Carlos de Blas
El Bayern de Múnich conquistó este
viernes en Praga (República Checa) la primera Supercopa de Europa de su
historia tras derrotar al Chelsea en un agónico partido resuelto en la
tanda de penaltis, después de que Javi Martínez empatase a dos en el
último minuto del tiempo extra (2-2), con el Chelsea resistiendo
heroicamente con diez hombres el asedio germano.
El Chelsea, derrotado el pasado año ante el Atlético, acarició la
Copa gracias al oportunismo de Hazard y al inconmensurable Cech pero su
resistencia encontró un amargo final en el tiempo extra, con el Bayern
hallando un gol que derivaría en un triunfo en penaltis, después de que
Lukaku errase el único penalti de la tanda (5-4).
La victoria supone el primer título de Pep Guardiola con el
Bayern, después de no haber podido conquistar la Supercopa alemana ante
el Borussia Dortmund. Y lo consigue además ante un viejo conocido, con
el que vivió mil batallas en España.
Y es que como si nada hubiese cambiado en partidos con ambos
técnicos, el duelo comenzó con el balón para el equipo dirigido por
Guardiola y una presión muy arriba de los pupilos de Mourinho. Distintos
equipos, mismo guión. El Bayern asumió el peso del partido queriendo
hilar cualquier acción desde atrás mientras el Chelsea esperaba
aguardando ataques directos.
Mandzukic, incansable todo el duelo, avisó con un remate de cabeza
en el minuto dos. Pero el que golpeó primero fue el Chelsea. Letal al
contraataque, como anticipó Guardiola en la previa. El conjunto inglés
no necesitaba el balón, sí los espacios. Y los tuvo cuando Hazard
arrancó con el Bayern corriendo hacia atrás, encontró a Schürrle en la
derecha y éste la puso al centro del área.
Allí estaba Fernando Torres, en el sitio del 'nueve', dispuesto a
engordar su relación de amor con las finales. El madrileño enganchó un
remate inapelable teledirigido a la escuadra izquierda de Neuer. El
Chelsea no avisó, golpeó. Pero el contexto no iba a cambiar.
Ribéry, premiado este jueves como 'Jugador del Año' en Europa,
cogió las riendas del partido y buscó a Cech de forma personal. No
fueron uno ni dos sino tres los remates desde el perfil izquierdo al
palo largo que intentó en la primera mitad. Sólo el primero de ellos
obligó a un esfuerzo vital al meta checo pero su insistencia acabaría
teniendo recompensa.
El Chelsea, ordenado hasta el infinito, parecía estar cómodo con
un escenario en el que el Bayern vivía prácticamente en su frontal del
área, pero sin hallar resquicio para perforar su muralla. La respuesta
estaba en disparos lejos y Ribéry, omnipresente, la acabó encontrando.
A los dos minutos de la reanudación el francés, iniciando de nuevo
desde el perfil izquierdo del ataque, buscó un remate lejano, esta vez
al palo corto, que niveló el partido. Bofetón a los 'blues' con toda la
segunda mitad por jugar y antesala a los minutos más brillantes del
conjunto de Guardiola, un huracán de fútbol durante los siguientes
quince minutos sin el premio del gol.
El Bayern no desniveló el partido y el Chelsea se agrandó. Aplacó
la brillantez de su rival y disfrutó de ocasiones para noquearlo, todas a
balón parado. Primero Ivanovic, rematando al travesaño, y luego David
Luiz, con un cabezazo a bocajarro que salvó Neuer, tuvieron la victoria
en sus cabeza.
Con los alemanes en un momento bajo, el brasileño Ramires se
encargó de hacerles un favor cuando el partido se dirigía a la prórroga.
Una salvaje entrada del centrocampista del Chelsea supuso su segunda
amarilla y derivó en un paso atrás descarado de su equipo, por pura
necesidad. Mourinho convirtió entonces a sus jugadores en guerreros
dispuestos a sobrevivir. Y lo hicieron.
Con uno menos y el Chelsea dispuesto a meter ya ocho hombres en su
área para aguantar, Hazard creó contra pronóstico una maravilla que
parecía valer un título. El belga arrancó desde la izquierda y soltó un
latigazo que sorprendió a Neuer a los dos minutos del comienzo del
tiempo extra.
El escenario se radicalizó, con el Chelsea atrincherado y el
equipo de Guardiola repitiendo una historia ya vivida, asedio absoluto
sin el gol. Petr Cech se hizo gigante y lo contuvo todo, remates de
todos lados incluida una falta a Ribéry a tres minutos de final. El
Chelsea vio la Supercopa de cerca, la tocó incluso con las manos, pero
resultó no ser suya.
En seguramente su última acción de ataque, el Bayern encontró a
Javi Martínez solo en el segundo palo para, con la izquierda, esfumar el
triunfo del Chelsea. El 2-2 con el tiempo casi cumplido fue un regalo
para los alemanes que veían imposible superar a Cech y un castigo
terrible para los londinenses, hipercompetitivos.
La tanda acabó desnudando la juventud de Lukaku y dando al Bayern
el honor de 'Supercampeón' ante un Chelsea que vendió carísima su
derrota y mostró el 'sello Mourinho' en todo momento. El Bayern, aún en
proceso de aprendizaje con Guardiola, cierra agosto con una victoria que
alimenta su esperanza.