El
Celta de Vigo hace bueno su resultado copero de la ida en el Santiago Bernabéu
y deja al Madrid sin su “maldito” triplete
Antonio Blanca
En
el Madrid hay una palabra que empieza a ser mal sonante, cargada de augurios
negativos, mal ‘bajío’ que se diría por el sur. “Triplete” o lo que es lo
mismo, vencer en un mismo año Copa del Rey, Liga y Copa de Europa, algo que el
cuadro merengue jamás ha logrado en su ya más de centenaria historia. Anoche la
posibilidad se esfumó en Balaídos, donde los de Zidane quedaron apeados de la
Copa ante el Celta de Vigo.
Primer
gran revés el sufrido por el Madrid del entrenador galo, que hasta hace dos
semanas parecía un equipo indestructible, con la diosa Fortuna en ciertas
ocasiones de su lado, en los últimos partidos, dos derrotas, un empate y una
victoria, esta le está siendo esquiva y lo que antes era gol, ahora es
estrellar dos balones en la madera en menos de un segundo, o que el portentoso
Ramos envíe una pelota a besar el palo en lugar de la red.
El
Real Madrid ni antes era imbatible, ni ahora tan malo. Si bien la plaga de
lesiones, el mes de enero tan nefasto e irregular pergeñado por los blancos,
análogo a aquel de 2015 en el que el Madrid de Carlo Ancelotti se hizo
compañero inseparable del mal juego y la derrota, el cansancio físico que
aparece con demasiada prontitud en el desarrollo de los partidos hacen temer
que el Madrid calque la segunda vuelta de aquel año, un desastre, en blanco,
algo que pondría a Zidane al borde del adiós. Pero aún es temprano para eso. El
Madrid es líder en Liga con un partido menos, y está en octavos de la Champions League, y como el cuadro
capitalino demuestra partido tras partido, va a pelear hasta el final.