jueves, 1 de octubre de 2009

SOLO CRISTIANO

Fue el único jugador del Real Madrid que brilló en la noche europea en el Bernabéu, el Atlético se estrelló estrepitosamente en Portugal


Antonio Blanca


El sólo, CR9 destrozó al Olympique de Marsella, 120 segundos, 2 minutos, un gol y un penalti provocado, luego con el tobillo destrozado anotó el tercero, para tributarle a su progenitora, a su madre, los dos goles que anotó y que ésta vibrara en el palco henchida de orgullo. Al mismo tiempo, en el Oeste de la Península, el otro equipo de la capital de España, Madrid (más 2016 que nunca), el Atlético caía en Oporto, 2-0 en una noche aciaga para los de Abel. El míster de Albacete puede haber dirigido el penúltimo o antepenúltimo partido a los rojiblancos. Él dice verse capacitado para que el buque salga a flote, yo creo que ha sus conocimientos no le alcanzan para domeñan tan complicado timón.

Ronaldo brilla, diferencia fundamental con su entrenador, Manuel Pellegrini que no encuentra el sistema y comienza a ser preocupante, a pesar de llevar números récord en el inicio de campaña. Ha tenido cinco partidos de liga y dos de Liga de Campeones para ir dando con la tecla. El Real Madrid carbura en resultados pero no en juego de equipo. Define los partidos por genialidades de sus estrellas. Por individualidades o la asociación en un corto espacio de dos o tres futbolistas a lo sumo, pero el bloque no genera el fútbol esperado.

Las rotaciones ocultan en ocasiones duras decisiones. Ante el Olympique, un año después, le tocó al capitán Raúl ser suplente. Pero esos cambios, sin sentido que realiza Pellegrini, partido sí, partido también, denotan que el chileno no tiene definida en su cabeza la forma de jugar del equipo, y ya va un mes de competición oficial, más dos de pretemporada.

Lo que Pellegrini desea mantener inamovible es el doble pivote, aunque Gago chirría junto a Xabi Alonso, que solo se bastaría para dar equilibrio y lanzar el juego. Guti inventa donde hay hueco y los tres de arriba (hoy Kaká, Cristiano Ronaldo y Benzema), tienen libertad de movimientos. Las bandas están huérfanas. Y tienen tal libertad de forma obligatoria (mala planificación, anoche con la caída a banda del delantero centro francés, el Real perdió su referencia en ataque) porque el Madrid no genera fútbol, no encuentran balones en condiciones óptimas para crear peligro y tienen que acudir a su calidad, la individualidades blancas priman a día de hoy sobre el colectivo.

En este juego a impulsos que marca el inicio de temporada del Real Madrid, a la velocidad de Cristiano, el balón no fue de dominio local y el Olympique asomó más por el área de Iker Casillas en el primer acto.

Sin la fuente que genera fútbol activada, con Gago perdiendo balones y creando ocasiones del rival, el Real Madrid quedó en función de la visión de Guti, o las acciones individuales de Kaká y Cristiano. Tardó 24 minutos en tirar a puerta, en una doble ocasión de Kaká, pero antes ya había tenido que intervenir Casillas, en su partido más exigente, especialmente brillante ante Niang, cuando tras un regalo de Gago, se plantó solo ante Iker, que salvó con la mano derecha.

El Real Madrid tenía más “estilo Pellegrini” en pretemporada. Cristiano, cansado de esperar, se creó sus ocasiones. Ante lo complicado de llegar al área, inventó dos disparos desde 35 metros que sacó con apuros Mandanda, de puños. No estaba Raúl para rebañar. En ese impulso el Real Madrid pudo encontrar el gol. Un centro milimétrico de Sergio Ramos lo sacó con los pies el portero internacional francés, y la mejor jugada de equipo inventada por Guti acabó en una chilena muy mal definida por Benzema.

Pintaba igual de soporífera la segunda parte, con el Real Madrid atascado y la música de viento iniciándose en la afición, cuando en dos minutos todo quedó sentenciado. Pepe lanzó un pase que cruzó el campo hasta llegar a Cristiano, paciente en el mano a mano para superar por bajo a Mandanda. En un arranque de rabia del portugués, desequilibró partiendo de la banda izquierda, adentrándose en el área donde Heinze, que también regresaba a la que fue su casa, no le cazó por milímetros, pero sí Diawara, que se marchó antes de tiempo a la ducha, expulsado justamente, Kaká no perdonó el penalti.

La acción lesionó al portugués en el tobillo izquierdo, pero antes de irse volvió a marcar en la mejor jugada de la noche. Guti encontró el desmarque de Benzema, que en dos metros se asoció con Kaká en pared, para regalar el gol a CR9. En un abrir y cerrar de ojos todo estaba sentenciado y el Olympique jugaba en inferioridad numérica. Niang no paró de luchar e Iker de parar sus disparos. Pellegrini dio descanso a Ramos, pensando en Sevilla, y terminó acudiendo a los dos delanteros señalados por sus suplencias, Gonzalo Higuaín y Raúl.

Salió ansioso de demostrar y marcar el “Pipita”. Le condujo a perdonar tres claras ocasiones para cerrar una noche en la que el Real Madrid se quedó líder en solitario del Grupo C, tras el pinchazo del Milán ante el Zúrich, y en la que Cristiano cambió el rumbo en el camino madridista de corregir errores del pasado en la fase de grupos para el fatídico cruce de octavos.

En Oporto, el Atlético de Madrid, empezó a escribir la “crónica de una muerte anunciada”, firma Abel Resino.