sábado, 24 de julio de 2010

EL ETERNO DILEMA

José Antonio Montoya

La batalla entre los clubes y las selecciones nacionales por controlar a los futbolistas es una de las luchas más complicadas de las últimas décadas en el mundo del fútbol. Los equipos tratan de blindar a sus internacionales para evitar lesiones en partidos amistosos que repercutan a su rendimiento. Los combinados nacionales defienden el derecho de utilizar a un jugador para disputar encuentros de cualquier índole. La guerra de poder se endureció el pasado año con las continuas protestas del Fútbol Club Barcelona, que consiguió apartar de la convocatoria de Del Bosque a jugadores de su plantilla en varias ocasiones y forzó a Xavi (pieza clave en el triunfo mundialista). Para que jugara el final de Liga con los catalanes, aún sabiendo que sufría un lesión de pequeña consideración.

La absoluta unidad que construyó la selección española a medida que avanzaban los partidos del Mundial sudafricano disipó las desavenencias entre la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y los clubes de la Liga BBVA. Con la histórica victoria parecía gobernar un sentimiento de hermandad entre instituciones. Nada más lejos de la realidad. La bomba que abrió las hostilidades de nuevo fue el amistoso que jugará España en México el próximo 11 de agosto.

Ángel María Villar, presidente de la RFEF, concretó la disputa del encuentro con motivo del bicentenario de la independencia mexicana. La fecha quedó fijada con varios meses de antelación a la disputa del torneo en Sudáfrica. A cambio de un millón de euros, Del Bosque y compañía jugarán en el mítico estadio Azteca. Sin embargo, el éxito español en la cita mundialista ha provocado dos consecuencias directas: la Federación cobrará dos millones por disputar el encuentro y los clubes reclaman que sus internacionales no tendrán vacaciones si van a jugar el amistoso.

Los más críticos con el partido atacan al presidente de la Federación argumentando que cerró un compromiso desconfiando de las posibilidades de la selección en el campeonato africano. Explican que Villar previó una eliminación anticipada de los españoles y por ello firmó la temprana fecha. Pero los responsables de la RFEF explican que el 11 de agosto es una fecha FIFA reservada para los encuentros entre selecciones, es decir, que “no había más días disponibles”. Además aclaran que al ser una fecha señalada por el máximo organismo gestor del balompié mundial, los clubes deben acatar la convocatoria del seleccionador.

Pero a la escasez de preparación de los internacionales que acudan al amistoso, ya que muchos de ellos se incorporarán a la pretemporada el 9 de agosto, dos días antes México-España, se ha añadido la presión directa de Barcelona y Sevilla, que cuentan con jugadores que participaron en el Mundial y que han de jugar al Supercopa española. La fecha impuesta por la Federación para disputar la ida del torneo es el 14 de agosto, tres días después del enfrentamiento nacional. Los catalanes ya han enviado una petición formal a la Federación tratando de evitar la convocatoria de sus internacionales. El Real Madrid ha respondido a toda esta batalla con una posición de igualdad con respecto a los campeones de Liga: si los del Barcelona no van, los de Mourinho tampoco.

La lógica reacción mexicana no se ha hecho esperar. La posibilidad de ser el primer equipo que se enfrente a la mejor selección del mundo ha ilusionado a todo un país, que ha visto como una decepción la prematura eliminación sudafricana y se ha despedido de Javier Aguirre, su seleccionador, en menos de un mes. Sin embargo el revuelo ha traspasado nuestras fronteras y los medios mexicanos ya tildan de “estafa” el contrato con el combinado español si no van los mejores. En realidad, el acuerdo entre las federaciones española y mexicana estipulaba que deberán acudir al estadio Azteca por lo menos el 60% de los campeones del mundo. Entre los dos grandes de la Liga suman 13 jugadores en el cuadro de Del Bosque y el porcentaje obligado por contrato se traduce en 14 jugadores de 23. Las cuentas no cuadran. Por si acaso, Ángel María Villar se ha apresurado a aclarar que “Ante México irán todos los internacionales”.

La poca flexibilidad en el calendario futbolístico internacional ha provocado esta situación que genera una guerra de bandos. Los campeones del mundo se reintegrarán a las disciplinas de sus respectivos equipos de manera escalonada pero rondando los días previos a la disputa del amistoso. Xavi, jugador del Barcelona y cerebro de la selección campeona del mundo ha explicado que “lo lógico sería no ir ya que no vamos a estar rodados”, aludiendo al riesgo de lesiones que entraña la disputa de este encuentro sin una preparación previa. Este es el quebradero de cabeza más intenso que atormenta a las direcciones deportivas de equipos españoles más ilustres.

El mes de vacaciones estipulado por convenio provoca que los internacionales que acudan a la disputa del partido en México, comparezcan si la adecuada preparación previa. Al volver el último día del Mundial de Sudáfrica, la organización de fechas resultó caótica. La paz que generó el triunfo glorioso en el primer campeonato intercontinental africano no ha durado lo previsto. La vuelta de vacaciones se antoja complicada con este sobresalto inesperado. La guerra entre la RFEF y los gigantes de nuestro balompié se antoja más dura que nunca. Las selecciones grandes y pequeñas pelean por poder disputar un encuentro con la mejor combinación de futbolistas del mundo. El amistoso del 11 de agosto podrías ser solo un anticipo de lo que está por venir. Las convocatorias de Vicente del Bosque en citas como contra Argentina en Buenos Aires el 7 de septiembre, traerán cola y encenderán la mecha en las direcciones deportivas de nuestros clubes. El tiempo se convertirá en el valor más preciado del fútbol mundial.