jueves, 23 de febrero de 2017

EL MADRID PERMITE QUE HAYA LIGA

A falta del partido por disputar contra el Celta de Vigo el conjunto comandado por Zidane dejó escapar la primera bala de la recámara y cayó en Valencia tras ofrecer una paupérrima imagen defensiva

Antonio Blanca

Dos despistes defensivos en menos de diez minutos condenaron al Real Madrid en Mestalla. Ya lo había advertido Zidane en otros tramos de la temporada, que su equipo necesita salir "más enchufado" a los partidos y lo reconoció Marcelo al acabar: no salieron bien.

Y con esa actitud, pese a que el Valencia le entregó la pelota y le dijo "toda tuya", la zaga blanca pecó de excesiva confianza y permitió que Zaza, primero, y Orellana, después, castigaron la displicencia del Real Madrid.

La afición del Valencia tenía marcado en rojo este partido, en el primer lleno de la temporada en Mestalla, las penas de hace poco se olvidan partido a partido con Voro a los mandos. Además, los dos fichajes invernales, Zaza y Orellana, cumplieron de sobra sobre el césped.

El delantero italiano, a los cuatro minutos, firmó un tanto digno de enmarcar. En un contraataque, recibió dentro del área y de espaldas, controló la pelota, dejó que botara y a la media vuelta empalmó una volea que se marchó al interior de la portería de Navas, que asistió como testigo de excepción a la obra de arte del italiano.

Poco después, una pérdida de Varane en campo rival propició una segunda contra mortal del Valencia. En un tres para dos, Orellana acabó definiendo dentro del área ante la carrera inútil de los centrales para poner el 2-0 en el marcador.

El Real Madrid no se amilanó ante las dos bofetadas tempraneras recibidas en forma de gol. Pero la red tejida por Voro en defensa seguía siendo impenetrable para un conjunto blanco que apostaba de manera insistente en llegar por el centro con la asociación de James -hoy titular en el puesto de Bale-, Kroos -más activo que Modric en la creación este miércoles- y Benzema -como siempre en labores de jugador de entrelíneas-. Sin embargo, las ocasiones no llegaban y Alves no sentía peligro alguno.

Volvió a avisar en una tercera contra el Valencia, pero no fue hasta ya el minuto 30 cuando Parejo permitió a Navas lucirse volando hacia la escuadra izquierda con un lanzamiento de falta medido. Una falta cometida por Carvajal, que en se sobrepasó en uno de sus múltiples batallas con Zaza y vio la amarilla, lo que provoca que el lateral derecho blanco se pierda por acumulación de tarjetas el próximo partido contra el Villarreal.

No fue hasta el último tramo de la primera parte cuando el Madrid generó inquietud en su rival. Sus llegadas empezaron a sobrepasar la línea de tres cuartos más a menudo y las llegadas de Marcelo y Carvajal por banda permitían centros con peligro.

En uno de ellos, el lateral brasileño logró conectar con Cristiano Ronaldo, que dentro del área se alzó por encima de sus pares para rematar de cabeza de manera excelsa un balón que acabó transformásndose en la esperanza blanca.

Al paso de vestuarios tanto Zidane como Voro siguieron apostando por los mismos protagonistas, y con ello por el mismo desarrollo con el que se fue al descanso. Balón y dominio para el Madrid, defensa y oportunidad de contraataque para el Valencia.

La falta de generación de peligro por parte del Madrid se acrecentó en cuanto Voro decidió poblar aún más su medio campo con los cambios. Zidane, por su parte, fue más ofensivo aún y metió a Bale y Lucas Vázquez en lugar de James y Modric, respectivamente. Sin embargo, con su segundo cambio dejó señalado a uno de los jugadores que no tuvo se mejor día: Varane se retiraba y dejaba su puesto a Nacho. Además de su fallo en el segundo tanto, el central francés se mostró imprecisio en el pase y errático en los controles.

El clásico toque de corneta blanco para los minutos finales, ya con Sergio Ramos en labores de delantero, se mostró como un esfuerzo fútil ante un Valencia muy serio en defensa. Al final, el 2-1 quedó anotado en el marcador y deja ya al Valencia a diez puntos del descenso y al Real Madrid con un punto -y un partido menos- sobre el segundo clasificado, el FC Barcelona.

lunes, 20 de febrero de 2017

LOS DE ARRIBA NO FALLAN

A la victoria del Real Madrid respondió el Sevilla y el Barcelona, aunque este último de penalti en el último minuto y confirmando las malísimas sensaciones tras la goleada de París

Antonio Blanca

La jornada 23 volvió a poner de manifiesto la dureza de La Liga Santander. El Granada puso al rojo vivo la zona baja mientras que el Barça estuvo a punto de decir adiós a La Liga frente al Leganés.

En Barcelona presenciaron el partido del club azulgrana con menos españoles en el once titular, uno. Algo parecido hizo el Granada alineando a 11 jugadores de 11 nacionalidades diferentes. No te pierdas todos los datos y curiosidades de la jornada.

1. Granada 4-1 Betis: 11 jugadores, 11 nacionalidades
El Granada batió un récord de LaLiga al jugar su partido contra el Real Betiscon 11 jugadores de nacionalidades distintas por primera vez en la historia del campeonato liguero español.Le fue bien porque goleó 4-1 al Betis. El equipo de Lucas Alcaraz entra así en los libros de historia de LaLiga con un once formado por el Memo Ochoa (mexicano), Foulquier (francés), Hongla (camerunés), Héctor Hernández (español), Ingason (islandés), Gastón Silva (uruguayo), Uche (nigeriano), Wakaso (ghanés), Andreas Pereira (brasileño), Carcela (marroquí) y Adrián Ramos (colombiano). Algo, por otro lado, bastante probable que ocurriese esta campaña dado que el Granada cuenta con 17 nacionalidades distintas en su plantilla. Una auténtica Torre de Babel.

2. Sporting 1-4 Atlético: el detalle más deportivo de la jornada
El equipo asturiano hizo un gran partido y mereció al menos el empate, si no la victoria ante el Atlético de Madrid, pero la velocidad de Gameiro destrozó al equipo de Rubi con tres goles en cinco minutos, el triplete más rápido dede 1995. Fue entonces cuando la afición del Atlético de Madrid que viajó hasta El Molinón cantó 'Sporting es de Primera' y los hinchas locales respondieron con aplausos. Lo deportividad, por delante del resultado.

3. Madrid 2-0 Espanyol: Nacho no se lesionaba ¡desde infantiles!
Todos los jugadores del Real Madrid se han lesionado a lo largo de la temporada salvo Kiko Casilla y Mariano, que alguna vez han visitado la enfermería en el pasado. Ante el Espanyol, Nacho Fernández sufrió la primera lesión desde que forma parte del primer equipo ya que no se lesionaba desde infantiles. El defensa, llevaba dos días con el diafragma inflamado que le molestaba al respirar. Con el paso de los minutos, el dolor fue aumentando y Nacho pidió el cambio en el minuto 81 para que entrara Marcelo al campo. Pero ojo, ya está listo por si Zidane quiere alinearle el miércoles en Mestalla.

4. Deportivo 0-1 Alavés: mejor, a domicilio
El equipo vitoriano volvió a ganar lejos de Mendizorroza, donde está cimentando su gran temporada y suma seis puntos más fuera de casa que en casa. Con su victoria en Riazor por la mínima con un gol de Manu García, acumula 14 puntos en los últimos siete partidos lejos de Vitoria.

5. Sevilla 2-0 Eibar: Jovetic, un fichaje muy valioso
El delantero montenegrino se ha ganado por méritos propios el galardón de 'Mejor fichaje de invierno de las grandes ligas de Europa'. Sampaoli hizo rotaciones ante el Eibar pensando en la Champions, pero no dio descanso a Jovetic sabedor de la importancia que tiene para el ataque de su equipo. El ex del Inter respondió con dos asistencias de gol: una a Sarabia y otra a Vitolo. Ya ha dado tres pases de gol en Liga, más que en los 31 partidos que jugó en el equipo italiano. Otro jugador recuperado por Monchi y el Sevilla para el fútbol.

6. Real Sociedad 0-1 Villarreal: el muro amarillo
Fran Escribá ha logrado que el Villarreal mantenga el nivel de años anteriores en cuanto a puntuación y situación en La Liga. A pesar de que ha perdido algo de capacidad en ataque, se ha convertido en el mejor bloque de la competición con solo 15 goles en contra. Hace dos semanas logró un 0-0 en el campo del Sevilla y esta jornada ha logrado frenar a la mejor Real Sociedad de los últimos años. Los de Eusebio lo intentaron de todas las formas posibles, con el 64% de la posesión y 16 remates: nueve fuera y siete rechazados ¡Asenjo no tuvo que hacer ninguna parada en todo el partido! Samu Castillejo marcó en el minuto 93 para hacer aún más valiosa la fortaleza defensiva.

7. Valencia 2-0 Ahtletic: Albelda sigue siendo un ídolo
Con goles de Nani y Zaza, el equipo ché hizo los deberes y se coloca siete puntos por encima del descenso, alejando los fantasmas de la Liga Adelante con un partido muy solvente ante los jugadores de Ernesto Valverde que pudieron cambiar el sino del choque pero Diego Alves con intervenciones salvadoras lo evitó.

8. Celta 3-0 Osasuna: Jozabed ya enamora
Berizzo reservó a Aspas para la batalla de Ucrania del próximo jueves y el plan B funcionó a la perfección. Sisto abrió el marcador tras un taconazo de Rossi, y cuando el Osasuna estaba apretando en busca del empate, el técnico celeste dio con la tecla con los cambios. Salieron Jozabed y Aspas y sentenciaron el partido. El primero anotó de cabeza a la salida de un córner su primer gol con la camiseta del Celta, y después asistió a Aspas de manera magistral para hacer subir al electrónico el 3-0. Día grande para el reciente fichaje del Celta, que goleó a un Osasuna que se hunde como colista de La Liga.

9. Barcelona 2-1 Leganés: el Barça menos español de la historia
Sufrió como nunca el Barça para sacar los tres puntos ante el Leganés. Unai López empató en la segunda mitad el tanto inicial de Messi y los azulgranas estuvieron al borde del abismo. Solo un penalti en el 89' dio a un Barça deprimido el triunfo. Además, el conjunto azulgrana hizo historia. Luis Enrique alineó a 11 jugadores entre los que solo había un español por primera vez en la historia del club (Sergi Roberto). Lejos quedan los tiempos en los que La Masía dominaba el once. Ahora llega el tiempo del Barça menos español.

Esta noche Málaga y Las Palmas echan el cierre de la jornada número 23. 

jueves, 16 de febrero de 2017

MIRANDO A CUARTOS

Intenso y atractivo choque el ofrecido en el Santiago Bernabéu por el Madrid y el Nápoles que a expensas de lo que ocurra el 7 de marzo próximo en la vuelta acerca a los de Zidane a la siguiente ronda

Antonio Blanca

Llegó de nuevo la competición por antonomasia en la casa blanca: la Liga de Campeones. El vigente campeón recibía en casa a un Nápoles que por segunda vez se veía en octavos de final, que con la ilusión de alcanzar los cuartos por primera vez se trajo consigo a 10.000 hinchas y contó con la bendición de Maradona desde el palco. Pero el Real Madrid no estaba esta noche para dejar volar los sueños de su rival y con un triunfo más corto de lo demostrado en el terreno de juego (3-1), dejó bien encarrilado el pase a la siguiente ronda.

En un comienzo frenético, con ambos equipos queriendo llegar al área ajena por vía rápida, el primer susto lo dieron los locales a los 22 segundos del pitido inicial con un remate de Benzema en el corazón del área que forzó a Reina a sacar el puño. Si bien el primer aviso fue blanco, la sorpresa saltó en el minuto 8 cuando Insigne aprovechó la posición adelantada y descolocada de Navas para mandar un pase a la red desde 40 metros de distancia.

A pesar el tanto, el frenesí desbocado de ambos conjuntos se mantuvo hasta que el Madrid logró imponer orden gracias al tanto del empate, que llegó en el minto 18. El centro magnífico de Carvajal con el exterior del pie desde el pico del área derecha sólo pedía el mínimo contacto para que fuera gol. Y así el salto de Benzema obtuvo la recompensa del empate.

La igualada en el marcador trajo consigo la templanza y el orden. Y en esa situación Modric se hizo con los mandos del partido, para beneficio del Madrid. Con un Nápoles que no entrañaba peligro alguno -desposeído del balón y apenas generando algún contraataque que era disuelto antes de llegar al área-, Cristiano Ronaldo y Karim Benzema aprovecharon para acallar críticas mostrando su mejor versión de la temporada.

En el caso del francés, anotando un gol que supone su tanto número 51 en Liga de Campeones, cifra que le vale para superar a su compatriota Henry y que le deja por detrás de los insignes Van Nistelrooy, Raúl, Messi y Cristiano Ronaldo en la lista de máximos goleadores de la competición. Por el lado del portugués, volviendo a mostrar una solidaridad pocas veces vista en él en los últimos tiempos, asociándose y marchándose de sus marcadores. Le faltó el gol, pero la imagen ofrecida por Cristiano invita al optimismo de cara al tramo final de temporada en caso de que logre mantenerla.

Marcando el tempo del partido y generando peligro, las ocasiones no pararon de sucederse, con Cristiano mandando alto un balón fanco dentro del área y Benzema forzando otra gran intervención de Reina para desviar al poste forzando el amago de cantar el gol en sendas ocasiones.

El descanso, que contó con arenga de Diego Armando Maradona en el vestuario italiano, sirvió para que los visitantes salieran en la reanudación tratando de emular el comienzo de partido. Sin embargo, apareció Cristiano Ronaldo para destrozar las intenciones del equipo de Sarri.

Con una jugada en banda derecha, marchándose de su marcador como hacía tiempo que no se le veía, llegó a línea de fondo con espacio suficiente para dar a la tecla de pausa en lugar de la habitual aceleración, y con la vista puesta en la llegada de Kroos a la frontal, allí mandó el balón para que el alemán, con un certero tiro colocado al lado de la cepa del poste, lograra adelantar por primera vez al Real Madrid.

El acierto que no tuvo en la primera mitad llegó en este comienzo de la segunda, pues Casemiro transformó un intento de despeje que se fue alto en todo un golazo al empalmar la pelota sin que cayera al suelo mandándola al fondo de la portería de Reina en forma de misil.

Era el minuto 54 de partido y con el 3-1 y el viento a favor, el Real Madrid se tomó cierta tranquilidad en su juego que dejó al Nápoles con más balón pero que seguía sin inquietar el área de Navas.

Pudo marcar Mertens en el 68 con un balón franco dejado por Callejón dentro del área. Y el propio español anotó un gol en el minuto 73 que luego fue anulado por posición ilegal justificada. Pero más allá de esas dos situaciones, el Nápoles no inquietó. Encerrado atrás, estaba en manos de la voluntad del equipo de Zidane, ya más centrado en los cambios. James, apareciendo en el once inicial en lugar del ya habitual Lucas Vázquez, cedió su espacio al gallego no sin antes despedirse con una oportunidad fallada tan sólo por la gracia de Reina con sus reflejos.

El reloj siguió corriendo y el Madrid, pese al dominio, no aumentó las diferencias en el marcador. Con una imagen de contundencia, demostrada por el MVP de la UEFA a Casemiro, y con las mejores versiones de Benzema y Cristiano a la vista, el Real Madrid podrá viajar a San Paolo con un ojo puesto ya en el sorteo de cuartos de final.

miércoles, 15 de febrero de 2017

HUMILLACIÓN HISTÓRICA

Jordi Grimau

El PSG se puso con un pie y medio en cuartos de final de la Liga de Campeones tras hacer una exhibición descomunal de fútbol ante el Barcelona en el Parque de los Príncipes de París. Con Di María y Draxler imperiales en las bandas, dirigidos por la brújula Verratti en el centro del campo, el equipo francés anuló a un Barcelona inerte y le endosó un 4-0 en la ida que dejó a la capital francesa en estado de éxtasis.

Hasta la noche de este martes, Unai Emery, a los mandos de Almería, Valencia, Spartak de Moscú y Sevilla, había disputado 23 partidos contra el Fútbol Club Barcelona. El balance: un triunfo, seis empates y 16 derrotas. Hoy, con el PSG, se anotó un segundo triunfo. Uno que al lado de las estadísticas palidece ante la frialdad de los números, pero que para todo aquel que fuera testigo, quedará como uno de esos partidos que difícilmente se olvidan.

Llegaba Emery a este partido con críticas por tener a un acomodado París Saint Germain en el segundo puesto de la Ligue 1, en apariencia un ultraje para el equipo que ha arrasado en los últimos cuatro campeonatos. Por el contrario, tras la clasificación para la final de Copa y la goleada al Alavés, el Barcelona se plantaba en París recuperando la confianza perdida.

Advertía Emery que este partido serviría "para superar un escalón" y que "lo más importante serán los duelos colectivos e individuales", advirtiendo que "somos dos equipos que vamos a buscar al adversario por todo el campo".

Así lo dijo. Y así ocurrió. Una vez el colegiado polaco Szymon Marciniak pitó el comienzo del partido, sólo un equipo apareció en el campo. Presionando en toda la cancha, el PSG se propuso dominar desde el primer momento. Ya el primer susto lo dio Cavani en el minuto seis cuando recibió un gran pase de Di María dentro del área. El uruguayo estuvo lento en el control y, de estar solo ante el portero, pasó a dar tiempo a la defensa y a Ter Stegen a colocarse para abortar la ocasión.

Sin conservadurismo alguno, con Verratti sujetando a su centro del campo para liberar a un Matuidi desatado, omnipresente en las dos áreas y con sus llegadas que insuflaban aún más energías a un ataque con los eléctricos Draxler y Di María en las bandas.

El alemán y el argentino se iban turnando a la hora de generar dolores de cabeza a la zaga azulgrana. El dominio era abusivo. Sólo exsitía un equipo y ese era el PSG. El mediocampo del Barcelona, superado por completo. Ni André Gomes ni Busquets ni Iniesta eran capaces de parar la pelota y combinar.

El gol local rondaba y acabó llegando en el minuto 19. Umtiti derribó a Draxler en el borde del área. Un lanzamiento quizás demasiado cercano, pero que usando la estrategia sirvió a Di María para abrir la cuenta goleadora el día de su cumpleaños. Con dos compañeros incrustados en la barrera, Di María apuntó a esa zona. El salto de los defensas en la barrera quedó inservible ante la puerta abierta y el balón entró en la portería bajo la mirada de Ter Stegen al espacio que debía ser protegido por sus zagueros.

La demostración física del PSG era excesiva y ya con el marcador a favor decidió dar un paso atrás. Lo que para cualquier otro equipo hubiera sido un suicidio, entregar la pelota al Barcelona apenas cambió el estatus del partido. Bien colocado, el equipo parisino apenas sufrió en este cambio de papeles. El Barcelona era incapaz de encontrar el camino al área de Trapp. El primer chut, por así decirlo, fue una falta lejana que bloqueó la barrera en el minuto 26.

Dos minutos después llegó la gran oportunidad del Barcelona. Aprovechando el espacio dejado por Kurzawa en su banda, André Gomes apareció por la derecha para quedarse en un mano a mano con Trapp. Sin embargo, el portero teutón supo desviar la única ocasión en la que se vio obligado a desplegar sus talentos.

Cómodo, el PSG seguía a gusto sabedor de que con Draxler y Di María, sus contraataques podían hacer daño. El teutón, en el minuto 34, volvió a forzar la intervención de Ter Stegen para evitar el segundo.

Tal era la desesperación del Barcelona que Messi volvía a multiplicar labores acudiendo a su campo para ayudar en la creación. Sin embargo, no era el día para nadie en el lado visitante. Y en una de estas bajadas del argentino, en su propio campo, perdió la pelota ante la insistencia de Rabiot. El balón le cayó a Draxler, que se lo cedió a Verratti para que el italiano abriera el camino hacia el área de la manera más sencilla: en línea recta. Cerca de la frontal, volvió a entregar el esférico a Draxler, que desde la derecha y dentro del área, no perdonó en esta ocasión mandando la pelota al fondo de la red con un chut raso, fuerte y cruzado.

Con el marcador alumbrando el 2-0, el partido se marchó al descanso. Ese paso atrás dado por Emery en el tramo final de la primera mitad no fue más que una forma de tomar aire. La esperada reacción visitante no llegó y se reanudó el encuentro de la misma manera que comenzó. El huracán PSG borraba del mapa al Barcelona. Con el mediocampo inexistente, y los laterales desbordados, la misión de Piqué y Umtiti era achicar el agua de un trasatlántico hundiéndose con las dos manos. Era pues, una misión imposible.

Del trío de ataque, de los nombres que hacían decir a Thiago Silva que sólo se les podía parar "rezando a Dios", apenas se pudo destacar a Neymar, el único que generó algo de peligro. Un "premio" otorgado más bien por incomparecencia del resto. Messi, superado y Suárez, desaparecido. Sin caer en la intervención divina, el mérito era de la pizarra de Unai Emery.

El PSG seguía a lo suyo, aunque ya pecando de prisas ante un Barcelona incapaz de reaccionar. Ante esa apatía azulgrana, Di María se vino arriba. Tras recibir en tres cuartos de campo y quedarse solo con un amago de los suyos en los que parece que la pelvis se le iba a desencajar, se sacó un disparo desde 25 metros de distancia que acabó dentro de la portería.

Era el minuto 55 y, ya con el 3-0 en contra, Luis Enrique decidió hacer los primeros cambios. Entró Rafinha por André Gomes. En respuesta, Emery no se amilanó y relevó al héroe de la noche, Di María, dando entrada a Lucas Moura. Más madera al ataque local.

De poco sirvió el movimiento azulgrana, pues minutos después la situación seguía siendo igual de desesperada. Busquets, en una entrada de puro desahogo, veía la amarilla tras derribar a Verratti con una fea patada.

Sin que tuviera relación, pues fue debido a un mal gesto en una caída, la brújula del PSG, Marco Verratti, se retiraba lesionado en el minuto 69. El joven Nkunku, de 19 años, salía al gran escenario de la Liga de Campeones para tratar de igualar el espectacular papel desempeñado por su compañero.

Con brújula o sin ella, atacar al Barcelona parecía cosa sencilla. Así lo vio Meurier, lateral derecho de metro noventa de altura, que desde su campo, y en su banda, se marchó de Neymar y andó. Recorrió 40 metros sin mayor oposición que la mirada de Iniesta a unos metros de dsitancia. Llegó al borde del área y con un toque sutil asistió a Cavani, que pese a fallar numerosas ocasiones anteriores, se sacó un remate de primeras con tal fuerza que poco pudo hacer Ter Stegen para que el cañonazo se colara sin remilgos en la portería.


Minuto 72. El electrónico del Parque de los Príncipes señalaba el 4-0. Y más allá de ver algún atisbo de reacción, un gol que forzara la esperanza de una remontada en la vuelta, lo que parecía más cercano era el quinto. 16 tiros a puerta del PSG por 3 del Barcelona en 75 minutos de partido. Umtiti en el 84 rozó el gol con un remate de cabeza al poste, pero no era más que un espejismo. Este martes, en el Parque de los Príncipes, sólo hubo un equipo. En el partido número 24, por fin, Emery espantó los fantasmas del Barcelona. Su PSG encarrila el tramo decisivo de la temporada dejando al Barcelona al borde del KO europeo. Con rematar la faena en 15 días, el equipo francés habrá demostrado que, quizás, 2017 sea el año de contentar al jeque con el sueño de la Champions.

lunes, 13 de febrero de 2017

CON UNA MENOS TODO IGUAL

Al calendario le resta una jornada menos para llegar al final y coronar al nuevo campeón liguero manteniéndose la clasificación sin cambios respecto a la semana pasada

Antonio Blanca

La jornada 22 de LaLiga nos ha dejado duras lesiones, bonitos goles, remontadas y un sinfín de imágenes.

1. Espanyol 1-2 Real Sociedad: al acecho de la Champions League
Un golazo de Illarramendi en los instantes finales rompió las tablas entre Espanyol y Real Sociedad en un duelo en el que los de Eusebio demostraron que van a por la Champions League. Con 41 puntos, los 'txuri-urdin' meten presión al Atlético de Madrid. En la campaña 2002-2003, en la que finalizaron segundos, sumaban 44 puntos con 22 jornadas disputadas, y ahora solo tienen tres menos para disputar una plaza de Liga de Campeones.

2. Real Betis 0-0 Valencia: la peor sequía en seis años
El empate a cero entre Betis y Valencia dejó un dato para la historia: el Valencia vive su peor sequía en seis años al no haber marcado gol en los últimos 249 minutos de juego. El último tanto del conjunto valenciano tuvo lugar el pasadao 29 de enero cuando perdió ante la UD Las Palmas 3-1. Además, en el Benito Villamarín fue el Betis, con un Rubén Castro incisivo, quien se mereció llevarse el triunfo.

3. Alavés 0-6 Barcelona: Luis Enrique, Pellegrino y las goleadas en Vitoria
El Barcelona se llevó de forma aplastante el ensayo de la final de Copa en Mendizorrotza (0-6), en una goleada con brillo de la 'MSN' que supuso la mayor goleada encajada por el Alavés en su feudo en sus 93 años de historia. Los dos técnicos, Luis Enrique y Pellegrino, forjaron una gran amistad coincidiendo en el Barça que ganó La Liga precisamente en Vitoria en la campaña 1998-1999. Aquella tarde el Barça goleó 1-4 con tanto de Luis Enrique, pero esta vez la goleada en Mendizorrotza solo pudo satisfacer a uno de los dos.

4. Athletic 2-1 Deportivo de La Coruña: cumplir años nunca sentó tan bien
El Athletic volvió a remontar un partido en San Mamés. El Depor se adelantó con un tanto de Emre Çolak, pero Muniain y Aduriz, este en los últimos minutos, dieron la vuelta al partido. A pesar de parecer en posición ilegal, Aduriz anotó el gol de la victoria y lo hizo el día que cumplía 36 años con récord incluido. El ariete del Athletic es el jugador más veterano que celebra su cumpleaños con gol en toda la historia de La Liga.

5. Osasuna 1-3 Real Madrid:500 partidos de Ramos... y los que quedan
El Real Madrid asumió la presión del Barça y recuperó el liderato con goles de Cristiano Ronaldo, Isco y Lucas Vázquez. En el césped de El Sadar disputó un partido más con la camiseta blanca el capitán Sergio Ramos, en el que fue su encuentro número 500 en el Real Madrid. "Más que un sueño cumplido", así lo calificó Ramos en un vídeo de agradecimiento en las redes sociales.

6. Villarreal 1-1 Málaga 1: el día de los debuts lo estropea Vicandi Garrido
El Estadio de la Cerámica presenció un triple debut. José Rodríguez salió como titular por primera vez con el Málaga, Weligton debutó como asistente técnico del 'Gato' Romero y Josemi (exfutbolista de Liverpool y Villarreal) ejerció por primera vez como delegado del Villarreal. Tras el pitido inicial el Málaga fue mejor y se adelantó con un cabezazo de Charles. La primera victoria con el 'Gato' parecía aproximarse pero el colegiado Vicandi Garrido no señaló una pena máxima muy clara sobre el delantero brasileño y después concedió un penalti al Villarreal que no era. Lógico que los blanquiazules estuviesen enfadados.

7. Leganés 0-2 Sporting: Moi Gómez 'marcó' un gol sin chutar a puerta
Era un partido en el que los asturianos solo podían ganar si querían mantener sus opciones de salvación, y lo hicieron después de un primer tiempo de mucho respeto entre los dos equipos. Canella y Burgui hicieron los goles del Sporting, aunque según el acta arbitral el primer gol lo anotó Moi Gómez. Los rojiblancos ponen la parte baja de la tabla al rojo vivo. El Valencia y el Depor se vuelven a meter en líos.

8. UD Las Palmas 0-1 Sevilla: otra victoria en la 'zona Sampaoli'
El equipo canario fue superior durante la mayor parte del partido, pero Sergio Rico evitó varios goles con sus paradas. Parecía que el equipo hispalense iba a dejarse puntos en la isla, pero reaccionó a tiempo. Iborra entró en el minuto 68 y Correa en el 77. Fue en el 80 cuando Sergio Rico pateó un balón largo, el centrocampista la peinó y el delantero superó a Javi Varas. Otro gol en los últimos 10 minutos de partido, 14 en total que ya le han dado 13 puntos al Sevilla. Es también el equipo donde los suplentes marcan más goles.

9. Atlético 3-2 Celta: cuarto penalti consecutivo fallado en Liga
El equipo rojiblanco firmó una épica remontaba ante los gallegos, pero no le hubiera hecho falta si Torres hubiera anotado desde los 11 metros minutos después de marcar un golazo de chilena. El Atlético ha fallado seis de los nueve penaltis que ha lanzado en todas las competiciones (Valencia x2, Bayern, Leganés, Barcelona, Celta). Griezmann ha fallado tres y solo Torres, Saúl y Gameiro han anotado desde el punto de penalti. 'El Niño', es con 9, el jugador en activo con más fallos igualado con Cristiano Ronaldo.

Esta noche Éibar y Granada echan el cierre a la jornada.

jueves, 9 de febrero de 2017

OTRA VEZ LA NOCHE MÁS BONITA

Hace más de tres lustros el Alavés se colaba en una final europea, en esta ocasión será la primera final de Copa del Rey que dispute el equipo vitoriano

Antonio Blanca

Dejó el dramaturgo Pedro Calderón de la Barca para los tiempos de los tiempos su archi popular proverbio “¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”, y efectivamente los sueños son eso, empero en a veces, se hacen realidad. El Alavés recién ascendido a la Primera división tendrá oportunidad de catar las mieles de una final. Ya lo hizo ante el Liverpool cuando aquel modestísimo cuadro se plantaba ante todo un histórico del deporte rey y a punto estuvo de pergeñar la machada. La historia vuelve a ponerle alfombra roja para una cita grande, para que ejerza de mata gigantes, para que derrote al Barcelona allá por el 27 de mayo, previsiblemente en el Vicente Calderón (su último gran partido para albergar), pese que a la directiva culé pida el Santiago Bernabéu fiel a su costumbre de llamar a casa ajena para molestar únicamente.

Así, con un gol de Edgar Méndez, vini, vidi, vinci al salir en el minuto 78, anotar en el 82 y retirarse lesionado en el descuento, desató la euforia en Mendizorroza tras 170 minutos sin un gol en la eliminatoria.

Protagonizando una gran segunda parte, el período de tiempo con mejor fútbol de toda la eliminatoria, el Alavés cimentó su triunfo. Dominio, ocasiones y mejor juego que su rival ponían de manifiesto la merecida victoria. Sin embargo, cada balón que el Celta hacía llegar a Iago Aspas era sinónimo de peligro, como demostró, sobre todo, en la primera mitad.

El ímpetu con el que salió el equipo local en Mendizorroza estuvo a punto de ser recompensado en el minuto 4, pero Toquero no alcanzó a rematar un envío de Ibai, el mejor de los blanquiazules.

Con un soberbio giro de 180 grados dentro del área que le valió para dejar atrás a un defensa, Aspas se situó en posición franca de disparo tras un centro raso de Hugo Mallo desde la derecha. Pero a pesar del gesto técnico del delantero gallego, ahí apareció Pacheco con una estirada que impidió el tanto.

Ibai y Aspas intercambiaban el protagonismo en cada área. El alavesista primero, con un remate de falta rechazado por el larguero, y el celtiña después, con un intento de vaselina desde fuera del área que fue errado por centímetros, se encargaron de poner algo de pimienta a un juego que se iba aletargando con el paso de los minutos hasta llegar a un descanso ansiado por todos.

En la reanudación, el Alavés trató de repetir esquema con una salida en tromba, bien abortada por el Celta. Con el juego algo más igualado, el peligro seguía llegando por el bando local, con Ibai como epicentro de todo ya fuera con un intento de gol olímpico o con chuts desde la frontal. Deyverson aprovechaba su superioridad en banda izquierda para asistir a sus compañeros.

Berizzo asisitía desde la banda a la impotencia de los suyos, pues maniatados por el juego vitoriano, eran incapaces de acechar las inmediaciones del área de Pacheco. Un remate de Wass cabeceado al centro fue lo más cerca que estuvo el Celta del tanto.

En el minuto 78, Pellegino dio entrada al canario Édgar Méndez en lugar de Toquero. El primer balón que tocó, a los cuatro minutos de estar en el campo, se convirtió en el gol de los suyos. Tras cazar un balón en el área y recortar a la defensa, su lanzamiento fue a parar al fondo de la red de la portería de Sergio.

El gozo se extendió por Mendizorroza, pero el peligro seguía latente: adiós a la prórroga, pero un tanto del Celta significaba la eliminación. Berizzo se dispuso a la ofensiva final poniendo a Guidetti y Rossi sobre el campo. Pese a los intentos, en vano, del Celta, que no llegó a generar peligro ante la sólida zaga del Alavés, fue Camarasa el que estuvo a punto de sentenciar en el descuento en un mano a mano con Sergio aprovechando la subida masiva de efectivos celestes. El cancerbero se impuso en el duelo, pero ya el ticket para la final tenía dueño: el Deportivo Alavés.

Tres meses y medio para que un equipo, una plantilla, una afición, una ciudad en definitiva se preparen a conciencia para un momento histórico, si bien pase lo que pase el Alavés ya ha triunfado, aunque no deben soslayar que en la vida los sueños, sueños son, aunque a veces se hacen reales. 

miércoles, 8 de febrero de 2017

MESSI SALVA LOS MUEBLES

Jordi Grimau

Necesitaba un mínimo de dos goles el Atlético de Madrid. Sin recibir ninguno para llegar a la final o recibiendo uno para forzar la prórroga. Acometer dicha empresa, en el partido de vuelta de semifinales de Copa del Rey, en un Camp Nou en el que no gana desde febrero de 2006, era harto complicado. Pero viendo la reacción rojiblanca, no imposible.

Salió el Atlético con todo, Koke y Sául en el centro del campo con Gaitán, Carrasco, Griezmann y Torres por delante. La intensidad en la alta presión ejercida por estos seis hombres deslumbró a los azulgranas.

Durante la primera media hora, el partido tuvo un dueño y señor, el Atlético de Madrid y un protagonista con nombre y apellidos, Jacobus Antonius Peter Cillessen. El portero neerlandés se convirtió en la pesadilla de los atacantes rojiblancos.

Hasta en cuatro ocasiones, durante los agobiantes primeros veinte minutos, Cillessen evitó el tanto colchonero. Primero con la ayuda de Carrasco, que quedándose solo en una contra decidió chutar con fuerza al muñeco; luego exhibió reflejos rechazando un remate de cabeza de Gaitán a la salida de un córner a metro y medio de distancia; Godín, también aprovechando un saque de esquina, remató solo de cabeza aunque algo flojo; por último, Koke, desde la frontal, probó hasta dónde podía estirarse.

Los pocos intentos de combinar de los azulgranas fueron el mejor aliado del Atlético, pues penalizaba cada fallo en tres cuartos armando un contraataque. El centro del campo, desprovisto de Busquets o Mascherano, quedaba en manos de André Gomes, Rakitic y Denis Suárez, que demostraron no estar a la altura de la tarea encomendada.

No fue hasta el minuto 28 cuando llegó el primer tiro a puerta del Barcelona. Obra, cómo no, de Messi. El argentino multiplicaba sus labores bajando hasta la medular para ayudar en la construcción, acudir a banda para apoyar o quedarse en el centro para combinar con un Arda en labores de Neymar.

Al estilo del buen feligrés, la fe del Barcelona pasaba por encomendarse a la inspiración del argentino, que supo responder a las plegarias en tiempos tumultuosos como mejor sabe. Apenas quedaban dos minutos para el final de la primera parte cuando el ‘10’ cogió la pelota en la frontal, esquivó un mar de piernas con la pelota pegada al pie hata que encontró el hueco justo para lanzar un chut fuerte y raso hacia los dominios de Moyá. El portero rojiblanco rechazó la pelota, sin embargo, a los dominios de Luis Suárez, que sólo tuvo que empujar para anotar el 1-0.

La suavidad del toque del uruguayo contrastaba con la dureza que suponía ese golpe a los ánimos del Atlético. Por si fuera poco, nada más comenzar la segunda parte Simeone se vio obligado a hacer un doble cambio en apenas dos minutos. Antes de llegar al minuto 50, tanto Carrasco como Godín se retiraron por lesión. Entraron Correa y Lucas Hernández para sustituirlos.

La desesperanza rojiblanca vio la luz en el minuto 57, cuando por cuitas personales, Sergi Roberto endosó un planchazo en la rodilla de Filipe Luis que significaba la segunda amarilla. Aleix Vidal, que ya estaba preparado en banda para entrar, volvió a ponerse el chándal.

Apenas dos minutos después. Griezmann quedó habilitado dentro del área y mandó la pelota al fondo de la red. Gil Manzano, haciendo caso a su errado asistente, declaró fuera de juego que no era.

El lamento por la ocasión perdida no amilanó a los de Simeone, que dio entrada a Gameiro por Torres para renovar energías en ataque. Y, aunque con menos claridad que en la primera mitad, volvía el Atlético a llevar la iniciativa.

Sin embargo, el discurrir de los actos parecía dejar claro que no iba a ser la noche rojiblanca. Dominando de nuevo a su rival con uno menos, un resbalón involuntario de Carrasco provocó la caída de éste haciendo derribar a Turan. El árbitro decretó falta y amarilla. La segunda para Carrasco. Así pues, la igualdad numérica fue devuelta a los diez minutos.

Luis Enrique dio entrada paulatina a Mascherano, Iniesta y Busquets para tratar de poner más orden. Messi, por su parte, seguía a los suyo, que nos es otra cosa sino deslumbrar, y de una falta lejana se sacó un lanzamiento que dejó temblando el larguero de Moyá.

La misma intensidad que se vio al comienzo del partido se convirtió en locura para el tramo final. En el Minuto 80, un derribo de Piqué a Gameiro dentro del área fue considerado por el árbitro como penalti.

El hilo de esperanza que vislumbraba el Atlético se esfumó con la misma rapidez con la que Gameiro mandaba la pelota a la grada. Y de la misma manera que se iba, volvió tres minutos después cuando Piqué convirtió un fallido despeje de espuela en pase a Griezmann dentro del área. El francés vio a su compatriota llegar al otro lado y le envió un pase de la muerte a Gameiro que esta vez transformó en el gol del empate.

Aún quedaban siete minutos, más el descuento, para tratar de obrar la remontada, por un lado, y de aguantar la última embestida, por el otro.

Así, con el tensiómetro con la aguja por todo lo alto, el Atlético se lanzó a por el gol con su última carga. El toque de corneta sirvió para dejar al Barcelona parapetado en su área. Los centros de Koke y Filipe Luis se sucedían, pero el rematador no aparecía.

Justo antes del descuento, Suárez vio la segunda amarilla y dejaba al Barcelona con nueve para los últimos tres minutos de añadido. Filipe Luis, con un chut rechazado por Umtiti al suelo y luego con una falta dura sobre Messi, fue el encargado de cerrar con sus acciones el encuentro.


El pitido final ahogó la remontada rojiblanca y confirmó al FC Barcelona como finalista de la Copa del Rey, la séptima en las últimas nueve ediciones y la cuarta de manera consecutiva. Este martes, las paradas de Cillessen fueron el apoyo perfecto a la inspiración de Messi, que volvió a salvar a un Barcelona incapaz de contrarrestar en casa el ímpetu de un rival que se lanzó a por el gol. Dos goles, tres expulsiones, un penalti fallado, goles anulados y mucha emoción quedan en el bagaje de un partido para el recuerdo. El rey de Copas espera ya rival, que saldrá este miércoles del duelo entre Alavés y Celta.

lunes, 6 de febrero de 2017

LAS VERGÜENZAS DE LA LIGA

Un calendario más que apretado, un temporal de viento y lluvia en Galicia y una omisión del Reglamento federativo arrojan las deficiencias de la que se piensa la mejor liga del mundo

Antonio Blanca

Prevenir un temporal merced a las predicciones meteorológicas en la segunda década del siglo XXI no debería ser una hazaña harto complicada. Prevenir que diversos estadios, caso de Riazor o Balaídos, ambos en Galicia puedan sufrir daños de diverso calado devenidos de condiciones climatológicas adversas tampoco. Dos estadios antiguos, en España hay más, que pasan de soslayo los controles, no deberían obtener los vistos buenos para albergar a personas y en importante cantidad si no se dan las condiciones mínimas de seguridad. No imagino ocurriendo tal bufonada en Inglaterra, Alemania o nuestro vecino Portugal, ligas que no tendrán tanto lustre deportivo, pero que en cuanto a organización bañan a la española. Liga la nuestra que se ve colapsada por diversos factores de calendario, ida y vuelta de Copa del Rey, veinte equipos, vacaciones navideñas de tres semanas incluso más dependiendo de los caprichos del calendario… Con todos estos ingredientes surge el cóctel del despropósito, y de pasarse por el “arco del triunfo” el Reglamento de la Real Federación Española de Fútbol, que miren las cosas, recoge en el artículo 205 esta casuística derivado de adversidades de la naturaleza que exigen otro campo para jugarse. Es tal caos organizativo, que si ni Celta de Vigo, ni Real Madrid fuesen eliminados en competición europea, el partido no podría disputarse hasta mediados de mayo, arrastrando el equipo de Zidane un choque menos por la desidia, torpeza y poca previsión de la Liga y la Federación. Evidentemente si existe un informe que aconseja no jugar por motivos de seguridad, no debe jugarse a todas luces. Ahora bien, ¿suspenderse? Teniendo más de treinta y seis horas por delante para poder solucionar y no colapsar más las semanas competitivas de ambos equipos era lo que tenía que haber acaecido. No que ahora es tal desorganización que no se conoce la fecha exacta y tardará al menos un menos en saberse. Manos a la obra tiene que ponerse Tebas y compañía para revertir y evitar estas situaciones, empezando por aumentar las exigencias en las infraestructuras de los estadios, insisto, no es de recibo tener estadios lejos de toda garantía de seguridad.

Así las cosas, la jornada 21 de La Liga se abrió con un aviso de lo venidero. La ventisca desatada con virulencia en Galicia dio el traste con el inaugural partido entre el Deportivo y el Betis. Parte de la deteriorada cubierta de Riazor se resintió de manera explícita y la inseguridad consiguiente obligó a aplazar dicho partido. Pues bien, dentro de los límites de la comunidad gallega aconteció un episodio similar pero de diferentes consecuencias. Una porción de la techumbre de Balaídos cedió ante las inclemencias atmosféricas y la visita del líder a Vigo hubo de posponerse. Lo complicado del calendario, la perspectiva de convivir con la presión de ver a tus perseguidores arrimarse y la obligatoriedad consecuente de ganar los dos partidos en suspenso que acumula el equipo de Zidane llevó a la cúpula de Chamartín a presionar para que la pelota rodara. Sin embargo, informes técnicos condujeron a la gestora liguera a congelar la celebración del envite sine díe.

Sin los puntos en disputa sumando en el casillero del puntero clasificatorio, los perseguidores se lanzaron a cosechar en tal tesitura. Sin embargo, sólo Barcelona y Atlético lograrían su propósito. Los catalanes recibieron a un voluntarioso Athletic en el Camp Nou y arrancaron los valiosos tres puntos a pesar de su juego. Lució el sistema de Luis Enrique una de sus versiones menos coloridas hasta el punto de verse dominado por los rojiblancos en amplias fases del duelo. Pero la calidad floreció a tiempo para amortizar los errores del digno visitante y colocar a los culés a un punto del liderato. Navegando sobre la irregular lucidez de Neymar, un remate de Alcácer y una pillería de Messi bastaron para desanimar a los leones. El segundo tanto (de falta directa angulada lanzada desde el córner por el argentino y patrocinada por una cantada de Irazoz) sentenció el pulso competitivo y Vidal cerraría la goleada que dejó a los locales con una sonrisa complaciente -ganaron con lo mínimo y pensando en la Copa- y a los vizcaínos desmoralizados (tiraron más que el gigante y lo dometicaron pero su falta de puntería les devolvió goleados a Bilbao).

Los colchoneros aprovecharon su oportunidad de aferrarse a las plazas de aceso a Liga de Campeones con un triunfo industrial ante un Leganés batallador. Con Fernando Torres como ejecutor (anotó os dos tantos del enfrentamiento), el sistema de Simeone recobró el equilibrio, orden e intensidad que casi le llevó a cazar un empate en la ida de semifinales coperas. Sin embargo,la despedida del Calderón al conjunto pepinero también asistió a un apagón atlético que Moyá sostuvo con eficacia. Con el triunfo de aspecto pragmático en el bolsillo -minuto 55-, el vestuario descendió su nivel de concentración y se focalizó en gestionar la ventaja reservando cuerpo y mente para la guerra que se desplegará en Can Barça el próximo martes. Se trata de llenar el granero de puntos -como sea- y esperar turno.

Y la jugada le salió redonda a los capitalinos, pues Sevilla -tercero- y Villarreal -quinto- se enfrentaban este domingo. El duelo, de altura, confirmó el estatus de dos equipos de los equipos más y mejor trabajados de Primera. Sin embargo, tan exigente es el rigor de sus técnicos que el espectáculo pronosticado se redujo a un ajedrez tacticista que condujo a un empate a cero que no convenció a ninguno de los comparecientes. Dispuso más de la pelota el conjunto de Sampaoli pero le costó superar al mejor cierre español. Ni siquiera lo consiguió en el penalti lanzado por Nasri que detuvo Asenjo. Le salió bien el plan a Escribá, aunque los suyos se fueron del Pizjuán sin saborear una contra clara y con la sombra de la Real Sociedad al acecho.

En efecto, los donostiarras cerraban la jornada dominical acogiendo al urgido Osasuna en lo que parecía un trámite. Por el contrario, los rojillos se adelantaron en el marcador y retorcieron a los guipuzcoanos hasta provocar que la anarquía dominara el choque. Y, en ese escenario, la calidad manda. Con la cota de espectáculo por las nubes Navas y Vela dieron la vuelta en la segunda parte el tanto inical de Kodro y Juanmi sentenció el envite (3-1) hasta que Pedro León recortó distancias. Todavía se estrellaría con la madera un conjunto navarro que gana sensaciones pero pierde en lo estadístico. En lo prioritario. Con esta victoria se sitúan quintos los pupilos de Eusebio, a un punto del Atlético y a cinco del Sevilla.

Sporting, Leganés, Valencia y Málaga, todos ellos inmersos -en mayor y menor grado- en la lucha por la permanenecia, sufrieron la tensión de su situación y no lograron añadir un solo punto a su necesitada mochila. Los asturianos, decimoctavos y a cinco puntos de la salvación, fueron sonrojados (2-4) en su estadio por un Alavés repleto de suplentes pero rebosante de confianza ante lo que le llega (la vuelta de as semis coperas ante el Celta). La contratación de Rubí no parece mejorar a Abelardo y los asturianos se conforman con que su horizonte no se alejó por demérito de sus oponentes. Y es que el Valencia alzó la temperatura de su caída con una goleada casera (0-4 frente a un Éibar con aspiraciones continentales y que está a un partido de la Liga Europa) y los malacitanos no pudieron sacar la cabeza ante un Espanyol muy compacto (0-1).

Así pues, Las Palmas y Granada jugarán este lunes pero la segunda fecha de la segunda vuelta no qudará resuelta hasta que el fútbol nacional localiza un hueco para el Deportivo-Betis y el Celta-Real Madrid.

jueves, 2 de febrero de 2017

KOVACIC APUNTA ALTO

La 2016/2017 y de la mano de Zinedine Zidane está siendo la campaña del paulatino despegue de Mateo Kovacic

Antonio Blanca

¿Ha encontrado el Real Madrid a su talismán? Con veintidós años, Mateo Kovacic presenta una destacada progresión, que le ha permitido pasar de afrontar once partidos como titular en la pasada campaña, a sumar dieciséis en la presente. Su entrenador le está convirtiendo en la primera alternativa en la medular cuando faltan Kroos o Modric, y no es de extrañar, ya que con él desde el inicio el conjunto blanco no ha perdido ningún partido. Ante la Real Sociedad se ganó la ovación del Bernabéu, tras firmar un tanto y una asistencia y exhibir su innata conducción de balón, el mayor de sus pecados a día de hoy.

El tropiezo de sus inmediatos perseguidores presentó al Madrid una oportunidad irrechazable para deshacer el entuerto ante el Sevilla que tanto lastre ha ocasionado en los últimos envites. El rival, una Real Sociedad crecida, y el ambiente enrarecido del Bernabéu, dubitativo entre aplaudir o pitar, presentaban ciertas dificultades a la hora de consumar la victoria. El Madrid, sin un exceso brillo, retomó sensaciones con un holgado triunfo (3-0) en el que además de Cristiano Ronaldo, un nombre resonó con fuerza, Kovacic.

El croata fue uno de los pilares indispensables de Zidane para extender la famosa racha hasta los cuarenta partidos tras la lesión de Casemiro. Tras lo vislumbrado el pasado domingo, todo apunta a que también se erigirá como alternativa en la medular ganándole la partida a Asensio, Rodríguez o Isco. Kovacic va camino de ser jugador total, con una proyección enorme en labores de mediocampista, con capacidad para robar y dar una salida fácil al balón, puede ejercer de volante tapón o mediapunta. Zidane tiene un jugador más que versátil.

Empero en lo que más destaca el croata es en su habilidad en la conducción. Sus fulgurantes arrancadas, en las que parece imposible arrebatarle el esférico, propician un Madrid vertical y rápido, con mayor facilidad para montar las contras. Sin embargo a veces parece su única manera de jugar, el solo y la pelota, obviando a sus compañeros. Punto que tendrá que ir mejorando poco a poco.

Ante la Real, por si estos argumentos fueran escasos, mostró que sus cualidades le permiten ser decisivo en el área rival. Lo hizo primero con un tanto de ‘nueve’, con un disparo cruzado ante Rulli, y después con una gran asistencia para que Cristiano Ronaldo anotara su tanto número trece en Liga con una sutil vaselina.

Lo cierto es que pese a no poseer una condición de titular, es todo un talismán para su equipo. El Madrid nunca ha perdido con Kovacic de titular. Desde que el croata aterrizara en Madrid hace temporada y media, ha disputado un total de veintisiete partidos como titular: once la pasada campaña, y dieciséis en la presente, y el Madrid nunca ha perdido. Por medio ha habido partidos frente a Barcelona, Atlético, o incluso Sevilla en la Supercopa de Europa.

Estos datos evidencian la importancia del croata en una zona trascendental para el juego del Madrid. El último día, frente a la Real Sociedad, el Bernabéu reconoció el esfuerzo de su jugador con una sonora ovación. Ha asumido un rol cada vez más importante y con sólo veintidós años, representa el futuro del club. Zidane es consciente y por ello le ha convertido en su futbolista primordial a la hora de sustituir a alguien en mitad de cancha.

EL BARÇA DA PRIMERO

Jordi Grimau

Día grande en el Vicente Calderón. La última semifinal de Copa del Rey del estadio se producía con homenaje a Luis Aragonés, al cumplirse el tercer aniversario de su fallecimiento. Para honrar al mito rojiblanco el Atlético salió a por todas, pero la magia azulgrana apagó de golpe las esperanzas. Dos golazos de Suárez y Messi pusieron en jaque al Atlético, pero Torres revivió a su equipo y el gol de Griezmann dio alas a los suyos. El asedio final no tuvo premio.


El Atlético, como era de esperar, salió a presionar al Barcelona espoleado por su público. Los azulgranas eran el rival perfecto para honrar aquella frase de Luis Aragonés que decía "ganar, ganar y ganar", pero muy pronto los corazones rojiblancos redujeron sus latidos.

La culpa la tuvo un uruguayo al que le sobra corazón y entrega. El Barça robó la pelota en medio campo y el cuero llegó a los pies del número 9.

Suárez dejó atrás a Godín con un simple pero elegante recorte y se preparó para tirar un autopase a Savic que le dejó solo ante Moyá. El preludio de obra de arte se finiquitó con un toque sutil con el exterior que hizo a la pelota entrar llorando por el lado izquierdo del guardameta local. Un gol de autor, sin duda.

Pasaban 6 minutos de juego y al Atlético ya le tocó hacer un acto de fe para no dejar de creer. Los de Simeone se repusieron y embotellaron al Barça en su campo.

Godín remató alto y las subidas de Juanfran y Filipe Luis por la banda se hicieron habituales, pero sus centros no llevan la mordiente necesaria para empatar el partido.

Es más, el Barcelona estaba muy a gusto con la situación. Que se lo digan sino a Neymar, que vio cómo Moyá le detuvo un contragolpe, y después no atinó a rematar una pared con Suárez dentro del área.

Iban 30 minutos de juego y todavía no se había mencionado a Messi. El tercero de la 'MSN' no había entrado casi en juego, pero es que lo bueno se hace esperar. La primera que tocó la puso en la escuadra.

Recogió el balón más allá de la medialuna del área y se sacó un zapatazo de la chistera que dio en el poste y superó a Moyá. Un golpe de autoridad en la eliminatoria que ponía en jaque al Atlético.

Aún así, el Calderón volvió a levantar a su equipo y los rojiblancos, con más garra que juego, apretaron por medio de un tiro peligroso de Koke. La cara de Simeone al descanso lo decía todo. Su plan había saltado por los aires.

Pero no, no dejaron de creer. Simeone lo vio claro. Había que poner corazón en el campo y Fernando Torres entró en lugar de Vrsaljko.

La película cambió por completo con el 'niño' en el terreno de juego. La intensidad del Atlético de las grandes ocasiones volvió a aparecer y Gabi fue el primero en gozar de una gran oportunidad gracias la delantero. Torres robó la pelota en el área y Gabi falló clamorosamente en la zona de castigo

El que no falló fue Griezmann. En una acción a balón parado, punto fuerte del Atleti antaño, Godín asistió al área pequeña y allí Griezmann superó a Mascherano por arriba. 1-2. La remontada era posible y el Cholo arengaba a todo el estadio.

En tres minutos el Atlético estuvo a punto de dar un vuelco a la eliminatoria. En la acción siguiente al gol, un centro lateral terminó con un remate de Griezmann solo en los dominios de Cillessen, que el francés envió al muñeco inexplicablemente.

Ahora sí el Atlético asediaba con peligro. Griezmann lo volvió a intentar esta vez desde fuera del área e incluso Carrasco, el menos influyente (fue cambiado por Gameiro instantes después), se atrevió con una chilena que pasó cerca del larguero.

El problema es que enfrente estaba un gigante dormido. Leo Messi, desaparecido como en la primera mitad, envió el balón al travesaño en una falta y después regalo el tanto a Neymar pero el brasileño no estuvo fino.

Quedaban 10 minutos. En un arreón rojiblanco primero Gameiro tuvo el gol en sus botas de chilena y después Torres se unió a los remates complicados rozando el poste con un golpeo de espuela.

El asedio local continuó hasta el punto que es difícil explicar cómo no consiguieron el empate. Griezmann rozando el poste, Gameiro fuera, Filipe desde la frontal... Faltó pólvora para lograr la gesta.


El Atlético nunca dejó de creer pero no fue suficiente. El Barça, con pie y medio en la final tras el 1-2.