Aránzazu Gálvez
Ha pasado poco más de un mes desde que Unai Emery tomó las
riendas del PSG, pero el técnico de Hondarribia empieza ya a dibujar las líneas
maestras de lo que ha de ser su hoja de ruta en esta nueva y apasionante
aventura en la que se ha embarcado junto a su grupo de trabajo de confianza. La
puesta de largo del nuevo proyecto no ha podido ser más positiva, con un
triunfo solvente sobre el Olympique de Lyon en el Trofeo de Campeones
(Supercopa de Francia) y una trabajosa victoria ante el Bastia (0-1) en la jornada
inaugural de la Ligue 1, partidos que han servido al hombre que devolvió la
gloria al Sevilla en el último trienio para calibrar el potencial de una
plantilla con grandes nombres, pero también con futbolistas menores que podrían
acabar jugando un papel importante en el transcurso del ejercicio recién
estrenado.
Si algo tiene claro Unai es la importancia de la gestión de
los minutos en un plantel que rebosa calidad, y también personalidad, por los
cuatro costados. Mucha estrella anda suelta por el vestuario del Parque de los
Príncipes, sobre todo de medio campo en adelante, y sólo once plazas a cubrir
en cada partido. En cualquier caso, el preparador guipuzcoano está encantado de
la vida con el grado de implicación de sus nuevos pupilos en las sesiones de
trabajo. Gente como Verratti, Cavani, Di María o Matuidi son auténticos
‘machacas’ que disfrutan cada minuto en los entrenamientos y no pierden ojo a
las indicaciones y consignas que reciben de un Emery obsesionado con la presión
constante sobre el rival cuando su equipo haya perdido la posesión del
esférico. El equipo está asimilando a pasos agigantados su forma de entender el
fútbol y también su idea de usar sistemas diferentes en función de los mimbres
que ponga en liza y, por supuesto, del enemigo que tenga enfrente. Por lo visto
hasta la fecha, la propuesta táctica del PSG oscilará entre el 1-4-2-3-1
habitual en los conjuntos dirigidos por Unai, y el 1-4-3-3 utilizado por Blanc
y Ancelotti en las campañas precedentes.
En ambos casos, la idea del entrenador hispano es otorgar
protagonismo a sus dos máximas figuras: Ángel Di María y Edinson Cavani. El
argentino está llamado a ser el hombre que tape el vacío dejado por
Ibrahimovic. Sus 122 goles en poco más de 100 partidos con la elástica del
cuadro 'parisién' y, por encima de todo, la enorme ascendencia que tenía el
atacante sueco dentro del grupo representan un desafío capital para ‘El Fideo’,
aunque Emery está convencido de que tiene capacidad de sobra para asumirlo y
salir airoso del envite. En la consecución del primer título de la temporada,
ante el Lyon, Di María demostró con claridad meridiana que, estando al 100%, es
un futbolista inabordable. Para lograr esa implicación del exmadridista en el
nuevo proyecto serán necesarios muchos mimos y tenerle motivado de manera
permanente. De momento, la cosa marcha viento en popa.
El Real Madrid presentó a Álvaro Morata como un galáctico
más. A falta de un fichaje sonado y estelar, el club le demuestra al canterano
que le valora como un grande
Algo parecido sucede con Cavani. El objetivo del entrenador
vasco desde el primer día ha sido recuperar el hambre competitivo de un
goleador que no pudo ejercer como tal desde que llegó a París por culpa de
Ibra. Con el sueco ya lejos del Parque de los Príncipes, Emery no ha dudado en
dar galones al uruguayo, haciéndole ver que el '9' será suyo si responde con
otro carrusel de goles como el que le hizo célebre en la Serie A. Tanto es así
que el preparador español no ha querido reforzar esa posición específica y ha
apostado por un Ben Arfa que, aunque esté ocupando el lugar del charrúa
mientras se repone de sus problemas físicos, es en realidad un mediapunta
versátil que hará las veces de comodín en los puestos de vanguardia.
Todo lo contrario a lo que busca en el ex del Niza sucede
con Jesé. El extremo canario, a la sazón una debilidad de Unai desde que
explorara en las filas del Castilla, ha llegado al campeón francés con una
misión muy concreta: dar amplitud y desborde al equipo por un costado izquierdo
ya de por sí es potentísimo con el lateral Kurzawa y Di María. Claro está que
el canterano merengue tendrá que sacar a pasear todo su arsenal futbolístico,
oculto desde que el bosnio Kolasinac se cruzara en su camino hace un par de
años, para ganarse la confianza de su nuevo míster y un sitio en el once. No va
a resultar en absoluto sencillo, pero Emery está convencido de que Jesé tiene
capacidad para superar el reto que le ha puesto con la motivación y el cariño
adecuados, amén del compromiso del canario para hacer nuevamente del fútbol su
vida, evitando cualquier tipo de distracción. En este sentido, el cambio de
país y de ciudad, espera su técnico, sea una ayuda añadida para que el recién
llegado ponga toda la carne en el asador y dé al fin la razón a todos aquellos
que en Valdebebas le veían no hace demasiado como el sucesor natural de
Cristiano Ronaldo.
La ausencia de algunos pesos pesados por lesión en estos
lances iniciales de temporada (léase Cavani, Verratti o Thiago Silva) ha
propiciado la entrada en escena de algunos jóvenes talentos marca de la casa
que han seducido (y mucho) al cuerpo técnico español del campeón galo.
Empezando por Presnel Kimpembe, un imponente central zurdo de origen congoleño
y 21 años que está respondiendo a las mil maravillas como pareja de baile del
siempre discutido David Luiz. El extremo izquierdo Nanitamo Icone, Christopher
Nkunku y el exquisito volante central Lorenzo Callegari, los tres con 18
primaveras, han demostrado a su nuevo ‘jefe’ a lo largo de la pretemporada que
están listos para arrimar el hombro en cuanto Unai se lo pida. Otro JASP más
conocido, Adrien Rabiot, le tiene ya en el bote. El hondarribiarra se ha
quedado prendado con la ingente calidad del campeón del mundo sub 20 en 2013,
que a buen seguro va a disfrutar de muchos minutos en una larga campaña cuya
meta no es otra que la de seguir con vida, allá por el mes de mayo, en la Liga
de Campeones.