jueves, 20 de noviembre de 2014

ISCO PARA TODO


El jugador malagueño se vuelve a convertir en pieza comodín para Carlo Ancelotti tras la grave lesión de Luka Modric

Antonio Blanca

El “virus FIFA” le ha traído al Real Madrid un contratiempo tan grave como inesperado. El mediocampista croata Modric va a estar apartado de los terrenos de juego tres meses aproximadamente. Tal lesión obligará a Ancelotti a rearmar su centro del campo. El técnico italiano cuenta con diferentes opciones para ello. La gran duda es si se decantará por aplicar una solución natural al problema o, como ha hecho en otras ocasiones, además con acierto, improvisará, esta vez con el objetivo de dar continuidad al marcadamente ofensivo estilo de juego de que ha dotado a su equipo desde que diera inicio la temporada.

Las principales alternativas al de Zadar son tres: Asier Illarramendi, Sami Khedira e Isco Alarcón. De perfiles diferentes, la inclusión de cada uno en el once, ya fuera como pareja de baile de Toni Kroos o integrando una línea medular a modo de “trivote”, con un mediocentro y dos interiores, afectaría de manera distinta al conjunto.

Las de Illarramendi y Khedira se presentan como posibilidades que irían de la mano de la lógica del fútbol. El equilibrio táctico del Real Madrid no correría peligro con ninguno de los dos sobre el césped, si bien es cierto que la entrada del vasco en el campo quizá permitiría a Kroos ampliar su zona de influencia unos metros hacia delante. No sucedería así en caso de contar el ex del Bayern Munich con la compañía de su compatriota; posiblemente permanecería entonces en la ubicación que ha venido ocupando en los últimos tiempos y desde donde ha asumido el rol de iniciador del juego, así como la dirección de la canalización del mismo.

En lo que respecta al ataque, la aportación de Illarramendi resultaría prácticamente nula, mientras que Khedira, como buen box to box, brindaría al equipo llegada desde segunda línea. Ya lo hizo en el pasado el germano de origen tunecino, especialmente durante la etapa de José Mourinho al frente de la nave blanca. De sobra es conocida su capacidad para abarcar terreno, una virtud aprovechable no solo en un sentido defensivo sino también ofensivo.

Ancelotti ha demostrado ser un extraordinario gestor de capacidades. En su día halló la forma de transformar en interior izquierdo a Ángel Di María, acostumbrado a desempeñarse como extremo derecho a pierna cambiada, sin que por ello el rendimiento del argentino registrara descenso alguno. Todo lo contrario. El Fideo incluso incrementó sus prestaciones, ofreciendo un trabajo, un sacrificio por el colectivo, con el que contribuyó generosamente al mantenimiento del equilibrio dentro de los esquemas empleados habitualmente por el técnico italiano en el Real Madrid. Esta decisión marcó profundamente el devenir merengue en la campaña 2013-14.

Una fórmula similar en lo esencial ha aplicado el entrenador natural de Reggiolo con James Rodríguez e Isco en el presente curso. Les ha hecho comprender que debían añadir una mayor dosis de esfuerzo a su estilo de juego, en el caso de ambos netamente ofensivo, depuradamente técnico y tremendamente vistoso. Los dos son ahora jugadores mucho más completos. Por esta razón, y partiendo de la premisa de que el colombiano parece indiscutible en los onces, todo apunta a que será el malagueño quien sustituirá con regularidad al ausente Modric en el centro del campo blanco, y no Illarramendi o Khedira. Y lo hará en una medular integrada exclusivamente por piezas de talento, en la que cada una de ellas, sin excepción, habrá de a implicarse en la realización de tareas menos agradecidas.

Ancelotti lo tiene muy claro: apostará al máximo por la calidad mientras esté acompañada de compromiso defensivo. De lo contrario, es consciente, su dibujo de virtuosos perdería toda viabilidad futbolística.