jueves, 17 de diciembre de 2015

MÁS VALE ESTAR CALLADO...

El dicho del genial Groucho Marx podría ser bien aplicado al central del Barcelona que cada vez que abre la boca y realiza declaraciones enerva a parte del fútbol

Antonio Blanca

Sigue siendo uno de los protagonistas de la semana y no precisamente por sus méritos deméritos sobre el césped. El jugador del Barcelona, Gerard Piqué, se ha pronunciado en las últimas horas hasta en dos ocasiones acerca de las recientes polémicas por sus declaraciones, su pique con el Real Madrid y sus críticas a Álvaro Arbeloa, rayanas en la falta de respeto.

Entre sus declaraciones cabe resaltar un conjunto de frases con las cuales añade más leña al fuego de un problema ya enquistado entre los dos grandes del fútbol nacional y que resultan llamativas ante la petición de serenidad y prudencia por parte de varios actores de relevancia en el panorama balompédico español.

Cabe resaltar el "dije que Arbeloa no era un amigo, sino un conocido" tras el cual acusa a los periodistas y aficionados de que "cada uno interpreta lo que quiere". Las imágenes de sus declaraciones del fin de semana lo dejan a las claras. Piqué repitió claramente la palabra "conocido", y en la segunda ocasión hizo una pausa intencionada, acompañándola de una visible risa: "cono... cido".

Además, Piqué ha cargado también contra los aficionados que le silban cuando defiende la camiseta de la selección española, rompiendo la máxima de que el cliente del espectáculo siempre debe tener la razón. "Se ha puesto de moda", se limita a decir sobre los pitos que recibe en los campos de gran parte de la geografía nacional. Debería hacer un ejercicio de introspectiva y preguntarse por qué se le pita en casi toda España, pero estimo que su orgullo y egocentrismo se lo impedirá.

Con estas últimas palabras, Piqué se gana una vez más la animadversión de diversos sectores de la afición futbolística nacional, después del debate generado con las mencionadas críticas a su presencia con el combinado español, y ya son muchos los que han manifestado la intención de incrementar aún más las protestas para tratar de complicar su futuro con el equipo nacional.

El ninguneo a los aficionados con esa táctica de negar la crítica realizada ha generado nuevas fricciones por parte de muchos sectores que vuelven a cuestionarse estos días su presencia con la selección.

A sus veintiocho años, la carrera de Gerard Piqué atraviesa por uno de sus mejores momentos con la camiseta azulgrana, pero sin duda, por su peor fase en lo que a imagen externa a su club se refiere, no hay más que recordar su incidente en la noche barcelonesa con la guardia urbana.

Cuestionado en la selección, rechazado por la afición (no creo que toda España sea tan merengue) y con una imagen en proceso de claro deterioro. Piqué se ha convertido en el blanco de las iras del fútbol nacional, por criterios tanto futbolísticos como extradeportivos y su situación cada vez está más lejos de poder encontrar alguna vía de escape con la cual pueda llegar a normalizarse. Y mientras tanto, el central culé ha asegurado en alguna ocasión que esta es su forma de ser y que no tiene intención de cambiarla. Más leña al fuego para un problema demasiado enquistado.