El presidente del Real Madrid repite situaciones ya
vividas en el madridismo tras la conquista de la Novena Copa de Europa que acabaron con su dimisión meses después
Antonio Blanca
La victoria conduce muchas veces a la relajación no
sólo en el caso de futbolistas y entrenadores, sino también en el de
presidentes y juntas directivas. Algo así se podría decir que ha ocurrido en el
Real Madrid este verano, el primero tras la conquista de la Décima. ¡Por fin! Doce años después
llegó el tan ansiado título de Champions
League.
Un hecho que puede guardar relación con el viraje dado
por Florentino Pérez en su forma
de proceder en lo que respecta a asuntos deportivos. El mandatario blanco ha
pasado de seguir al pie de la letra las instrucciones del entrenador, tal y
como hizo durante el periodo en que José
Mourinho ocupó el banquillo local del Santiago Bernabéu o en el primer
año de Carlo Ancelotti como
técnico merengue, a recuperar actitudes pasadas quizá poco
recomendables. Comienza a recordar al de la era de los galácticos, también en
lo malo.
Resulta inevitable establecer un paralelismo entre las
salidas del Real Madrid de Claude
Makelele y Ángel Di María,
ambas permitidas por el actual presidente en su primera y segunda etapa al
frente de la entidad, respectivamente. Las dos se produjeron por idénticos
motivos: sensación por parte de los futbolistas de no sentirse lo
suficientemente valorados y petición de aumento salarial no satisfecha. La del
francés de origen congoleño afectó negativamente al equipo, que quedó
descompensado, allá por el año 2003. Ahora, en 2014, la del argentino apunta a
provocar una situación parecida.
A priori el conjunto blanco podría haber perdido
potencial con respecto a la anterior temporada. Puede o debe pensarse que cuando
un equipo es campeón de Europa, lo lógico es tener continuidad, y el cambio
perpetrado este pasado agosto, Di María fuera, fichaje de James Rodríguez a día
de hoy sigue sin entenderse. Dos futbolistas muy distintos, parece que el
Madrid ha salido perdiendo.
Los traspasos de Di María al Manchester United y Xabi Alonso al Bayern Munich se
produjeron en contra de la voluntad de Ancelotti, que deseaba seguir contando
con ellos en plantilla. Algo que no es nuevo en el Madrid.
No es que el presidente fiche solo por mantener una
política de marketing y de venta de camisetas, lo que se ha fichado ni mucho
menos son medianías, solo que se salen del estilo de éxito encontrado por
Ancelotti y que pueden dejar el equipo corto para afrontar tres competiciones
al máximo nivel.
Buena parte del madridismo clama contra las
ventas realizadas por el Real Madrid. Ángel Di María y Xabi Alonso,
especialmente, eran figuras representativas de trabajo y sacrificio, aparte de
calidad, dentro del grupo. Sin embargo, hay quien argumenta que los movimientos
realizados en el mercado estival esconden un trasfondo que apunta a un cambio
de estilo de juego. Jugar más entre líneas y mandar en los partidos.
La
marcha de Claude Makelele, comentada anteriormente, no fue la única que se
produjo en el Real Madrid en verano de 2003. Vicente del Bosque
y Fernando Hierro, dos símbolos del club merengue,
tomaron la puerta de salida junto al centrocampista defensivo francés de origen
congoleño, justo en el ecuador de la era de los galácticos.
Estas
polémicas decisiones coincidieron, además, con el aterrizaje en el Santiago
Bernabéu del interior diestro inglés David Beckham, previo
descarte de acometer una operación por Ronaldinho Gaúcho,
quien finalmente marcaría una época en el eterno rival, el Barcelona. Todo esto
tuvo lugar en la primera etapa de Florentino Pérez como máximo mandatario de la
entidad de Chamartín.
La
segunda comenzó con la llamada superproducción que condujo a Cristiano
Ronaldo, Ricardo Kaká, Xabi Alonso y Karim
Benzema directamente al vestuario madridista. Por contra, Manuel
Pellegrini, el entrenador entonces, se quedó sin dos futbolistas a los
que hubiera querido dirigir: Arjen Robben y Wesley
Sneijder.
Florentino
Pérez, que ha dado y da mucho y bueno al Real Madrid, también comete errores.
Así fue en la era de los galácticos y hay un alto porcentaje de probabilidades
de que ahora sea así de nuevo. A día de hoy, Carlo Ancelotti, en su segundo
curso al frente del conjunto de la capital de España, empieza de cero de nuevo
su búsqueda del equilibrio.