El
dicho del genial Groucho Marx podría ser bien aplicado al central del Barcelona
que cada vez que abre la boca y realiza declaraciones enerva a parte del fútbol
Antonio Blanca
Sigue
siendo uno de los protagonistas de la semana y no precisamente por sus méritos
deméritos sobre el césped. El jugador del Barcelona, Gerard Piqué, se ha
pronunciado en las últimas horas hasta en dos ocasiones acerca de las recientes
polémicas por sus declaraciones, su pique con el Real Madrid y sus críticas a Álvaro
Arbeloa, rayanas en la falta de respeto.
Entre
sus declaraciones cabe resaltar un conjunto de frases con las cuales añade más
leña al fuego de un problema ya enquistado entre los dos grandes del fútbol
nacional y que resultan llamativas ante la petición de serenidad y prudencia
por parte de varios actores de relevancia en el panorama balompédico español.
Cabe
resaltar el "dije que Arbeloa no era
un amigo, sino un conocido" tras el cual acusa a los periodistas y
aficionados de que "cada uno interpreta lo que quiere". Las imágenes
de sus declaraciones del fin de semana lo dejan a las claras. Piqué repitió
claramente la palabra "conocido", y en la segunda ocasión hizo una
pausa intencionada, acompañándola de una visible risa: "cono...
cido".
Además,
Piqué ha cargado también contra los aficionados que le silban cuando defiende
la camiseta de la selección española, rompiendo la máxima de que el cliente del
espectáculo siempre debe tener la razón. "Se ha puesto de moda", se
limita a decir sobre los pitos que recibe en los campos de gran parte de la
geografía nacional. Debería hacer un ejercicio de introspectiva y preguntarse por
qué se le pita en casi toda España, pero estimo que su orgullo y egocentrismo
se lo impedirá.
Con
estas últimas palabras, Piqué se gana una vez más la animadversión de diversos
sectores de la afición futbolística nacional, después del debate generado con
las mencionadas críticas a su presencia con el combinado español, y ya son
muchos los que han manifestado la intención de incrementar aún más las
protestas para tratar de complicar su futuro con el equipo nacional.
El
ninguneo a los aficionados con esa táctica de negar la crítica realizada ha
generado nuevas fricciones por parte de muchos sectores que vuelven a
cuestionarse estos días su presencia con la selección.
A
sus veintiocho años, la carrera de Gerard Piqué atraviesa por uno de sus
mejores momentos con la camiseta azulgrana, pero sin duda, por su peor fase en
lo que a imagen externa a su club se refiere, no hay más que recordar su
incidente en la noche barcelonesa con la guardia urbana.
Cuestionado
en la selección, rechazado por la afición (no creo que toda España sea tan
merengue) y con una imagen en proceso de claro deterioro. Piqué se ha
convertido en el blanco de las iras del fútbol nacional, por criterios tanto
futbolísticos como extradeportivos y su situación cada vez está más lejos de
poder encontrar alguna vía de escape con la cual pueda llegar a normalizarse. Y
mientras tanto, el central culé ha asegurado en alguna ocasión que esta es su
forma de ser y que no tiene intención de cambiarla. Más leña al fuego para un
problema demasiado enquistado.