo de Guardiola, pulcro en el juego y fiable en tesituras parecidas como la del Bernabéu hace un mes. Sus últimas comparecencias en Nervión las cuenta por victoria y se mueve en registros históricos, de puntos y de triunfos. Sucede que Pep ha enhebrado un discurso un tanto extraño en el peor momento: “Ya hemos ganado tres títulos” o “querré más a este equipo si pierden” son frases que, según se mire, o descubren cierto temor al traspié o, por contra, actúan como expendedoras de máxima motivación.
Vaya por delante un dato contundente: el único que puede ser campeón esta noche matemáticamente es el Barcelona, la misma escuadra que suma dos victorias en los tres enfrentamientos esta temporada ante su rival de hoy. A diferencia de su competidor, el Barça, si gana, no tendrá que esperar a nadie, sólo al paso del tiempo y al último partido frente al Valladolid. La batalla se presume monumental, con un Sevilla con todo, incluido el recuperado Luis Fabiano y un Barcelona lastrado por las bajas de Iniesta y Abidal, amén de su flaqueza física, un desgaste que encuentra su explicación en los 10 partidos de más que le lleva el Barça al Madrid.
La expedición culé se presentará hoy en Sevilla con toda la plantilla, otra muestra más de que la situación exige piña total. Con Bojan en estado de gracia, Ibra se podría quedar fuera en lo que se supone una decisión que dará que hablar. Piqué es duda hasta última hora y en su ausencia entraría Milito, junto a Maxwell y Alves, que vuele a la que fue su casa. Messi (siete goles al Sevilla en total) y Pedro tienen el puesto asegurado, al igual que Xavi, que se hará acompañar de Keita y Xavi.
El Sevilla dispondrá del once de gala, con Luis Fabiano y Kanouté como referencia y los eléctricos Navas y Capel en las bandas, secundados por Zokora y Renato en el centro. Los hispaleneses necesitan ganar para asegurar la Champions que amenaza el Mallorca, un punto por debajo. Maqueado con visos de final apasionante, el choque se erige en el mejor partido de una jornada excitante, no recomendable para cardiacos y, sin embargo, la más bella desde el famoso tamudazo, vaya para tres temporadas.
El Real Madrid tiene que ganar al Athletic sí o sí. No parece empresa difícil ante un conjunto bilbaíno aún con opciones de ir a Europa pero que ha sumado sólo tres puntos de los últimos quince en juego; y, sobre todo, porque el Real Madrid está lanzando por un pleno de victorias desde que fuera derrotado por el Barça en el Bernabéu. Los blancos deben sumar los tres puntos y encomendarse a un pinchazo azulgrana ante el Sevilla si quieren llegar líderes a la última jornada, donde el sentido común (con todo el respeto hacia el Málaga y el Valladolid) dice que tanto los de Pellegrini como los de Guardiola no se dejarán sorprender. El reverso de la moneda es la posibilidad de que el Barça sea campeón matemático. Lo hará si gana en el Pizjuán y los blancos no hacen lo mismo en su último partido ante su público. La opción intermedia es una victoria de ambos conjuntos que coronaría al equipo blaugrana como virtual campeón. Se antoja mucho más que complicado que el Valladolid de Javi Clemente sume en un estadio, el Camp Nou, de donde sólo ha volado un punto. Se lo llevó el Villarreal.
Cristiano Ronaldo es el hombre al que se encomienda el Madrid para domar a los leones. Los de Caparrós saldrán con las fauces desencajadas y las garras bien afiladas. Les obliga su situación en la tabla y, todo cuenta, un instinto natural al que haría más feliz que la Liga tomara color azulgrana y no merengue. El portugués está en racha. Ha sido el salvador de su equipo en los últimos encuentros y, si el fútbol del Madrid vuelve a nublarse, será el encargado de despejar el camino hacia la victoria. Capaz es de sobra, aunque no le vendría mal la ayuda de un Kaká más que gris y que se devaluó el pasado miércoles en el Ono Estadi. Guti será titular, lo que siempre es una buena noticia para el Madrid cuando juega en casa, y Marcelo regresa al lateral, dotando de mayor profundidad al equipo. Por cierto, el coliseo blanco escrutará a Javi Martínez, que podría ser el nuevo Lass a partir del 30 de junio. Pero con sangre del norte, no con flema parisina.
La aprehensión del descenso coloniza la España futbolística en la penúltima jornada de la Liga BBVA. Desde Barcelona, donde el Español, primero entre los pares aún no salvados, recibe a Osasuna, el último de los que se hallan matemáticamente fuera de peligro, hasta Jerez, plaza del colista en la que actuará el impávido Zaragoza. Entre la duodécima posición de los pericos y la vigésima de los andaluces, todos tienen opciones de todo. Sumar los seis puntos restantes podría suponer la salvación hasta para el Jerez, mientras que perder los dos últimos encuentros aboca al descenso. Cualquier combinación intermedia entre la gloria y el infierno condena irremisiblemente a una semana más de sufrimiento.
En la particular ruleta rusa de la zona baja, el tambor más cargado se hará girar en el José Zorrilla. El Racing, que marca la salvación, acude al corazón de Castilla en caída libre para medirse a un Valladolid que, tras la quema de dos técnicos, ha recuperado las constantes vitales de la mano de Clemente. Tanto la derrota como el empate podrían sellar el descenso blanquivioleta, mientras que una victoria le igualaría a su rival y multiplicaría sus opciones de resurrección, sin desdeñar que los pucelanos cerraran su trayectoria en el Camp Nou.
Por su parte el Tenerife, que completa el triunvirato del azufre, recibe al Almería sabedor de que un triunfo completaría su escalada incluyendo, de paso, a su rival entre los candidatos al Hades. Si de aspirantes se trata, el Málaga abruma con sus nueve encuentros consecutivos sin conocer la victoria. Los andaluces visitan, en adición, a un Getafe que no ofrece visos de duda en su lucha por acceder a Europa.
Un compromiso continental, precisamente, será el que debilite en extremo al Atlético en Gijón. Quique reservará efectivos y el Sporting tratará de aprovecharlo para firmar una salvación que sólo se obtendrá con determinación y victorias. Los que remoloneen y recelen morarán en Segunda.
El Mallorca de Gregorio Manzano atraca en La Coruña como un mileurista en busca de una hipoteca. El conjunto balear, inmerso en un balance financiero crítico, necesita clasificarse para la Liga de Campeones como tabla de salvación de su futuro y Riazor se aparece en el desierto económico como una plaza asequible para un equipo hambriento, puesto que el Deportivo acumula 11 encuentros consecutivos sin saborear un triunfo y es, con diferencia, la peor escuadra de la segunda vuelta.
En las cuentas bermellonas se conjuga la confianza en las propias posibilidades con la derrota del Sevilla a manos del Barcelona para recuperar esa cuarta plaza que da acceso a la millonaria y ampulosa Champions League. Semejantes motivaciones amenazan con triturar a un Deportivo que ha hecho de la indolencia bandera desde que aseguró su permanencia en Primera allá por marzo. La vuelta de Filipe Luis, que se ha recuperado de la fractura de peroné que tuvo en enero muchísimo antes de lo previsto, es la mejor noticia para un equipo con astenia primaveral deseoso de llegar a la meta. El parte de altas y bajas, no obstante, es mucho más negativo para el Mallorca, que no podrá disponer de Nunes y Borja Valero, sus pilares en la retaguardia y el centro del campo, por sendas sanciones.