Jordi Grimau
Neymar puede haber jugado sus últimos minutos como jugador
del FC Barcelona… o no. Porque a estas alturas, domingo 30 de julio, ha hablado
todo quisqui menos el jugador, que es el que tiene la última palabra sobre su
futuro. El tridente, la célebre MSN, se puede quedar sin la ’N’ si se confirma
lo que ya parece estar no encaminado, sino atado: su fichaje con el PSG. En la
victoria en el Clásico disputado en Miami (3-2), el brasileño disputó 62’
minutos con Messi y Luis Suárez y fue sustituido en el 74’ por Arda Turan.
Como el fútbol parece estar escrito a veces por un guionista
académico, los últimos minutos de la MSN pueden haber sido frente al Real
Madrid, precisamente el rival con el que los tres jugaron juntos la primera vez
un 25 de octubre del 2014. Luis Suárez tuvo que esperar hasta entonces para
poder debutar después de la sanción de la FIFA por su mordisco a Chiellini en
el Mundial de Brasil y fue en el Bernabéu donde los tres delanteros por fin
coincidieron sobre el terreno de juego en un partido que el Barça perdió por
3-1. El de anoche es más que posible que haya sido el adiós de un trío de jugadores
que ha marcado nada menos que 363 goles en todas las competiciones. Todo está
escrito en condicional: podría, puede ser, es posible, quizás… Pero es que
Neymar tiene la última palabra y sigue sin decir ni pío.
Es el único que no ha abierto la boca. Lo hizo primero el
vicepresidente del Barça, Jordi Mestre, nada más saltar la noticia para decir
que se quedaría “al 200%” sin saber si lo que aseguraba estaba tan seguro como
él decía, todo tajante. Ha hablado Piqué, primero en Twitter diciendo que se
quedaba, después en rueda de prensa reculando para asegurar que expresaba un
deseo y que “Neymar es un niño y tiene dudas” y este sábado en una entrevista
en 'ESPN' para terminar concluyendo que “Neymar tiene que decidir si quiere
títulos o dinero”.
Ha hablado Josep María Bartomeu. Primero en Nueva York para
destacar la obviedad de que Neymar tenía contrato —renovó el pasado mes de
octubre— y después en Miami cuando por fin se dio cuenta de que la bola de
nieve va cuesta abajo y a toda velocidad para dejar al futbolista a los pies de
los caballos: “Si Neymar quiere irse que pague hasta la última peseta de la
cláusula y se vaya”.