Julio Candela
El Real Madrid buscará esta noche la alianza perfecta entre su mejor versión y su afición para
intentar dar la vuelta al duro 4-1 que encajó en la ida de las
semifinales de la Liga de Campeones ante un Borussia Dortmund, que se
presta a cerrar un año más el camino hacia la ansiada 'Décima' tras su
demostración de la semana pasada.
Comandados por Robert Lewandowski, el conjunto de Jurgen Klopp
arrolló al equipo madridista en otra mágica noche europea en el Signal
Iduna Park y metió pie y medio en la gran final de Wembley, que sería la
segunda de su historia tras la exitosa de la edición de 1996-1997. Para
lograrlo, partirá con una buena ventaja, que aún así no despierta
confianzas en una plantilla joven y de calidad, que esta temporada ha
dado quebraderos de cabeza a su rival.
Y es que desde el pitido final del Bjorn Kuipers el recuerdo a las
remontadas blancas en las competiciones continentales ha copado el
protagonismo, aunque bien es cierto que quedan lejanas en el tiempo, en
otra época futbolística, y que el todavía campeón de la Liga BBVA apenas
se ha visto en una tesitura de remontar un resultado parecido al amparo
de su público desde hace mucho tiempo.
Sin embargo, el solitario gol de Cristiano Ronaldo, 'regalo' del
Dortmund, la calidad que se presupone en este Real Madrid y la esperanza
de que el público del Santiago Bernabéu se asemeje al de aquellos
tremendos partidos de vuelta de los 80 son los argumentos a los que se
agarran los de José Mourinho para tratar de marcar tres goles y no
encajar ninguno y acabar con el sueño 'borusser', cada día más
afianzado.
De todos modos, cualquier mensaje motivador no debe esconder la
realidad ofrecida por el nueve veces campeón de Europa en la ida. En su
versión más gris, fue desarbolado por un equipo alemán que demostró que
todos los que presagiaban que podía ser la revelación de la 'Champions'
no estaban equivocados.
Al campeón de Europa de 1997 ni siquiera le hizo falta el mejor
Mario Gotze, protagonista el día anterior a ese choque por su fichaje
por el Bayern, y le bastó con la inspiración de un '9' cotizado como
Lewandowski, la calidad de Reus y Gundogan, y su trabajo constante para
neutralizar a un rival que sólo tomó aire con el error de Hummels que le
permitió el tanto de un 'CR7', que finalmente no faltará a la cita.
Las alarmas se habían encendido por los problemas musculares del
de Madeira, que le apartaron del derbi ante el Atlético. El portugués
entrenó con el grupo antes de la gran cita y, conocido su carácter
competitivo, estará en el campo para dar el cien por cien y liderar la
necesaria maquinaria ofensiva, donde presumiblemente estará acompañado
por Gonzalo Higuaín, que no participó en el Vicente Calderón y cuya
intensidad se presume más importante que la calidad de Karim Benzema.
Fue lo único del once que desveló un Mourinho tranquilo ante el
reto en la rueda de prensa. El portugués dejó caer posibles cambios en
el once o de sistema, pero lo más probable es que respecto al Signal
Iduna Park sólo se mueva Sergio Ramos, al que Michael Essien desplazará
del lateral derecho al centro de la defensa con Raphael Varane, con la
difícil tarea de controlar al peligroso Lewandowski.
Ángel di María volverá a la titularidad, como estaba previsto en
la ida antes de su paternidad, en detrimento de Luka Modric, lo que
devolvería a Mesut Ozil a una posición más centrada desde donde podrá
inquietar más a la sólida zaga visitante que el pasado miércoles donde
tampoco se le vio demasiado.
El Real Madrid buscará una salida similar a la del año pasado ante
el Bayern (2-0 al cuarto de hora) que atemorice a los de Jurgen Klopp y
que se pueda traducir en un gol lo antes posible que acerque la
remontada y eleve la presión ambiental. De todos modos, tan importante
será marcar como evitar salir con demasiado ímpetu y encajar algún tanto
que convierta la gesta en bastante improbable.
Además, el Borrusia Dortmund no saldrá a encerrarse, amparado en
la estrategia que tan buenos resultados le ha dado esta campaña
continental contra el equipo madridista, ni tampoco con algún tipo de
relajación, sabedor de que el fútbol, como a él mismo le demostró ante
el Málaga, siempre puede resultar muy caprichoso. Apretará todo lo que
pueda la salida de balón de Xabi Alonso, también 'desaparecido' en la
ida, para desconectar a la parte ofensiva.
Al contrario que para la ida, Klopp sí dio descanso a sus
jugadores en la Bundesliga ante el Fortuna Dusseldorf, y únicamente Matt
Hummels jugó todo el partido, y Lewandowski y Blaszczykowski jugaron 20
minutos y Reus, poco más de diez, por lo que todos están frescos y
plenamente centrados para este choque.
El técnico germano sólo tiene la duda del lateral derecho Lukasz
Piszczek, 'tocado' muscularmente, y que en caso de no poder jugar sería
sustituido seguramente por Kevin Grosskreutz. Gotze, más peligroso sin
la presión de su público, y Gundogan, sensacional en la ida, también
andan con problemas, pero serán de la partida.