La
Copa de Europa es una competición muy distinta a la liga doméstica y el Madrid
sacó provecho del al aire que le dio su competición fetiche para frenar algo de
críticas
Antonio Blanca
Otra
vez la Champions League de vuelta. Casi
cuatro meses desde la final de Lisboa, inolvidable por distintos carices, la
edición de 2015 con destino Berlín allá por el 6 de junio arrancó este pasado
martes de mediados de septiembre. Cuatro representantes de la BBVA, los
sempiternos Madrid y Barcelona, ambos favoritos, el Atlético que quiere
asentarse definitivamente en el duopolio del puente aéreo y el Athletic de
Bilbao, con una buena plantilla quiere reverdecer viejos laureles y disfrutar
hasta donde pueda.
De
dos derrotas venía el Madrid y necesitaba como agua de mayo una victoria para
aplacar críticas y congraciarse con una afición que ha empezado en un ambiente
raramente viciado, olvidando prontísimo los éxitos de Copa del Rey la Décima de 2014, claro que el equipo con
su juego ayuda a los pitos. Unos pitos que Casillas también recibió el martes
ante el Basilea. ¿Injustos, incomprensibles? Pues sí. Iker no hizo nada mal
ante los suizos, tuvo una buena parada, cumplió con su trabajo y en el gol
recibido no se le puede achacar nada. Pero la herida está abierta y una parte
del público no perdona muchas actitudes pasadas de Casillas por omisión que no
por acción (en otra ocasión lo trataré). Respecto al partido, el rival del los
de Ancelotti débil y con ganas de jugar. 5-1 con goles de Ronaldo, Benzema
(tres en diecinueve partidos), Bale, James y de Suchy en propia puerta. Buen primer
tiempo de los blancos con Modric llevando la batuta del equipo, ¡cuán necesario
es el croata! La segunda mitad de nuevo el Madrid se borró, lo que ocurre que
la calidad de su rival no lo puso en apuros. Desconcentración, falta de intensidad
y presión, lentitud en ataque… vicios y muchos, que Ancelotti debe atajar
cuanto antes. Entrenarlos y dejar de estar en la inopia y decidir cómo quiere
que jueguen los suyos. Venceréis pero no convenceréis, lo dijo Unamuno y es
aplicable a este Real Madrid de inicio de campaña.
El
Atlético de Simeone llegó a Atenas a jugar contra el Olympiakos de Michel, que
les dio a los finalistas de 2014 la misma moneda. Los griegos le dieron la
pelota a los rojiblancos que durante la primera parte casi no inquietaron al
meta español Roberto. Al descanso los del Pireo vencía por 2-1. Oblak que
debutaba en la portería del Atleti esta campaña no estuvo fino y pudo hacer
bastante más en sus estiradas en dos de los tres goles que los colchoneros
encajaron en el choque. 3-2 marcador final. Derrota sorprendente que junto a la
victoria de la Juventus deja al Atlético en una posición complicada que no difícil
pues restan aún por jugarse quince puntos.
Ayer
miércoles Luis Enrique revolucionó su once titular para debutar en Copa de
Europa ante un rival muy débil, el Apoel de Nicosia. Un partido gris de los
culés, sin esforzarse y recibiendo algún susto bien solventado por Ter Stegen,
portero que también debutaba anoche. 1-0 con gol de Piqué para sumar los tres
primeros puntos. Ley del mínimo esfuerzo, poco lucimiento, victoria que es lo
que cuenta y a otra cosa.
Qué bonito lucía San
Mamés. La frase más repetida anoche en Bilbao. Era totalmente cierta. Precioso el
estadio del botxo. Los de Valverde
recibían al ucranio Shakhtar y sea por los nervios o porque su rival estaba
mejor, los rojiblancos tienen que dar las gracias de sumar un punto merced al
empate sin goles. El grupo del Athletic es accesible, pero los leones tienen
que tomar el pulso de la Liga de Campeones más pronto que tarde.