El jeque qatarí Abdullah Bin-Nasser Al-Thani ha escrito su nombre en la historia del deporte español al comprar el mayor paquete accionarial del Málaga Club de Fútbol, que le otorga el control del destino de la institución malacitana en lo deportivo y en lo financiero. La relevancia de este paso radica en la apertura del mercado del balompié patrio a las grandes fortunas extranjeras, ya sean procedentes de Norteamérica, Oriente o de la Europa ex soviética. La importancia de esta compra para los seguidores del equipo andaluz quedará determinada por la continuidad del proyecto y los resultados deportivos, aunque en la actualidad la ilusión generada por la inyección económica llegada de Arabia se mezcla con la desazón que provoca la desconexión absoluta de los nuevos mandatarios con la masa social del club.
Desde que se oficializara la compra a finales de junio se ha construido un mar de rumorología que ha creado una gran inseguridad a los componentes de la plantilla malagueña. El primer paso adoptado por la nueva directiva -que recibe el consejo del ex presidente Fernando Sanz- ha sido destituir al técnico que salvó al equipo en la temporada pasada, Muñiz, y contratar al exitoso portugués Jesualdo Ferreira (ganó tres ligas en el Oporto) para que ensamble el aluvión de fichajes prometidos. El primero, y único hasta el momento, ha sido el también luso Eliseu procedente del Lazio que jugó en el Zaragoza el año pasado. En la recámara aguarda Dani Güiza, que quiere zanjar su aventura turca con las mayor urgencia tras perderse del Mundial de Sudáfrica.
Sin embargo, y esta es la parte que más preocupa a la afición malagueña, el jeque qatarí no solo se ha pronunciado en relación al apartado deportivo de su apuesta. Al-Thani -que posee acciones en Al Jazeera, hoteles, agencias de viajes o la venta exclusiva en su país de automóviles Mazda y Hyundai- explicó antes de tomar posesión del club español que estaba “orgulloso de formar parte de este club por su ubicación en Málaga, Andalucía y España”. Además ha anunciado que realizará una “importante inversión para un proyecto relacionado con el sector turístico y de servicios” en la vecina Marbella. Pero la imagen de absoluto desconocedor del deporte del club que acaba de comprar se rompe al escucharle decir que “desde hace unas semanas estamos planificando la próxima temporada en la que el objetivo será consolidar al club en Primera.
La inseguridad que se filtra desde las gradas hasta el vestuario malacitano es relativamente comprensible valorando los casos que se han experimentado en la Premier League, la meca de los flirteos entre petrodólares y fútbol. El pionero fue Roman Abramovich y su desembarco en el Chelsea. Su espectacular apuesta por guiar al club pijo de Londres hacia la gloria le llevó a gastar más de 166 millones de euros en fichajes y a verse obligado a contratar a un “controler” llamado Peter Kenyon para cuadrar las cuentas. Los resultado hablan por sí mismos: tres Premier Leagues desde 2003 y la única final de Champions League en la historia de los “blues”. En la actualidad, el equipo está en la élite deportiva pero las deudas han crecido hasta los 850 millones de euros, convirtiéndose en uno de las instituciones más perseguidas por la UEFA y su amenaza de vetar a los clubes con deudas a partir de la temporada 2013-14.El lustre del proyecto deportivo de Abramovich no es compartido por otras potentes apuestas de la Premier League. El caso más sangrante es el del Portsmouth. El club descendió de categoría por las insostenibles deudas que lo atenazaban (hasta 130 millones de euros). La institución inglesa pasó por las manos de cinco magnates esta temporada -entre los que destacan el nepalí Balram Chainrai y el saudí Al-Fahim-, se vio obligada a desprenderse de jugadores como Peter Crouch, Glen Johnson y Darren Bent y se vio como su sueño de gloria se convirtió en la oscura bancarrota. “The Blue Army” atraviesa la crisis más grave de su historia debido a la excesiva ligereza con la que se entregaban a los petrodólares.
Actualmente existe un paradigma de la filosofía Abramovich, que pretende romper el mercado y alcanzar la gloria de inmediato: Manchester City. Las mareantes cifras que se manejaron en 2008 tras la compra del club por el propietario de la mayor empresa de Abu Dhabi, Mansour Bin Zayed Al Nahyan. Después de invertir una millonada espectacular en contratar a jugadores como Carlos Tévez, Manuel Adebayor o Robinho, las finanzas de la institución inglesa reflejaron unas pérdidas anuales de 101,8 millones de euros. Aún así, y aunque los resultados deportivos todavía no llegan al vecino pobre del United, la empresa Abu Dhabi United Group ha firmado un acuerdo de 800 millones de euros para producir películas de Hollywood.
Los casos más terribles provocados por este tipo de prácticas se encuentran fuera de Inglaterra. El más famosos a nivel mundial fue el acontecido en Brasil con el histórico Corinthians. El club carioca cedió en 2004 el control de la institución al fondo de inversiones Media Sport Investiments, controlado por un magnate ruso y representado en el país sudamericano por el iraní Kia Joorabchian. Con la llegada de jugadores como Mascherano, Tévez y Nilmar, el equipo ganó la liga de 2005. Sin embargo las sospechas de lavado de dinero en la relación del fondo inversor y el club terminó por cerrar el flujo financiero. El fatal resultado fue una deuda de más de 50 millones de dólares y el descenso del Corinthians en el año 2008.
Más dramático si cabe fue el caso del humilde Gretna FC escocés. El humilde club competía hasta 2002 en las divisiones semi profesionales del balompié escocés. Sin embargo la llegada del empresario Brooks Mileson dio un nuevo brio a la institución que paso de la Third División a la Premier en tan solo seis años. Con una final de Copa disputada como hito máximo, el Gretna no ha podido afrontar las deudas contraídas por la disparatada gestión del presidente y ha desaparecido del universo futbolístico. El sueño de gloria se impuso a la lógica del trabajo de 64 años de existencia.
El tiempo definirá el éxito de la apuesta qatarí del Málaga que arranca en el próximo mes de agosto. Con la presencia de otros magnates orientales sobrevolando el futuro de clubes como el Betis, Granada y Mallorca, las puertas del mercado español se han abierto para las grandes fortunas que bailan sobre la línea que separa la seriedad deportiva con el interés financiero de sus empresas. La polémica está servida ya que los precedentes no son demasiado propicios aunque la posibilidad de que el club malacitano juegue la Champions League en los próximos años no es descabellada y esto convence a cualquiera.