¡Qué viva España! 0-1 en las semifinales ante Alemania y la selección de Del Bosque disputará el domingo la primera final en la historia de nuestro fútbol
Antonio Blanca
El partido de todos los tiempos. Ese fue el que anoche en Durban (Sudáfrica) presenciaron estos ojos que ahora medio llorosos escriben. Con las emociones a flor de piel, la pulsión del fútbol supera definitivamente la razón. El corazón más rojo y gualda que nunca de una piel de toro que anoche a un grito de orgullo, ¡España!, se lanzó a la calle a sofocar el calor y a gritar de éxtasis. El domingo llegará el gran día de nuestras vidas, el partido con todas las letras. Desde los más mayores hasta los más jóvenes, disfrutaremos de la sensación de vivir, ya era hora, la final de un Mundial de fútbol, el deporte por antonomasia de esta bendita tierra, y que tanto hemos ansiado.
El orgullo patrio. España está de moda, fuera tópicos rancios de mostrar bandera. Ser español es un auténtico orgullo, una suerte, y con los chicos del fútbol, con esta maravillosa generación de jugadores que están honrando tantos sin sabores anteriores, se están superando los temores a decir a boca llena España y ser feliz por ser español, por lucir nuestra bandera. Es curioso, pero la selección está “españolizando” España.
Ahora todos españoleamos. Olé. Me gusta el cántico de “España entera se va de borrachera”. Ayer nos fuimos, pero el domingo ante Holanda, podremos irnos otra vez. Será complicadísimo. No es una broma ni una banda la selección de los Países Bajos, que lleva catorce victorias consecutivas. Las dos últimas con una componenda de fortuna ruborizante, ante Brasil y Uruguay, pero hay están, en la gran final del día 11. No hay dos sin tres. Los del país tulipán han perdido dos finales, la de 1974 y 1978, espero que también la de 2010.
Nos ha costado mucho llegar hasta aquí. Ayer dieron nuestros futbolistas un baño futbolístico a Alemania, que hasta anoche había jugado de manera bella al fútbol. Desde Casillas hasta Villa (sacrificó su posición de delantero centro por dejarse el alma en el medio, en la presión), con un colosal Puyol, vaya salto para llevarnos a la final, junto a Piqué, la pareja Alonso-Busquets (ahora todos le dan la razón a don Vicente), Pedro que ayer hizo el partido de su vida, Xavi que ve el fútbol como nadie y Andrés Iniesta, para mí balón de oro ya, luego se lo darán o no, para mí ya lo es. Como juega Iniesta nadie lo hace en la actualidad en el panorama mundial, ni Messi, ni Ronaldo, ni Ozil, ni Kaká… Un chaval humilde de Fuente Albilla (Albacete) es nuestro símbolo, un duende, un genio. Y como no, Vicente del Bosque, que en lugar de pasar ahora factura, revancha a todos aquellos que se lanzaron a su yugular durante todo este Mundial, ha estado conciliador, pausado, amistoso, como es él, y hay que reconocerle su mérito, no en vano nos ha llevado a vivir el sueño más bonito de este deporte, poder disputar la final de un Mundial.
Será el domingo. No lo quiero imaginar, porque hay que jugar el partido y ganar, sufriendo como nunca. Pero si España juega como ayer, uno de los mejores partidos que yo he visto en mi vida, los Países Bajos lo tendrán muy difícil. Por los jugadores, por Del Bosque, por el grupo entero de la selección, por toda España, esas ilusiones puestas en irnos de fiesta colectiva, el fútbol es justo y nos premiará. El domingo jugamos todos el partido de nuestras vidas.