Jordi Grimau
Día grande en el Vicente Calderón. La última semifinal de
Copa del Rey del estadio se producía con homenaje a Luis Aragonés, al cumplirse
el tercer aniversario de su fallecimiento. Para honrar al mito rojiblanco el
Atlético salió a por todas, pero la magia azulgrana apagó de golpe las
esperanzas. Dos golazos de Suárez y Messi pusieron en jaque al Atlético, pero
Torres revivió a su equipo y el gol de Griezmann dio alas a los suyos. El
asedio final no tuvo premio.
El Atlético, como era de esperar, salió a presionar al
Barcelona espoleado por su público. Los azulgranas eran el rival perfecto para
honrar aquella frase de Luis Aragonés que decía "ganar, ganar y
ganar", pero muy pronto los corazones rojiblancos redujeron sus latidos.
La culpa la tuvo un uruguayo al que le sobra corazón y
entrega. El Barça robó la pelota en medio campo y el cuero llegó a los pies del
número 9.
Suárez dejó atrás a Godín con un simple pero elegante
recorte y se preparó para tirar un autopase a Savic que le dejó solo ante Moyá.
El preludio de obra de arte se finiquitó con un toque sutil con el exterior que
hizo a la pelota entrar llorando por el lado izquierdo del guardameta local. Un
gol de autor, sin duda.
Pasaban 6 minutos de juego y al Atlético ya le tocó hacer un
acto de fe para no dejar de creer. Los de Simeone se repusieron y embotellaron
al Barça en su campo.
Godín remató alto y las subidas de Juanfran y Filipe Luis
por la banda se hicieron habituales, pero sus centros no llevan la mordiente
necesaria para empatar el partido.
Es más, el Barcelona estaba muy a gusto con la situación.
Que se lo digan sino a Neymar, que vio cómo Moyá le detuvo un contragolpe, y
después no atinó a rematar una pared con Suárez dentro del área.
Iban 30 minutos de juego y todavía no se había mencionado a
Messi. El tercero de la 'MSN' no había entrado casi en juego, pero es que lo
bueno se hace esperar. La primera que tocó la puso en la escuadra.
Recogió el balón más allá de la medialuna del área y se sacó
un zapatazo de la chistera que dio en el poste y superó a Moyá. Un golpe de
autoridad en la eliminatoria que ponía en jaque al Atlético.
Aún así, el Calderón volvió a levantar a su equipo y los
rojiblancos, con más garra que juego, apretaron por medio de un tiro peligroso
de Koke. La cara de Simeone al descanso lo decía todo. Su plan había saltado
por los aires.
Pero no, no dejaron de creer. Simeone lo vio claro. Había
que poner corazón en el campo y Fernando Torres entró en lugar de Vrsaljko.
La película cambió por completo con el 'niño' en el terreno
de juego. La intensidad del Atlético de las grandes ocasiones volvió a aparecer
y Gabi fue el primero en gozar de una gran oportunidad gracias la delantero.
Torres robó la pelota en el área y Gabi falló clamorosamente en la zona de
castigo
El que no falló fue Griezmann. En una acción a balón parado,
punto fuerte del Atleti antaño, Godín asistió al área pequeña y allí Griezmann
superó a Mascherano por arriba. 1-2. La remontada era posible y el Cholo
arengaba a todo el estadio.
En tres minutos el Atlético estuvo a punto de dar un vuelco
a la eliminatoria. En la acción siguiente al gol, un centro lateral terminó con
un remate de Griezmann solo en los dominios de Cillessen, que el francés envió
al muñeco inexplicablemente.
Ahora sí el Atlético asediaba con peligro. Griezmann lo
volvió a intentar esta vez desde fuera del área e incluso Carrasco, el menos
influyente (fue cambiado por Gameiro instantes después), se atrevió con una
chilena que pasó cerca del larguero.
El problema es que enfrente estaba un gigante dormido. Leo
Messi, desaparecido como en la primera mitad, envió el balón al travesaño en
una falta y después regalo el tanto a Neymar pero el brasileño no estuvo fino.
Quedaban 10 minutos. En un arreón rojiblanco primero Gameiro
tuvo el gol en sus botas de chilena y después Torres se unió a los remates
complicados rozando el poste con un golpeo de espuela.
El asedio local continuó hasta el punto que es difícil explicar
cómo no consiguieron el empate. Griezmann rozando el poste, Gameiro fuera,
Filipe desde la frontal... Faltó pólvora para lograr la gesta.
El Atlético nunca dejó de creer pero no fue suficiente. El
Barça, con pie y medio en la final tras el 1-2.