El Real Madrid se ha reencontrado con el gol en este comienzo de temporada en la que el Barcelona de Guardiola está atascado de cara a la portería rival
Antonio Blanca
“Algún día un pobre equipo pagará por todas estas ocasiones que fallamos”, palabra de José Mourinho hace ya unas semanas, cuando gran parte de la prensa acechaba con el machete entre los dientes al técnico portugués y a sus jugadores. Ahora el Real de “Mou” se ha olvidado de la falta de gol, el encuentro ante el Deportivo de la Coruña vino a suponer una auténtica balsa de aceite, y ahora tras el parón por los choques internacionales es el Barça el que tendrá que solventar una acuciante falta de acierto. Otrora jornada, ansiedad de Ronaldo, que, ¿habrá embarcado en el puente aéreo a depositarse en las botas de Villa? Que Xavi esté en una falta de forma alarmante tiene mucho que ver.
Todo esto a lo traigo a cuento porque en menos de una semana el Real Madrid ha pasado de la obsesión por la falta de puntería al éxtasis de la goleada. Del frustrante tropiezo ante el Levante (empate a 0) a la reivindicativa victoria frente al Deportivo. De la desazón y precipitación de Cristiano Ronaldo a la eficacia y definición del portugués. Y todo gracias a un partido. Los blancos han expulsado el fantasma de la escasa pegada y se lo han trasladado a su eterno rival. Ahora es el Barça el que se psicoanaliza para comprender las causas de su atasco ofensivo. El empate ante el Mallorca en el Camp Nou devolvió las dudas sobre el rendimiento del equipo en su feudo. Los papeles se han invertido.
Esas palabras a modo de profecía de Mourinho se cumplieron en la sexta jornada de la liga BBVA, su víctima, el Deportivo. El ‘set’ endosado a los coruñeses ha sido el mejor remedio posible para un enfermo incipiente. La preocupación por la falta de gol se extendía como la pólvora en la afición y el vestuario. Los datos eran elocuentes. Seis goles en cinco partidos con un ataque formado por Ronaldo, Higuaín, Benzema o Di María. Sin embargo, Mourinho lanzaba mensajes tranquilizadores: «El problema no es la calidad de los futbolistas. Sólo es cuestión de rachas». El técnico luso se mostraba seguro gracias a la solidez defensiva, consciente de que las persianas en ataque no podían permanecer bajadas siempre.
Y la racha cambió ante el colista. Por fin el Bernabéu disfrutó de su equipo. Ozil brilló de nuevo. Higuaín acabó con su sequía. Cristiano se sacudió la ansiedad y sonrió por partida doble. Y todo ello, sin que Casillas sufriera en exceso. Es cierto que el Depor apenas opuso resistencia, pero tampoco lo hizo el Levante y se llevó un punto, o el Mallorca en el partido inicial. Equipos que con poco, con algo de solidez atrás dificultaban muchísimo al ataque del Real, inoperante en la mayoría de las veces. Los blancos lograron marcar en un encuentro los mismos tantos que llevaban en toda la Liga. La duda es si se trata de otro espejismo, como el vivido en Champions ante el Ajax, o si es un punto de inflexión de un nuevo Madrid, más dinámico, fluido y eficaz.
Los seguidores madridistas deberán prepararse para ambas situaciones. «Volveremos a hacer partidos como éste y como el del Levante», afirmó Mou. Hasta ahora, sus predicciones se han cumplido, “Moustradamus” también asombra en esta faceta.
Aunque parezca extraño, la incertidumbre se ha trasladado al Barcelona. En el club azulgrana no entienden cómo con el mismo estilo, los mismos jugadores que la pasada campaña, el resultado sea tan distinto. Los azulgranas sólo perdieron un choque en el último campeonato, ante el Atlético en el Calderón. Este año han caído a las primeras de cambio, en la segunda jornada, ante un recién ascendido como el Hércules y, además, en el Camp Nou. La llegada de Villa debía garantizar un buen número de goles. Sin embargo, el asturiano no se ha mostrado tan resolutivo como en el Valencia o la selección (desde que está a un gol de igualar a Raúl como máximo goleador en la historia de España la portería le es zona vedada). El ariete se pierde en la maraña defensiva cada vez más habitual en los rivales culés. Es como si los contrarios hubieran encontrado la fórmula para desactivar el juego ofensivo azulgrana.
El empate frente al Mallorca unido al cosechado en Kazán han provocado una crisis de confianza inédita desde la llegada de Guardiola al banquillo. El técnico catalán, confiado y avalado por los títulos, lanza mensajes tranquilizadores como hiciera su homólogo blanco: «Hemos generado mucho juego y muchísimas ocasiones. La falta de gol. Otro día lo haremos». Habrá que ver si surte idéntico resultado.
Por inusitado e inesperado, de momento, el “runrún” del que pasará, si se caerá en una mini crisis o no (yo lo dudo y mucho) se escucha por la ciudad condal.