El Bayern Múnich barrió al Barcelona, goleándolo 4-0 en el Allianz Arena y deja prácticamente sentenciada
una semifinal de Liga de Campeones que de momento ha tenido un único y
claro dominante, en un mal partido de un Barça incómodo y dócil que
acabó siendo arrollado y controlado por una máquina bávara imparable que
ha vuelto a demostrar que vive por levantar una 'Orejona' que se le
escapó el pasado año en la tanda de penaltis.
Una mala noche para los blaugranas, incapaces de crear de peligro,
de hacer que tuviera sentido ganar parcialmente la guerra por el balón,
de encontrar a un trío delantero en que Pedro y Alexis casi ni
intervinieron, y donde se comprobó que Messi no está al cien por cien
físicamente, y ante las 'bestias' alemanas, siempre encima de él con la
consigna de que no pudiera correr, no pudo hacer nada.
Con unos Müller, Robben, Ribéry y Gómez imparables, las bajas en
defensa se hicieron notar vista la impotencia de Alves, Bartra, Piqué y
Alba para frenarles. Tras una primera mitad bastante igualada, no buena
para ningún equipo, el Bayern dio el paso al frente necesario que no
supo dar el Barça, y puso en 'modo ON' la apisonadora para hacer de su
rival un muñeco de trapo con el que jugar a su gusto.
Los blaugranas protestaron un fuera de juego aparentemente claro
en el segundo gol del Bayern, de Gómez, y una obstrucción a Alba en el
gol que anotó Robben libre de marca tras irse el lateral zurdo al suelo
al chocar con Müller, pero lo cierto es que los blaugranas no estuvieron
mal. Este equipo ha dado grandes noches a su afición, pero esta no fue
una de ellas.
Ahora tocará lo imposible en el Camp Nou, donde solo una 'manita'
limpia les daría el pase a una final que está carísima. El mágico
Wembley está demasiado lejos, y será necesaria más que una noche de
ensueño en Barcelona para que los catalanes den la vuelta a esta
eliminatoria en que la mejor versión del Bayern se lo pasó bomba en un
Allianz lleno hasta la bandera.
El Barça no encontró en ningún momento su filosofía, el estilo que
tanto pedían tener en la previa. Pese a poner a Xavi e Iniesta en el
centro del campo por delante de Busquets, este fantástico trío no pudo
hacer nada para que la posesión que ganaron al inicio del choque creara
peligro. Con el paso de los minutos, el Bayern fue mordaz, valiente y se
llevó incluso parcialmente la batalla por la posesión.
Sin duda, era uno de los detalles que iban a decantar la balanza
hacia un lado u otro, y fue para los bávaros, también mejores en
presión, velocidad, abrir espacios y en el aspecto mental. Así, el Barça
fue un muñeco de trapo contra una máquina alemana sin error alguno, de
fiabilidad extrema. Una sangría que el equipo de Vilanova no está
acostumbrado a afrontar, y lo pagó con una goleada en contra que deja ya
prácticamente sentenciada esta semifinal.
Sin ninguna acción clara de peligro para el Barça, el Bayern se
fue haciendo amo y señor del partido. Con una superioridad absoluta en
el juego aéreo, pero también en las transiciones ofensivas, los goles
fueron cayendo en cuentagotas, sobre todo en la segunda parte. En la
primera, Müller empezó a desequilibrar la semifinal, en la segunda el
gol a los cinco minutos de Gómez, muy protestado, dio paso a una
pesadilla viviente para un Barça roto, desquiciado por no poder imponer
su 'ADN' que, eso sí, le ha llevado a dominar en Europa los últimos años
y que todavía no ha dicho su última palabra, aunque pueda no llegar ya
esta temporada.
La victoria pudo ser incluso más amplia para el Bayern, pues
Valdés sacó el que debía ser 4-0 y que finalmente habría puesto el '5'
en el marcador. Un partido aciago para los culés, que siguen sin ganar
al Bayern a domicilio y que han visto truncada su racha de diez partidos
sin perder en Alemania, mientras que los bávaros suman su victoria
número 12 de 14 partidos como locales en 'Champions'.