jueves, 11 de abril de 2013

ESPAÑA CONTRA ALEMANIA



Las semifinales de la Copa de Europa de la presente edición vienen marcadas por la presencia de equipos de la Bundesliga y la BBVA

Antonio Blanca

¿Final española? O por el contrario, ¿final alemana? O ni la una ni la otra, final hispano teutona. Son las tres posibilidades que el sorteo del próximo viernes nos arrojará para saber quién será el 25 de mayo en Wembley (Londres) el nuevo campeón de la Champions League. Real Madrid, Barcelona, Bayern Munich y Borussia Dortmund han sido los clasificados, los supervivientes de esos 32 equipos que allá por el pasado septiembre de 2012 se ponían en liza. Solo cuatro, dos por país, España y Alemania, ahora será el bombo de Nyon el que determine si tendremos clásico en semifinales, o si el Madrid tendrá posible vendetta ante los dos alemanes, el Bayern por los penaltis del año pasado, o el Borussia que esta temporada y por dos veces le pintó la cara al Mou’s eleven.

Es una verdadera lástima que el Málaga no esté entre los cuatro mejores equipos de Europa esta campaña, porque se lo ha ganado con creces. Muy cruel la manera de quedar apeada el equipo de Pellegrini en su primera incursión en la gran competición del viejo continente. Un gol en fuera de juego en el minuto 94 en Dortmund les rompió el corazón a los malacitanos y de paso a todos los que íbamos con el conjunto andaluz. Dicha eliminación me recordó a la del Getafe hace unos años contra el Bayern de Munich. No creo que haya complot contra el Málaga por parte de la UEFA, y no seré yo quien venga a defender a este corrupto organismo, en absoluto. Pero si de verdad se hubiera conspirado para dejar fuera al Málaga no se le hubiera permitido llegar tan lejos, y menos tener vida, estar a dos minutos de colarse en las semis. Los fallos arbitrales hubieran llegado antes, no dando por válidos algunos goles por ejemplo, o anulando el ilegal de Eliseu que hay que recordar fue marcado en fuera de juego.

El Málaga con un excelso Joaquín y un colosal Cavallero tuvo la clasificación en su mano, solo el maldito descuento y uno de los mayores errores arbitrales que yo he visto le privaron de ello. Del 1-2 del minuto 83, se pasó al 3-2 en el minuto 94. El tercer gol del Borussia jamás tuvo que subir al marcador. Cuatro hombres alemanes en fuera de juego y ni el linier, ni el colegiado, ni el juez de área lo vieron. Vaya vergüenza, y que injusto. Tener las mieles del triunfo y que te lo arrebaten así duele. El Málaga cayó con la cabeza muy alta, murió con honor y no sé en qué manera, la justicia futbolística se lo devolverá.

El Madrid estaba casi clasificado con el resultado logrado en la ida. Más aún con el tempranero gol de Ronaldo. Los de “Mou” se pusieron 0-1, los turcos necesitaban cinco goles, empresa harto complicada, hasta que se alcanzó el minuto 75, cuando la remota posibilidad de ridículo, una remontada del Galatasaray tomó forma. El Madrid desde el tanto de Cristiano hasta el tercer gol de Drogba que ponía el 3-1, se borró del partido, mostrando una falta de compromiso de los futbolistas enorme. Una cosa es contemporizar, tener la pelota para no sufrir sustos y otra es irse literalmente, como si no hubiera rival, y el Galatasaray espoleado por su afición creyó en una machada histórica. No llegó porque el Madrid reaccionó, mantuvo de nuevo el cuero y el miedo fue pasando. Ronaldo, el de siempre, volvió a marcar, 3-2, disipadas todas las dudas, el momento pájara pasó y los blancos entraban en semis según lo  previsto. Tercera semifinal consecutiva, tercer año de José Mourinho al frente del buque merengue, imagino que es casualidad y que el grandísimo entrenador portugués nada tiene que ver en ello.

Durante 25 minutos el Barcelona estuvo apeado de la Copa de Europa, el tiempo que transcurre del gol de Pastore (minuto 50) al tanto de Pedro (minuto 75). El Barcelona traía de París la ventaja de un empate a goles a domicilio. El PSG estuvo combativo y creando peligro a la contra, poniendo contra las cuerdas a los culés, pensando en la remontada de la eliminatoria. En estas, el Barça hubo de recurrir a Leo Messi, para variar. El argentino, entre algodones, cambió el signo del encuentro, de sus botas nació la jugada del gol de Pedro, el que ponía el empate a uno definitivo, el tanto que daba paso a la sexta semifinal consecutiva para los blaugranas.