Intenso
y vibrante partido de ida de los octavos de final en el Santiago Bernabéu donde
el Madrid pudo golear al United pero acabó con un resultado adverso
Antonio Blanca
El
de anoche fue uno de esos partidos de auténtico sabor europeo. Dos grandes
frente a frente y los dos queriendo ganar. Madrid y Manchester tributaron un
choque eléctrico, en ocasiones frenético, sin tiempo para pestañear y perderse
cualquier jugada. El equipo de “Mou” vivió en el área de los red devils, pero tuvo dos o tres fallos
garrafales defensivos y lo acabó pagando, empate a uno y a jugarse la temporada
el cinco de marzo en Old Trafford. Curiosamente
el gol del Manchester se produjo de un córner que no fue y tras un despiste de
marcaje de Ramos, que anoche no brilló como se podría esperar. Jugó bien el
Madrid, todos notables, pero ninguno sobresaliente, ni siquiera Ronaldo que
marcó un golazo de cabeza tras mantenerse en el aire un segundo esperando a que
le llegara el cuero.
De
Gea, el portero del United, muy cuestionado por la prensa inglesa ayer borró
dudas sobre su capacidad y se dio su bautismo de oro, saliendo por la puerta
grande el estadio Santiago Bernabéu. Hasta ocho paradones realizó el meta
madrileño que salvó balones impensables y que evitó que el Madrid venciera y
viajara a las islas con mejor resultado, puesto que ahora tiene la obligación
de marcar al menos un gol. Imagino que en Manchester el partido también será
abierto, con ocasiones y espacios, pero no solo para los merengues, también
para los pupilos de Ferguson que tienen pólvora arriba y que pueden amargarle
la noche a Diego López.
No
está siendo la temporada de Benzema ni tampoco la de Higuaín. Los dos ‘9’
blancos tienen algo de sobrepeso y se les nota. También la voluntad del
argentino, pero con ella no es suficiente, como las desconexiones mentales del
francés en los partidos. Hay tres semanas por delante y creo que Mourinho
debiera apostar por uno de los dos, darle autoconfianza, inyectarle moral a
raudales y obligarle a hacer dieta para estar en óptimas condiciones para la
primera semana de marzo, porque tanto ellos, como el portugués como la entidad
como la afición se juegan el todo o nada. El Real Madrid puede estar el 5 de
marzo con la temporada finiquitada, un varapalo que por ahora nadie quiere
imaginar y desde luego es evitable.